Episodio 18. ¿Talento o trabajo? la verdad sobre las 10000 horas
(Autor: Héctor García Rodicio https://www.instagram.com/correrporsenderos/ )
¿Qué hace falta para llegar
a lo más alto? ¿Qué ingrediente secreto es necesario para alcanzar la cumbre
misma de tu deporte, lograr lo que nadie antes logró, romper los límites,
marcar un hito, atraer todos los focos, copar todas las portadas, hacer historia?
¿Qué hay detrás del 1:59 de Kipchoge? ¿Es talento o es trabajo? ¿Es talento o
es trabajo lo que hay detrás del récord de ascenso y descenso al Cervino que
Bruno Brunod, albañil de profesión y corredor por afición, ostentó durante 25
años? ¿Y detrás del aún vigente de Kilian Jornet en esa misma ruta? ¿Es talento
o es trabajo lo que explica las recientes marcas extraterrestres de Kilian en
Zegama, Hard Rock o UTMB, todas en una misma temporada? ¿Y qué decir de las 2h
22 en su segunda maratón de asfalto de Nienke Brinkman, jugadora de hockey
hierba hasta 2020 y estudiante de doctorado en geofísica, o su récord femenino
y top 10 en la clasificación absoluta de la Zermatt Marathon, una carrera que
salva 2000m positivos y alcanza los 3000 snm y que Nienke conoció de casualidad
porque unos amigos se la recomendaron? Talento o trabajo, that is the question.
Una respuesta
tentativa viene de una idea ya muy arraigada en la cultura popular, la regla de
las 10000 horas. Según esta atractiva propuesta, la clave de la excelencia no
sería el talento sino el trabajo; trabajo de hormiguita acumulado durante años
hasta sumar el número mágico de las 10000 horas. Pero, ¿de dónde viene esa
idea? Y, más importante, ¿qué fundamento tiene? Y, más importante aún, ¿es
cierta o no la idea de que el trabajo duro es la única condición necesaria para
alcanzar la calidad suprema, que entonces estaría sólo reservada al puñado de
mortales capaces de acumular esas incontables horas de práctica, pero, eso sí,
no dependería de la caprichosa genética?
En el episodio de hoy
veremos (1) el origen de la regla de las 10000 horas, (2) la validez de dicho
principio, atendiendo a la evidencia científica más actual, y (3) aplicaremos
lo aprendido a un caso ejemplo en el mundo del trail running: Nienke Brinkman.
Concluiremos tratando de ofrecer una respuesta definitiva a la tan manida
cuestión. Aunque me temo que el debate no quedará zanjado y seguirá siempre vivo,
porque ¡mira que nos gusta darle a la sin hueso! Y eso precisamente voy a hacer
yo durante los próximos 20', para que tu rodaje sea más entretenido y tu
curiosidad, satisfecha.
Sin más dilación,
vamos al turrón.
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¿DE DÓNDE VIENE LA
REGLA DE LAS 10MIL HORAS?
Fascinado por la
performance, la ejecución excelente en las artes, las ciencias y los deportes,
Anders Ericsson se hizo también la pregunta del millón: talento o trabajo. Pero
él se propuso resolverla de la manera más objetiva posible: a través de la
ciencia. De su estudio de 1993 con violinistas profesionales, que analizaremos
en un momento, nació la regla de las 10000 horas: acumular práctica en tu
disciplina por valor de 10000 horas, con independencia de tu mayor o menor
dotación natural, sería la clave para alcanzar la élite entre la élite, el
elemento diferencial que distinguiría el alto rendimiento de la genialidad.
Trabajo, 1; talento, 0.
El ensayo de 2008,
Outliers, de Malcolm Gladwell, supondría la confirmación y la popularización
del concepto de las 10000 horas. Tras un estudio profundo de las biografías de
personalidades destacadas, como Bill Gates, creador de Microsoft, los Beatles,
autores de la discografía de rock más vendida e influyente, o Robert
Oppenheimer, físico padre de la bomba atómica, Gladwell llegó a la misma
conclusión que Ericsson. La experiencia que Gates acumuló en sus años de
instituto, programando por las noches, infiltrado secretamente en el edificio
de IBM, la que acumularon los Beatles tocando hasta 1200 veces en bares de
Hamburgo, en la primera mitad de los '60, o la formación exquisita que recibió
Oppenheimer en las mejores escuelas, gracias a haber nacido en el seno de una
familia muy bien posicionada, equivaldrían a esas aparentemente mágicas 10000
horas de práctica. Trabajo, 2; talento, 0.
