Episodio 24. No te KOMpliques. Cinco maneras de aprovechar Strava

(Autor: Héctor García Rodicio https://www.instagram.com/correrporsenderos/)

“Strava” significa “esforzarse” en sueco o, más exactamente, lo que en términos coloquiales llamamos “picar piedra”. Strava es también una aplicación móvil donde podemos colgar nuestras actividades de carrera a pie, bici o natación. En principio, es una especie de “diario de entrenamiento” donde uno va guardando sus entrenos y puede así ir observando sus progresos y registrando sus logros. Aparte, como es un espacio público (es una “red social”), otros usuarios pueden ver tus registros y tú puedes ver los suyos. Y aquí es donde está la madre del cordero… Ver lo que hacen los demás puede ser muy útil, como vamos a explicar en este episodio, pero esa ventaja viene con todos los consabidos inconvenientes de las redes sociales: (1) obsesionarse por el número de followers y likes (“kudos”, en este caso), (2) perder la motivación (porque ya no sabes salir a correr si no puedes comprobar después las calorías que has gastado, los vatios que has generado o cómo de bien queda dibujadito sobre el mapa el recorrido que has hecho), (3) perder la capacidad de disfrute (por estar más preocupado por la reacción que tendrá tu post que por la actividad en sí que vas a postear) o (4), simplemente, malgastar horas y horas haciendo scroll down en el feed, mirando (o, digámoslo abiertamente, cotilleando) las actividades de otros. Pero somos corresendas con cabeza, lo que significa que podemos usar Strava inteligentemente, de modo que podamos explotar sus potencialidades al tiempo que evitamos sus peligros. Entonces, ¿cómo puedo usar Strava a mi favor? Sin más dilación, vamos al turrón.

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¿CÓMO USAR STRAVA A MI FAVOR?

Hay, al menos, cinco maneras de sacarle un enorme partido a Strava y, además, sin caer en sus peligros. Quizás no te descubro la pólvora, porque algunas de estas cinco aplicaciones son bastante obvias, pero estoy convencido de que hay un par que no se te habían ocurrido antes. Puedes ponerme en “comentarios” con cuál de las cinco se te ha encendido la bombilla.

Número uno: Evalúa tu nivel de forma.

Este uso es bastante obvio, pero no está de más recordarlo, porque muchas veces entramos en la dinámica de subir actividades sin dedicar un pequeño tiempo a analizarlas, perdiendo preciosas oportunidades de aprender y progresar. ¿En qué consiste este uso? Se trata, sencillamente, de identificar segmentos significativos que hayamos realizado varias veces y comparar nuestro rendimiento a lo largo del tiempo. Con “segmento significativo” me refiero a un recorrido que tenga sentido, como la ascensión a un pico, una ruta circular por un monte, una cresta o, incluso, parte o todo el recorrido de una carrera que te quede cerca de casa. Todos tenemos ese monte que es nuestro “patio de atrás de casa”, donde vamos cuando no hemos tenido tiempo de planificar o, por lo que sea, no queremos complicarnos y queremos ir “a tiro hecho”. La ruta que hagas por ese “monte de cabecera” puede ser un buen segmento para realizar el análisis. La cosa es que el segmento en cuestión sea un recorrido (1) de cierta extensión, (2) que tenga un poco de todo (subida, llaneo, bajada), a ser posible, y (3), lo más importante, que lo hayamos hecho muchas veces a lo largo de las distintas temporadas.

Identificado el segmento en cuestión, se trata ya solamente de ver cómo lo hicimos la temporada pasada y la anterior y cómo lo hemos hecho hoy y observar si ha habido progreso, estancamiento o (crucemos dedos para que no) retroceso. Por supuesto, ni que decir tiene que, para una comparación justa, las condiciones de la actividad (climatología, equipamiento, hidratación, etc.) han de ser lo más parecidas posibles. Cabe también hacer este análisis cuando estamos saliendo de una lesión para saber si hemos recuperado nuestra “línea base” de forma.

Número dos: Evalúa tu nivel competitivo.

Aquí el elemento de comparación cambia: ya no nos comparamos con nosotros mismos sino con los demás. Pero va a ser importante elegir bien con quiénes nos comparamos. Ésa es la clave, para la que enseguida vamos a proponer dos trucos.

