Episodio 38. El mercado manda: zapatillas amortiguadas por no menos de 140€

(Autor: Héctor García Rodicio https://www.instagram.com/correrporsenderos/)

A ver si estos nombres te suenan. Hoka Speedgoat, Hoka Mafate, Brooks Cascadia, Brooks Caldera, Saucony Endorphin, New Balance Hierro, New Balance More Trail, Salomon Ultra Glide, Nike Terra Kiger, Topo Mtn Racer, Asics Trabuco Max… Estoy seguro de que, si no todos, buena parte de estos nombres te resultan familiares y es que son las zapatillas de trail que están en el top de todos los ránkings de ventas. Pues bien, todas esas zapatillas, aparte de ser líderes de ventas, tienen dos puntos en común: todas tienen perfiles altos, es decir, amortiguación más que generosa, y todas tienen un precio de venta al público de 140€ para arriba… Es la ley del mercado: la gente, hoy día, demanda amortiguación y las marcas la proveen, pero a precios no inferiores a 140€. Lo tomas o lo dejas. Peor lo tienen quienes se dedican al asfalto: allí también se apuesta por la súper amortiguación, pero a precios desde los 160€ y hasta los 300…

En el episodio de hoy voy a tratar de explicar el porqué de este estado de cosas, es decir, voy a intentar explicar cómo funciona el mercado de zapatillas. Más concretamente, el plan para hoy es abordar las siguientes tres cuestiones. Primero: ¿por qué actualmente triunfa la corriente maximalista? Es decir, por qué las famosas zapatillas “voladoras”, tan apreciadas tiempo atrás, han quedado relegadas en favor de las zapas con perfiles gigantescos. Segunda cuestión: ¿en qué momento hemos normalizado que las zapatillas de trail para entrenar cuesten 140€ y las de competición, 180? Es decir, cómo se explica esta subida de precios lenta, pero consistente, que se ha ido produciendo en los últimos años y nos coloca en esa horquilla 140-180, que a nadie le sorprende ya. Tercera cuestión: ¿puedo obtener buenos productos por menos de 100€? Ya te adelanto que sí: soy feliz usuario de los productos del Decathlon, en particular, sus marcas Kalenji, Evadict y Kiprun, y son productos con precios rematadamente más bajos que los de otras marcas con más pompa y puedo decir, además, que he logrado registros bastante dignos en trail y asfalto con ellos. Que conste que no estoy patrocinado por Decathlon (ni por nadie). No gano nada promocionando Decathlon, más allá, eso sí, de (1) convencerte de que puedes rendir a las mil maravillas sin necesidad de dejarte la paga extra de navidad en un par de zapas y (2) contribuir, de este modo, a que te ahorres un buen puñado de euros, que podrás invertir, por ejemplo, en un par de auriculares para escuchar mejor tus podcasts favoritos.

Hay tres cuestiones que resolver y el tiempo sí que vale oro. Así pues, sin más dilación, vamos al turrón.

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¿POR QUÉ SE HA IMPUESTO EL MAXIMALISMO?