No obstante, os adelanto ya que Brooke McNamara replicó en
2018 el estudio original de los violinistas de Ericsson punto por punto,
encontrando un resultado bien diferente que enseguida analizaremos… Aparte, una
lectura detenida del texto de Gladwell permite entrever que, si bien atribuye
un papel fundamental a las horas de práctica, no niega la contribución del otro
factor en liza: el talento. Para Gladwell, ambas condiciones son necesarias.
Eso explica, por ejemplo, que Oppenheimer llegase a ser un físico teórico de
enorme influencia: tuvo una extensa y excelsa educación, sí, pero también un
cociente intelectual de 130, y ambas circunstancias son las que lo llevaron a
dirigir el mítico proyecto Manhattan; y explica también que un granjero de
Missouri, dotado con un CI de 195, acabase como humilde criador de caballos y
no como científico de renombre, cómo habría sido lo lógico, por falta de
oportunidades de estudiar en buenas escuelas y desarrollar su potencial. En
fin, para alcanzar las estrellas harían falta talento y práctica.
Pero antes de sacar una conclusión, no vayamos a
precipitarnos, demos un paso atrás y analicemos detalladamente el estudio
original de Ericsson y la réplica reciente de McNamara. Veamos, ¿de dónde
salieron las dichosas 10000 horas y qué validez tienen?
EL ESTUDIO DE LOS VIOLINISTAS
El estudio original de Ericsson y colegas de 1993 consistió
en lo siguiente. Los investigadores localizaron un conservatorio de reconocido
prestigio. En él estudiaban los violinistas más brillantes, puesto que las
pruebas de acceso eran súper selectivas. Dentro de ese grupo de violinistas
élite, los investigadores pudieron identificar tres sub-grupos, según sus
calificaciones en la prueba de acceso, sus participaciones en concursos e
informes de sus profesores: los violinistas top, los buenos y los menos buenos.
A todos les pidieron dos cosas: (1) que llevaran un registro de las horas que
practicaban al día y (2) que estimaran los regímenes de práctica semanal que
habían mantenido durante los años de formación previos al ingreso en el
conservatorio. El resultado fue que había una relación directa entre las horas
de práctica acumulada y el nivel de ejecución de los violinistas: los top
ensayaban más que los buenos y éstos, más que los menos buenos. La relación
horas y nivel era sistemática. La conclusión fue, entonces, que para estar en
la élite de la élite la única condición necesaria es el trabajo; el talento,
por tanto, es irrelevante. Por otro lado, a partir de esos diarios de ensayo de
los músicos, se pudo calcular que los violinistas top habían necesitado exactamente
10000 horas para llegar a ese nivel de ejecución extraordinario.
¿ES VÁLIDA LA CONCLUSIÓN DE ERICSSON?
Bueno, pues está bien claro, ¿no? Más horas, más nivel.
Punto pelota. Nadie regala nada, de poco sirve nacer con estrella si no curras
como una bestia… No tan deprisa. En 2019 McNamara y colegas replicaron el
estudio de Ericsson, corrigiendo algunos defectos metodológicos del original.
¿Resultado? Las horas de práctica sí fueron determinantes para los mediocres:
los violinistas buenos ensayaban más que los menos buenos; pero se vio que los
top no sólo no metían más horas que los buenos, es que ¡ensayaban mucho menos!
La conclusión, a mi modo de ver, es clara y cristalina: sin talento, trabajar
duro te puede llevar a un buen nivel, pero el talento es insustituible. El
trabajo es condición necesaria, sí, pero (nos guste o no) ni por asomo
suficiente: la cumbre está reservada sólo a quienes vienen dotados “de
fábrica”.
Y es que las gráficas del estudio de McNamara son de lo más
elocuente. Tanto en la que refleja horas de práctica en los años de formación
previos al ingreso en el conservatorio superior, como en la que muestra las
horas semanales de ensayo libre, como en la que muestra las horas semanales de
práctica con ejercicios diseñados por los profesores, los violinistas menos
buenos acumulan menos horas, los buenos acumulan los que más y, en medio, están
los violinistas top. Esto significa que, con una dosis mínima, los talentosos,
esos que nacen con estrella, alcanzan la excelencia; quienes nacemos
"estrellados", sin embargo, necesitamos redoblar el tiempo de
práctica para siquiera rozar un nivel de ejecución semejante. Triste, pero
cierto.