Salvo contadas excepciones, la mayoría de nosotros somos corresendas recreacionales, somos “populares”. Eso significa, por un lado, que no nos dedicamos full-time a correr, que nuestra vida no se reduce al esquema “entrena-come-descansa-repite”. No, nuestra vida son esas cuatro piezas ¡y otras mil! y debemos hacer malabarismos para lograr (si lo logramos… ) encajar el puzle. Ser popular significa también que, por lo general, participamos en carreras pequeñas de nuestra región o, si ocasionalmente lo hacemos en una prueba grande, la corremos con plena conciencia de cuál es nuestro sitio: los cajones de salida más retrasados. Bien, pues para saber si en “nuestro sitio”, en el nivel popular, somos competitivos, tendremos que compararnos con los otros populares, claro está. La cuestión es cómo identificar a los otros populares, dónde están nuestros “verdaderos” rivales.

Aquí hay dos vías. Una es buscar los segmentos de los montes "locales", los recorridos en los pequeños montes próximos a los núcleos urbanos, ésos a los que recurrimos cuando no disponemos de apenas tiempo para planificar la actividad, desplazarnos de ida y vuelta ni para la actividad propiamente dicha. Es ese "patio de atrás" del que ya hemos hablado. Quienes figuren en el top 10 de esos segmentos son gente de tu categoría. Ahora puedes buscarlos en Strava, confirmar que viven en tu región, comenzar a seguirlos y fisgar un poco en sus actividades. ¿Qué tiempos logran en segmentos que tú también conoces? ¿Están a años luz de los tuyos? Si es el caso, pues ya sabes cuál es tu nivel competitivo: eres popular y, además, de los reguleros... ¿Vuestros tiempos en esos “segmentos locales” se parecen? En ese caso, significa que “estás ahí”, que estás “en la pomada”.

La otra vía para localizar a tus rivales verdaderos es examinar las tablas de clasificación de las carreras en las que participas. Si es una de esas carreras pequeñas, muy de nivel regional o hasta local, pues tendrás que fijarte en el primer tercio de la tabla. Si se tratase de una carrera mediana o grande, digamos, las que pueden albergar un campeonato de España (sea Fedme o Rfea), entonces la franja a la que mirar será la mitad de tabla o, incluso, el tercio inferior. Una vez más, copia esos nombres, búscalos en Strava, confirma que son paisanos tuyos y "bichea" en sus actividades.

En definitiva, tus rivales genuinos son los que aparecen sistemáticamente en los segmentos y en las carreras “locales”. Bichea en sus perfiles de Strava y mira cómo lo hacen en esos montes “del patio de atrás de casa” a los que los paisanos vais regularmente.

Número tres. Conoce tu cuerpo.

Volvamos a esos segmentos en "el patio de atrás de casa", ese "monte de cabecera" que todos tenemos. Como es un recorrido que haces con frecuencia, tienes una base de datos gigante sobre la que hacer análisis (sí, tú también manejas "Big data"). De lo que se trata ahora es de cotejar percepciones y tiempos reales de diferentes días. Me explico. Hay días que uno siente que "el cuerpo no marcha" o, lo contrario, días en que nos notamos "muy ligeros". Aparte, hay veces en que uno se aprieta más, ya sea porque lo prescribe el entrenamiento o porque "nos hemos calentado", y veces en que llevamos una intensidad contenida, porque toca rodaje. En fin, tenemos sensaciones (buenas/ malas) y tenemos un índice de esfuerzo percibido (alto/ bajo). Las sensaciones, aunque pueden llegar a ser muy certeras, son subjetivas y un tanto caprichosas. El esfuerzo percibido, por su parte, es más interesante si lo comparamos con los tiempos objetivos de carrera. Lo desarrollo.

Para ajustar las sensaciones, para hacerlas más fiables, vamos a anotarlas tras ese segmento en cuestión y vamos a contrastarlas con nuestro tiempo, por un lado, y con nuestro historial de sensaciones y tiempos, por el otro. Quizás nos sorprenda que lo que hoy creímos "malas sensaciones", en realidad, no se diferencia en tiempos objetivos de lo que otro día juzgamos como "buenas sensaciones". Experiencias repetidas de este tipo nos permitirán ir recalibrando nuestra "lectura corporal", aprenderemos a saber qué nos está diciendo de verdad el cuerpo. Observa lo que sientes durante la carrera, contrástalo después con los tiempos obtenidos y con el historial de anotaciones en esos segmentos, comprueba si hoy tu mente “te ha traicionado” o si ha reflejado fielmente la intensidad que llevabas. Repite este proceso unas cuantas veces y aprende a conocerte.

Respecto al nivel de esfuerzo percibido, es más valioso cuando consideramos también los tiempos. Puede ocurrir que, haciendo mismos tiempos que en el pasado en un segmento dado, la percepción de esfuerzo sea cada vez menor: eso significará que estás mejorando tu forma física. Correr a velocidad equis cada vez te cuesta menos.