Corría el año 2012 cuando, a petición de Kilian Jornet, Salomon desarrolló la zapatilla S-Lab Sense. Kilian venía de haber competido por vez primera en la Western States ER, con una muy mala experiencia. Semanas antes a la carrera, Kilian había completado la travesía integral de los Pirineos, una ruta de 700k y 36.000m de desnivel positivo, en tan sólo ocho días; algo muy poco recomendable en la preparación de una carrera de 100 millas... Aparte, por aquel entonces, Kilian apenas había corrido en llano en toda su vida. Por último, como en aquella época aún no existían los soft-flasks, los cinturones o las mochilas-chaleco, la hidratación en carrera era bastante complicada. Todos estos factores se juntaron en el estreno de Kilian en la Western States; carrera, recordemos, que transcurre por los bosques de California, bajo un calor sofocante. El resultado de este cóctel fue que, si bien Kilian estuvo en el grupo de cabeza durante muchos kilómetros, acercándose al tramo final, tuvo que parar y meterse en el río para refrigerar, pues iba ya echando humo y con las piernas inflamadas. Lógicamente, dicha parada de urgencia lo dejó muy atrás del grupo de cabeza… Tras aquel fracaso (bueno, fracaso relativo, porque, aún con lo explicado, llegó tercero), Kilian se puso manos a la obra con el equipo de desarrolladores de Salomon a trabajar en formas de portar agua cómodamente y, más importante, en la zapatilla voladora definitiva. Así nació la S-Lab Sense. La S-Lab Sense fue y sigue siendo la expresión más perfecta del minimalismo en calzado para correr por montaña. Es una zapatilla estrecha, sin apenas protecciones, sin apenas taco, sin apenas amortiguación y que pesa menos de 200g. Es, a efectos prácticos, una voladora de asfalto a la que se le han añadido unos minúsculos y escasos tacos en la suela y una tira extra de goma en la puntera para proteger un poco los dedos de los golpes con la roca. Quienes seguimos esto del trail desde hace algunos añitos recordamos perfectamente esas S-Lab rojas y blancas, con las que Kilian forjó su leyenda. Kilian las acuñó, pero pronto se convirtieron en las zapas de cabecera del equipo Salomon al completo, incluyendo a, entre otros, Emelie Forsberg, Rickey Gates o Anna Frost, en la división internacional, Miguel Heras, Tófol Castanyer o Nuria Picas, en el apartado nacional. Hay que decir, además, que esta gente utilizaba las S-Lab Sense para todo, ya fuera un kilómetro vertical, una carrera corta, distancia maratón o una ultra y ya fuera en terreno más trail o en recorridos salvajes tipo skyrunning… ¿Qué ocurrió entonces? Que, en un intento de emular a sus ídolos, la masa de populares adoptó el minimalismo con confianza ciega. La zapatilla voladora era la reina. Marcas como Adidas Terrex o La Sportiva, las pocas que en esos años 2010 tenían una parte del pastel además de Salomon, también ofertaban sus correspondientes modelos minimalistas. Cuanto menos material llevases en los pies, mejor.

Pero un buen día llegó Hoka. Y le dio la vuelta a la tortilla. Giro de 180 grados. Hoka llegó con lo que muchos tildaron de “zancos”: modelos con perfiles escandalosos de hasta 35mm, modelos con amortiguación como para correr 100 millas con las patas frescas, dormir y, al despertarte, sentir que puedes con otras 100. Y es que Hoka supo leer las necesidades de los y las populares. Kilian, Emelie o Dakota Jones podían hacer ultras con zapatillas exiguas, como las Sense, de hecho, hoy lo hacen con las NNormal Kjerag, voladoras de manual; pero el resto de mortales necesitamos más colchón. Es más, los propios Miguel Heras o Nuria Picas han confesado que sufrían con las Sense y agradecieron el cambio de tendencia hacia el maximalismo, incluso en Salomon.

Un buen día llegó Hoka y cambió las reglas del juego. Y no le he ha ido nada mal: hoy son líderes indiscutibles del mercado. Ya he dicho en alguna otra ocasión que no hay más que ponerse en una línea de salida de cualquier carrera de montaña, bajar la mirada y hacer un barrido rápido por los pies de los y las participantes; me atrevería a decir que el 50% de lo que ves cubriendo esos pies son Hoka, especialmente Speedgoat y Mafate, y la mitad restante del pastel se lo tienen que repartir el resto de marcas (Brooks, Saucony, New Balance, La Sportiva, etc.). Salomon, antigua dominadora del mercado, a duras penas resiste hoy, haciendo, además, lo que jamás nadie habría previsto. Hoy ofrece cosas como la Ultra Glide con perfil 26mm en antepié, 32mm en talón.