Para resumir, podemos expresarlo de esta manera. Para
alcanzar tu techo debes sí o sí trabajar duro y acumular miles de horas de
práctica. Pero ese techo viene determinado por la genética y la epigenética, es
decir, por cómo son tu mamá y tu papá y por lo que ocurre en esos cruciales
nueve meses de gestación, cuando tus sistemas músculo-esquelético,
cardiorrespiratorio y nervioso se están formando, y en la primera infancia,
cuando esos sistemas acaban de formarse. En fin, puedes trabajar para alcanzar
tu mejor versión, pero cuán buena es dicha versión está determinado de
antemano. Las cartas están repartidas, sólo cabe jugarlas como mejor puedas. En
cuestión de excelencia, el trabajo cuenta; el talento, también.
NIENKE BRINKMAN: ¿TALENTO O TRABAJO?
Ya hemos aprendido que, para llegar alto, hay que currar;
pero que, para llegar a lo más alto, además, hace falta una dotación natural.
Nienke Brinkman, corredora de trail y de asfalto desde hace menos de tres años,
miembro del prestigioso equipo NN running team y del Nike trail, atesora ya un
palmarés que bien vale una carrera profesional de 15 años. Tiene el récord
femenino de maratón de su país, Países Bajos, en lo que fue su segunda maratón
de asfalto, y logró el bronce en esa misma prueba en el campeonato europeo de
2022 celebrado en Múnich. Ha combinado esas pruebas con carreras de trail,
logrando podios y récords uno tras otro y metiéndose en el top 3 final de las
GTWS de 2021 y todo apunta a que estará también en el de 2022. Tiene 2h 22 en
maratón de asfalto, que significa rodar a ritmo de 3'20 el kilómetro, tiene
32'22 en 10k, que significa ir a ritmo de 3'15, y en sus días de series
normales, hace 3000s en 10' sin despeinarse, lo que supone, de nuevo, rodar a
3'20 el kilómetro; algo que la misma Sara Alonso reconoce que le cuesta Dios y
ayuda pelear… En la Zegama-Aizkorri de 2022, Nienke recortó casi 20' al récord
anterior, fijando una nueva mejor marca que tardará mucho en ser superada, y
eso que perdió bastantes minutos en las bajadas técnicas, que no son su punto
fuerte. Y todo esto lo ha conseguido, como ya dije, en menos de tres años como
runner profesional a tiempo parcial, porque hay que decir que trabaja como
investigadora en el departamento de geofísica 5h al día de lunes a viernes.
(Pequeño paréntesis: su línea de investigación son los movimientos sísmicos en
Marte; ella sí que ha irrumpido como un terremoto en la escena internacional… )
Y todo lo anterior lo ha conseguido comenzando a correr cuando ya tenía 27
años. La tía se lo curra, como enseguida comprobaremos, y se lo lleva currando
desde hace años, porque tiene un pasado atlético, pero lograr lo que ha logrado
en sólo tres años dedicada a la carrera a pie, sólo es posible con talento.
Nienke fue tocada por la mano de Dios o nació en Marte, todo puede ser, pero de
que aquí hay madera no cabe duda.
Pasado atlético.
Nienke dice ser una persona aficionada al deporte y que, desde siempre, ha
practicado alguna actividad, como bici, senderismo o remo. Pero el grueso de su
carrera lo ha dedicado al hockey hierba, deporte en el que jugó en segunda
división hasta mudarse a Suiza para realizar su trabajo de investigación. Nienke
comenta que le habría gustado llegar a la primera división, pero que,
sencillamente, no era tan buena como para estar a ese nivel. Eso sí, también
dice que aguantaba los partidos enteros sin necesitar suplente porque jamás se
cansaba.
Régimen de entrenamiento.