En fin, hacer este tipo de contrastes te puede ayudar, por un lado, a identificar mejor tus sensaciones y, por otro, a comprobar si, a igualdad de tiempos, el esfuerzo es menor cada vez, lo que indicará que estás progresando. Por descontado, para hacer un correcto análisis, ten en cuenta las condiciones de hidratación, calor, lluvia o viento, pues tienen un gran impacto en las sensaciones y el índice de esfuerzo percibido.

Número cuatro: Comprende qué es realmente ser corresendas élite.

La mayoría de nosotros, lo hemos aclarado ya, somos trail runners recreacionales. No logramos marcas estratosféricas, tampoco participamos con frecuencia en grandes carreras ni lo pretendemos. Ahora bien, de vez en cuando tenemos la oportunidad de compartir (no de disputar… ) recorrido con la élite. Por ejemplo, puede que esa carrera local que no te pierdes ni una sola edición albergue un campeonato de España o (soñar es gratis) una prueba de las Golden Trail World Series. Terminada la carrera no tienes más que ir a los perfiles Strava de la élite y mirar sus tiempos totales, sus tiempos en segmentos clave y sus promedios. Vas-a-fli-par.

Personalmente, tengo la suerte de frecuentar los senderos en donde tuvo lugar el campeonato de España de carreras por montaña de la Rfea de 2021. Bien, pues si uno se mueve a duras penas a 6’/km por esos terrenos, la élite “vuela” a 4’/km o menos. Otro ejemplo: Kilian corrió la maratón de montaña de Zegama, con sus 42k y sus 2500+ y sus tramos técnicos, a 5’/km. ¡6’/km es el promedio del corredor popular, corriendo 5-7k por ciudad y en llano! según la estadística que publica Strava siempre a final de año.

Número cinco: Diseña tu estrategia de carrera.

Este uso no podía faltar en el arsenal de una persona con un punto friki. Se trata, sencillamente, de buscar la última edición de tu carrera objetivo en las cuentas Strava de los corresendas que sigues y anotar los tiempos. Lógicamente, has de tener claro el tipo de corredor que estás examinando, si es élite o “rival genuino”, como hemos explicado antes. Si es rival genuino, entonces puedes mirar sus tiempos de paso por puntos relevantes y su tiempo total. Eso te dará una idea de cómo se desarrollará tu carrera, en qué tiempos irás alcanzando los hitos del recorrido, y regular el ritmo cuando haya desviaciones de esa estimación inicial. Si, además, tienes algún punto fuerte o débil muy marcado, como tu habilidad para la subida o la bajada, puedes aplicar un factor corrector a los tiempos estimados de paso. Por ejemplo, si subes bien, pero penalizas mucho en las bajadas, tendrás que adelantar el tiempo estimado de ascenso a un pico, pero retrasar el tiempo necesario para alcanzar el valle. Si la carrera pasada que estás examinando la corrió un élite, entonces el factor corrector a aplicar es el que establecimos en el punto anterior: tú tardarás, en promedio, dos minutos más por km. Si hubieras corrido tú esa carrera ya, el cálculo de los tiempos estimados de paso y la estrategia de carrera, pues es más sencillo aún, claro está.

CONCLUSIÓN

Strava, como toda red social, tiene sus riesgos: acabar enganchado a los kudos, preocuparse más por la reacción a tus actividades que por las actividades mismas o perder valioso tiempo haciendo scroll down en un feed infinito. Pero, como toda herramienta, su efecto depende de “cómo” la utilicemos. Si somos un poco avispados, podemos utilizar Strava para cinco aplicaciones que nos ayudarán a correr mejor e, importante, a disfrutar más corriendo. Un uso inteligente de Strava nos puede servir para evaluar nuestro nivel de forma, para evaluar nuestro nivel competitivo, para aprender a leer correctamente nuestras sensaciones, para entender de verdad los ritmos y marcas estratosféricas que alcanza la élite y que nos hacen soñar y, cómo no, para diseñar tu estrategia de carrera. Ya sólo me queda decirte en sueco: “strava”, o séase, levanta del sofá y ¡venga “a picar piedra”!

Corresendas, no puedo despedirme sin antes decir que espero que este episodio te haya entretenido y te haya enseñado algo útil y que, si es así, te suscribas, comentes y/o compartas. Gracias. Sabes, también, que puedes encontrarme en Instagram como Correrporsenderos, todo junto.

Nos encontramos aquí en siete días, si no antes por el monte o bicheando en Strava. Hala, a pisar sendas!

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