En fin, las voladoras son fantásticas sobre el papel: peso raquítico para correr rápido, horma estrecha para moverse ágilmente entre las rocas, distancia mínima al suelo para sentir el terreno. Pero ¿quién tiene el peso corporal, la técnica, los músculos y tendones para aprovechar esas prestaciones en una carrera corta y no digamos ya en una larga? Los terrícolas, nacidos en este planeta, no, desde luego. Las personas mundanas necesitamos amortiguación en cantidad, aunque eso incremente el peso de la zapatilla hasta los 300 gramos. Esto es lo que supo detectar Hoka y que ha materializado a la perfección en modelos como Speedgoat y que el resto de marcas, inclusive Salomon, han copiado como borregos, conscientes de que es la única vía para pillar algo del pastel, que acapara prácticamente la marca de las dos alas. (Es curioso que Hoka nació en Annecy, el mismo sitio donde Salomon tiene su base, y de la mano de un antiguo trabajador de Salomon. Ay, si hubieran sabido retenerle… )

¿POR QUÉ LA HORQUILLA 140-180€ NOS PARECE NORMAL?

Hoy nadie se sorprende de que, en materia de zapas de trail, las de entrenamiento cuesten 140€ y las orientadas al rendimiento, 180. En el caso del asfalto la horquilla está todavía más disparada y, sin embargo, tampoco nadie levanta las cejas al encontrarse con precios de 160, 250 y hasta 300€ por, en principio, un pedazo de espuma, caucho y poliéster. No obstante, en esa década de los 2010, de la que antes hablamos, lo que en trail hoy es la barrera de los 200€ entonces se ubicaba en los 100-120. Es decir, unas zapas tope de gama costaban lo que hoy entendemos como zapatilla básica. Actualmente, todo lo que baje de 100€, sin estar rebajado, lo tomamos como zapatilla “de iniciación” o zapatilla mixta, apta para pistas forestales, pero no para el monte. ¿Por qué aceptamos como normal lo que hace no tanto era excepcional?

Aquí hay varios factores implicados, unos tienen que ver con el mercado en general y otros son específicos del mercado de zapatillas de trail. Entre los factores generales está la inflación. No descubro nada nuevo. Sencillamente, los precios de las cosas suben cada año. Esto sucede porque, salvo crisis, la economía de los países también crece anualmente. Los salarios y las pensiones, idealmente, suben también de manera proporcional, aunque esto suele ir con retraso.

Por otro lado, la inflación se ve incrementada cuando se dan coyunturas especiales, como la que vivimos desde hace unos tres años. Las materias primas escasean y su precio se ha disparado y lo mismo ocurre con la energía. Estos incrementos hacen que producir y distribuir zapatillas sea mucho más costoso y, necesariamente, se ha de repercutir en el precio final.

Otros factores que, creo, están implicados en la subida de precios de las cosas, en general, y de las zapatillas, en particular, son de tipo psicológico. Por una parte, está el sesgo de la relación calidad/precio. En general, más precio suele implicar un producto de más calidad, pero la relación no es, ni mucho menos, perfecta. A veces, simplemente, estás pagando una reputación o campañas de publicidad mastodónticas. Hay marcas que, por su renombre, se pueden permitir fijar precios desorbitados, porque la gente ya confía plenamente en ellas. Un buen ejemplo es Apple. Por supuesto, no estoy diciendo que un iPhone o un iMac sean cacharros de tres al cuarto, pero sí que una parte del precio que pagas, sea más o menos grande, lo das únicamente por la fama de la marca. Estoy seguro de que un Xiaomi o un Huawei te pueden dar exactamente lo mismo por menos. O, si una espuma de afeitar la anuncian los jugadores de la selección argentina de fútbol, pues en su precio se habrá repercutido el coste de dicha campaña de publicidad.