Nienke entrena cinco días a la semana. Los dos restantes son de gimnasio. Los
días de entreno son casi siempre sesión doble, una antes de ir a la
universidad, otra al salir. Tres días a la semana hay trabajo de calidad, que
consiste en series largas o cortas o tempo runs. Si prepara un trail, las
series son en cuesta. Ejemplo de series largas son 3x 3000s, un entreno en
cuesta puede ser 10x 2' subiendo y un tempo puede ser 2x 30' a ritmo fuerte
preestablecido. Hace un volumen semanal de 180 kms. Los rodajes son muy suaves,
siguiendo el enfoque polarizado que le enseñó su entrenador.
Mentalidad. Nienke
sabe que tiene un motor F1 dentro, confía al 100% en sus capacidades y en su
entrenamiento y eso la motiva a soñar grande. Tras su primera maratón de
asfalto en Valencia, que completó en 2h 26, ya supo que quería estar en
campeonatos internacionales y en París 2024. Y habiendo disputado sólo una de
las carreras del circuito Golden trail de 2022, ya contaba con estar en la
final en Madeira. Alguno dirá que es arrogancia, yo lo considero sana ambición.
Para llegar al cielo hay que apuntar alto y, bueno, tener lo que hay que tener:
en este caso, un motor Ferrari de 12 cilindros.
Ratio 2d:4d.
Hombres y mujeres somos iguales en derechos, pero diferentes en biología (cuestión
de la que hablamos en el Ep 17). Los hombres tenemos, en promedio, mayor
corpulencia, masa muscular y fuerza que las mujeres. Las mujeres, en promedio,
tienen menor estatura, caderas más anchas que los hombros, mayor proporción de
tejido graso y menor desarrollo muscular. Insisto, son promedios. Pero es que
esas diferencias biológicas existen por una razón: la evolución. La selección
natural favoreció que las mujeres se especializaran en una función que los
hombres no podemos realizar: engendrar y criar un bebé hasta convertirlo en una
persona hecha y derecha; reservando para los hombres las tareas más toscas,
como cortar y cargar un tronco. Esta especialización explica por qué las
mujeres, en promedio, tienen mayores capacidades comunicativas y empatía y los
hombres, en promedio, mayor rendimiento atlético. Esas diferencias biológicas
se establecen en la gestación, primero, y en la pubertad y adolescencia,
después. Como proxy de la testosterona fetal, es decir, como rastro de si
recibimos testosterona en gran cantidad durante la gestación para convertirnos
en hombres, está la ratio 2d:4d. A más exposición a testosterona fetal, menor
es tu dedo índice en relación con el anular. En hombres, por tanto, lo habitual
es que su dedo índice sea más corto que el anular. En mujeres, lo habitual es
que su dedo índice sea tan largo como el anular. Bien, pues, si os fijáis en
las manos de Nienke, veréis que su ratio 2d:4d responde al patrón masculino:
tiene el índice claramente más corto que el anular. También podréis apreciar en
las fotos, por ejemplo las de la línea de meta en Zegama, que sus caderas son
estrechas e, incluso, que sus hombros son más anchos que las caderas, haciendo
esa forma en V característica de los hombres. Creo que estas marcas son un
reflejo de la magnífica dotación natural de la neerlandesa: ese motor V12 turbo
suyo se debió de fabricar con el más exquisito de los cuidados ahí dentro en la
barriga de su mamá, pues quedó una obra de coleccionista.
CONCLUSIÓN
La idea de Ericsson era bonita: que seas quien seas y partas
de la base que partas, trabajando duro podías llegar hasta el máximo nivel. En
realidad, en eso consiste la meritocracia, que tus resultados sean
proporcionales a tus esfuerzos. Pero el ámbito de la excelencia no entiende de
justicia: los caprichos del destino y de la biología serán benévolos para
algunos, como Nienke, que partirán de una dotación natural privilegiada, trabajarán
duro y alcanzarán las estrellas, y serán crueles con otros, que tendremos que
trabajar el doble para alcanzar la mitad. Podemos enfocarnos en nuestras
carencias y lamentarnos o podemos apreciar el talento (¡y el trabajo!) de
marcianos como Nienke, Kilian o Kipchoge y deleitarnos viéndolos volar por las
calles de Berlín o las montañas de los Alpes. ¡Estamos viviendo historia!
Porque talentos así, con suerte, salen uno o dos por generación. Aquí tenemos
nada menos que tres para admirarlos y para inspirarnos. Tres talentos que
sueñan grande, trabajan duro y rinden al 200.000%.
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Nos encontramos aquí en siete días, si no antes por el
monte. A pisar sendas!
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