Otro proceso psicológico implicado en el comportamiento del mercado es el consumismo. Nos han convencido de que la felicidad sólo se consigue comprando cosas y comprando mucho (en el Black Friday, en el Blue Monday, en San Valentín… ). Lo cierto es que la felicidad no existe, existen el bienestar y la alegría, que es distinto. Logramos bienestar cuando nos sentimos realizados y cuando en nuestra vida abundan momentos de alegría. Para lo primero, la autorrealización, debemos hacer las cosas que nos gustan y con las que podemos desarrollar nuestra creatividad. Para lo segundo, los momentos de alegría, debemos apreciar las pequeñas cosas del día a día y pasar más tiempo con nuestra gente. De esto, de haber seguido el camino que dictaba tu corazón y de haber pasado menos tiempo quejándonos y más tiempo con nuestra gente, es de lo que nos sentiremos satisfechos cuando nos llegue la hora. Y, como se ve, en esa satisfacción con la vida no hay iPhones, Lamborghinis o Nike Alphafly Next de por medio. No hace falta acumular objetos para vivir bien, pero es difícil resistir la poderosa fuerza de la publicidad, que hemos recibido por vía intravenosa desde la infancia.

Aparte de estos factores generales, de tipo económico y psicológico, hay dos específicos del trail, que también contribuyen a la citada horquilla de precios actual entre 140 y 180€. Para empezar, y aunque es algo especulativo, tengo la impresión de que los precios en zapatillas de asfalto han cambiado la percepción general sobre lo que es razonable pagar por unas zapatillas, sean del tipo que sean. En asfalto el aumento ha sido tan brutal, que las zapatillas han adquirido un nuevo estatus, más parecido al de productos de tecnología que al del ámbito textil. O sea, hoy unas zapatillas se pueden percibir, casi casi, como un Smartphone, una Tablet o un reloj GPS último modelo y, en consecuencia, se pagan precios comparables por ellas. Es como lo que ha ocurrido en gastronomía: antiguamente, acudíamos a un restaurante por necesidad, por encontrarte fuera de casa y necesitar alimentarte de alguna forma, o por curiosidad, por probar un tipo de cocina diferente; hoy, es un lujo que algunos se permiten de cuando en cuando, pagando 300€ por un menú o esos mismos euros por una sola botella de vino. Las zapatillas son ya un producto delicatessen.

Sí hay que reconocer que el salto radical en precios de zapatillas de asfalto tiene cierto fundamento. Y es que la promesa de Nike es real: las Alphafly con espuma súper reactiva y placa de carbono aumentan de verdad el rendimiento hasta considerarse, por muchos, dopaje tecnológico. El histórico de tiempos récord está ahí. Se han batido en poco tiempo los de todas las distancias y circuitos y en las categorías masculina y femenina. El mismísimo Eliud Kipchoge tenía un tiempo de 2h 2’ en maratón y, por arte de magia, sin cambiar su régimen de entrenamiento ni sus insuperables economía de carrera y mentalidad, de golpe y porrazo se planta en las 2:01:39 o las recientes 2:01:09… ¿Qué cambió? Cambió lo que llevaba en sus pies. Así pues, en asfalto, la subida de precios está, hasta cierto punto, justificada; porque hay que recuperar la inversión en I+D que requirió crear la súper zapatilla en cuestión.

Lo que pasa es que esa revolución tecnológica del asfalto no ha sucedido en trail y, sin embargo, el salto de precios sí. En trail hay algunos componentes, como la suela Vibram o el sistema de ajuste Boa, que pueden justificar un sobreprecio. Pero no es ni por asomo comparable al plus que proporciona la placa de carbono en asfalto. Y, respecto a las zapatillas de trail que incorporan placa de carbono, como la Vectiv de TNF, el beneficio tampoco es comparable. Es más, aunque no lo he probado, no le veo recorrido a la placa de carbono en montaña, donde el terreno es irregular y no hay dos pisadas iguales… En fin, los precios en asfalto se han disparado, pero, hasta cierto punto, tiene sentido dado el plus de rendimiento que da la placa de carbono; eso, creo yo, ha influenciado la manera como percibimos las zapatillas en general, sean del tipo que sean, que ahora son un producto delicatessen.

Por último, otro factor que nos afecta en el mundo del trail running es la creencia en las píldoras mágicas. Escuchamos que tal o cual atleta hace series en cuesta con equis repeticiones y equis tiempo de recuperación, toma equis gramos de carbohidrato/hora, toma equis suplementos, usa equis pistola de masaje o usa equis zapatillas y nos convencemos de que esa sola arma secreta explica su rendimiento. Y entonces la deseamos a toda costa. Pero, ya lo sabemos, no hay atajos: ese o esa atleta entrena 25 horas a la semana, duerme 9 horas al día, tiene dedicación 100% al entrenamiento y el descanso y mantiene ese mismo régimen desde la adolescencia. Ésa es su arma secreta: trabajo acumulado durante años (y una pizca de genética, claro está) y no las zapatillas. Las zapatillas y, más todavía en trail, como ya he explicado, son apenas determinantes. Pero ¿qué ocurre? Pues que es más fácil confiar en ese entreno mágico, en ese gel mágico o en esas zapatillas mágicas, que ponerte a picar piedra día sí, día también, llueve, truene o haga 40º a la sombra. Pero, como estamos convencidos del poder divino de esa píldora mágica, no nos importa aflojar 200€ por ella.

En resumen, hoy aceptamos sin rechistar que la zapa básica de trail nos cueste 140€ y la de competición, 180, cuando no hace tanto los precios estaban aproximadamente en la mitad. Y esto se explica, como en cualquier otro producto o servicio, por la inflación, por la economía global, por la publicidad de las marcas y por la cultura consumista. Pero se explica también, en mi opinión, porque la revolución tecnológica y de precios en zapatillas de asfalto le ha concedido un nuevo estatus a las zapatillas, sean del tipo que sean, que ahora se perciben como un producto exclusivo más que como uno funcional. Aparte, en materia de rendimiento tendemos a creer en píldoras mágicas, en gadgets milagrosos que funcionen como un bypass y nos ahorren el trabajo duro, que en realidad es la única herramienta que de verdad marca la diferencia; y no tenemos problema en pagar cantidades obscenas por esos gadgets.

¿POR QUÉ DEBERÍAS CONSIDERAR SERIAMENTE LAS ZAPATILLAS DEL DECATHLON?

Vuelvo a decir que no gano dinero promocionando Decathlon, ni tan siquiera recibo material. Nadie patrocina este podcast. Mi motivación es estrictamente divulgativa. Y, precisamente por eso, por el ánimo de divulgar, de compartir conocimiento, creo sinceramente que no pierdes nada por escuchar un par de cosas que voy a decir sobre los productos Decathlon. No pierdes nada y, además, puedes ganar bastante; en concreto, ahorrarte la mitad de lo que cuestan unas buenas zapas, un buen pantalón o una buena camiseta. Vamos al lío.

En cuanto a zapatillas, que es de lo que trata el episodio de hoy, he tenido muchas del catálogo Decathlon desde que practico trail running. Hay que aclarar que, hace un par de años, Decathlon hizo una apuesta por el running y, de su marca para running Kalenji, desgajó dos submarcas especializadas, Kiprun para asfalto y Evadict, para trail. O sea, ahora mismo, Decathlon tiene tres marcas de running: Kalenji, que ofrece productos básicos, Kiprun, que ofrece productos especializados para asfalto, y Evadict, que ofrece productos especializados para trail. Evadict es la contracción de “evasión” y “adicción”. Bien, pues en la gama actual de zapatillas Evadict, hay tres zapatillones que merece la pena destacar. Hay una básica para entrenos, la TR2; y hay otras dos más top que puedes reservar para entrenos clave y competiciones, la Race Ultra y la Mt Cushion. Y, si sólo quieres una zapatilla para todo, la más equilibrada es esta última, la Mt Cushion. Todas se sienten cómodas nada más ponértelas, se comportan perfectamente sobre el terreno y son durables. Respecto a la amortiguación, están las tres en el rango medio, ni voladoras ni maximalistas; en concreto, perfiles de unos 25mm delante, 30mm detrás. Todas tienen una caja de dedos tirando a ancha. Hay algunos detalles extra. La básica, la TR2, pesa 300g en talla 42 y tiene tacos poco prominentes. La puntera cuenta con protección más bien ligera. Por todo ello, está pensada para terreno pistero. Es mi zapa de cabecera. Precio: 59€. Si quieres dar un salto de calidad, dispones de la Mt Cushion y la Race Ultra. Las dos tienen un peso de 285g en talla 42. Las dos cuentan con buenas protecciones. La Mt Cushion tiene tacos de 5mm pensados para terrenos rotos. La Race Ultra tiene tacos de 5mm pensados para tierra y barro. Uso las dos para entrenos clave y carreras y escojo la Mt Cushion, si el terreno es rocoso, y la Race Ultra, si el terreno es graso. Precio de las dos: 79€.

En cuanto a zapatillas de asfalto, confieso que aún no he probado ninguna Kiprun. Me vengo apañando con un modelo Kalenji, que uso en mis entrenos por la ciudad o incluso en las carreras de asfalto. Se trata de la Jogflow 500.1. Cómodas a más no poder, bastante amortiguadas (con altura al suelo de 28mm delante, 32mm detrás) y ligeras (265g). Durabilidad: menos que las de trail. Precio: 35€.

Respecto a pantalones, camisetas, calcetines, ropa interior, etc., yo voy equipado con Decathlon de arriba abajo. Así como en zapatillas, tanto de trail como de asfalto, he probado decenas de marcas, en textil sólo he usado Decathlon en toda mi vida deportiva. Por tanto, si bien en materia de zapatillas sí puedo afirmar rotundamente que Evadict no tiene nada que envidiar a Brooks, New Balance, Saucony, Nike, Dynafit, Asics o Salomon, por citar algunas de las marcas que he probado, en materia de textil no tengo referencia. Sólo puedo decir, eso sí, que no tengo queja alguna. Y también puedo compartir un truco. Para textil, a veces conviene buscar en secciones del Decathlon distintas a las de running. Por ejemplo, mi camiseta térmica favorita es de Kipsta, la marca Decathlon para fútbol. Y, como tengo los ojos claros, me molesta mucho la luz del sol, por lo que en verano suelo usar gafas y utilizo las Van Rysel, que es la marca Decathlon para ciclismo de carretera. De esa misma sección también puedes sacar bragas para cuello bonitas y baratas. Y en la sección de montaña, Quechua, puedes encontrar calcetines algo más gorditos para el invierno.

Después de haber hablado maravillas de los productos Decathlon, alguien puede estar pensando que me sirven porque mi nivel es ridículamente bajo, pero que no aplica a gente que tenga un nivel competitivo medio o incluso alto, al menos en ámbito regional. Bien, pues puedo decir (y no es por sacar pecho y hacerme auto-bombo, sino por ilustrar las posibilidades de estos productos) que tengo algún que otro resultado y algún que otro registro interesante para un nivel popular. Insisto, no es por presumir, sino por demostrar que no es necesario hipotecar la casa para equiparse para correr. He aquí los números: en asfalto, con las citadas Jogflow de 35€, tengo 17’ en 5k y 38’ en 10k; en trail, tengo tops 30 en media maratón de montaña (tipo 20k con 1000m+) o tops 10 en distancia “promo” (tipo 12k con 700m+) usando las Mt Cushion de 79€ y textil Decathlon. (Por cierto, me hace mucha gracia en las líneas de salida un pequeño juego que practico: hago un cálculo rápido de cuánto vale todo el material que llevo encima, zapatillas, calcetines, calzoncillos, pantalón, camiseta, soft-flask, gafas de sol, que puede sumar un total de 135€, y lo comparo con lo que valen solamente las zapatillas de quienes tengo alrededor, 140€. Debo decir que esa gente a mi alrededor me suele mirar con recelo, por no decir directamente con desprecio, porque se dan cuenta de que voy equipado con lo más barato; pero, quien ríe el último ríe mejor y por eso me importan un comino esas miradas maliciosas… ) Por último, y aunque no de forma competitiva, con equipamiento íntegramente Decathlon, también he realizado actividades de montaña de 6-8-10 horas, incluyendo ascensiones a montañas destacadas, como Peña Vieja, Llambrión, Torrecerredo, en Picos de Europa, Espigüete, Curavacas, en Montaña Palentina, Almanzor, La Galana, en Gredos.

Todavía quedará alguien que sigue sin creer en la capacidad de una marca supuestamente “cutre” como es Decathlon Evadict. Dos palabras: Blandine L´Hirondel. Blandine es una atleta del equipo Evadict, es decir, que viste de pies a cabeza con la marca trail running de Decathlon, incluyendo zapatillas, textil, visera, cortavientos, mochila y soft-flask. Y, para quien no la conozca, Blandine es la vigente ganadora de la CCC de UTMB, con récord de la prueba incluido, y oro en distancia ultra en el campeonato del mundo de trail de 2022 en Tailandia y en el europeo off road de 2022 en Canarias.

CONCLUSIÓN

El precio de bienes y servicios sube. Es el comportamiento natural del mercado. Si todo va bien, los salarios van subiendo proporcionalmente. Por eso, no se puede comparar lo que valen unas zapatillas hoy con lo que valían en la década de 2010. Dicho esto, no ha habido una proporcionalidad en el aumento del precio de la cesta de la compra y el de las zapatillas de running. Si, pongamos, un café en la década de 2010 costaba 1€ en ciudades medianas españolas y ahora cuesta 1€50, es decir, cuesta un 50% más; en materia de zapatillas el incremento ha sido del 100%: lo que ayer costaba 80, hoy cuesta 160 (por no hablar de las Alphafly Next de 300€… ). Por otro lado, si en los 2010 se llevaban las zapatillas trail minimalistas, con protecciones y amortiguación raquíticas, hoy la tendencia es clara y cristalina: maximalismo con perfiles de 30-35mm. O sea, hoy se llevan las zapatillas de trail gordas y en el rango 140-180€. ¿Cómo hemos llegado a esto? En mi opinión, tal como he querido exponer en este episodio, hay esencialmente dos factores. (1) La invención por parte de Nike del combo espumas prominentes y reactivas, por un lado, y placa de carbono, por el otro, que supone una mejora real del rendimiento y que luego el resto de marcas han replicado, ha modificado la manera como percibimos una zapatilla: ya no es un producto funcional, es un producto de lujo; y esa percepción (no esa tecnología) se ha trasladado al trail. (2) Por influencia de iconos como Kilian, en lugar destacado, pero también Emelie Forsberg, Anna Frost, Rickey Gates, Max King, Miguel Heras, o Nuria Picas, todos ellos calzando las S-Lab Sense, la realización más perfecta de la zapatilla voladora, los y las populares abrazaron ciegamente el minimalismo. ¿Problema? Una zapatilla minimalista no sirve para la persona pesada, débil, con mala técnica y con mal descanso. O sea, no sirve para el común de los mortales. ¿Solución? Pon unas Hoka en tu vida, estarás cómodamente alzado a casi 4mm del suelo, correrás a ritmo moderado, pero sin molestias y acabando fresco para repetir al día siguiente. El maximalismo arrasa con las Hoka Speedgoat, Brooks Caldera o New Balance FF More Trail, seguramente, como mejores exponentes. Pero si no estás dispuesto a dejarte 140€ en unas zapatillas y prefieres gastar eso mismo en una equipación de pies a cabeza sin renunciar a la calidad, te invito a considerar seriamente Decathlon Evadict, que tiene a Blandine L´Hirondel como embajadora, nada menos que la vigente campeona de Europa y del mundo en distancia ultra y de la CCC, con récord de la prueba incluido.

Corresendas, espero que hayas aprendido y disfrutado a partes iguales. Si fue así, agradezco que te suscribas, comentes, pongas estrellitas, corazones, reseñas, te suscribas y/o me sigas en Instagram, donde estoy como CorrerPorSenderos, todo junto.

Nos encontramos aquí en siete días, si no antes por el monte. Hala, a pisar sendas (ya sea con zapas de 200€ o de 60… ).

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