Episodio 42. Gramos, ratios, maltodextrina, fructosa… Guía definitiva para elegir gel y drink mix.
(Autor: Héctor García Rodicio https://www.instagram.com/correrporsenderos/)
Ya lo sabemos: con el tanque lleno se corre mejor. Y, si
además puedes ir rellenándolo sobre la marcha, pues mejor todavía: el motor
sigue carburando a tope sin interrupciones. Pero, claro, en plena carrera no
puedes sentarte a la mesa y comerte una fuente de arroz blanco, como sí hiciste
la noche y los días previos. ¿Solución? Lo has adivinado: geles y drink mixes;
carbohidratos de fácil asimilación. Básicamente, azúcares en formato cremoso o
en forma de polvos que mezclar con agua. No parece que haya mucho margen para
la investigación y el desarrollo en esta materia: meter azúcares en un
sobrecito. Pero sí lo hay, como veremos hoy, y eso explica la diferencia de
precios en geles y drink mixes, que pueden rondar los 2€ o menos por unidad o
pasar a los 3-4€ por unidad; una diferencia relevante, si consideramos que vas
a tomar dos geles y un sobre de drink mix por hora, durante el tiempo que dure
tu prueba. En una maratón por montaña, por ejemplo, ese Euro de diferencia en
precio de la unidad, se convierte en un coste total de unos 50€ para los
productos más top, comparado con los 30€ que gastarías en suplementación
“mierder”. Así que, como está en juego nuestro rendimiento en carrera y nuestra
salud financiera, merece la pena pararse a estudiar qué características hacen
que un producto de fueling sea mejor o peor y, en consecuencia, merezca la pena
o no pagar un poco más por él.
Hoy vamos a hablar de la importancia de los carbohidratos,
de cantidades de carbohidrato por ración, de tipos de carbohidrato, de ratios
glucosa-fructosa y de cafeína y hasta del entrenamiento del sistema digestivo.
Vamos a hacerlo para, después, poder comprar con más cabeza y administrar mejor
nuestros Eurillos. En este episodio vamos a componer la guía definitiva para
elegir tus geles. Y, ya puestos, vamos a conocer la interesante historia de
Maurten, la marca revolucionaria y líder indiscutible en cuestión de geles,
drink mixes y barritas, que usan Kilian Jornet, la corredora de orientación
Tove Alexsandersson, Kristian Blummenfelt, Bekele, Kipchoge o hasta Mark
Verstappen y la plantilla entera del Tottenham masculino.
Sin más dilación, vamos al turrón.
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Buena pregunta. Para entender la importancia de meter
carbohidrato mientras corremos, hay que hablar un poco de fisiología y repasar
conceptos que ya tratamos en anteriores episodios, como el 21, sobre las
mitocondrias, o el 33, sobre la grasa, y, sobre todo, el episodio 11, sobre
nutrición. Iremos poco a poco, como siempre, para que lo entienda hasta el
alumnado de primer ciclo de primaria. Vamos a ello.
Necesitamos energía para funcionar. Absolutamente todas las
acciones que realizamos, sea correr, barrer la casa, pasear al perro o hasta
escuchar y comprender este podcast, y todas las funciones del cuerpo, como la
digestión o la defensa contra una infección, requieren energía. Esa energía
procede, bien de los depósitos del cuerpo, bien del exterior a través de la
comida. La energía que ingerimos en forma de comida y no necesitamos utilizar
inmediatamente, porque no hay una demanda grande (no estamos corriendo una
ultra por montaña), se almacena en el cuerpo para un eventual uso futuro. Los
carbohidratos, no utilizados en el momento, se convierten primeramente en
glucógeno muscular y glucógeno hepático. Se calcula que el glucógeno muscular
tendría una capacidad de 400g y el hepático, de unos 100. En conjunto, esos
500g darían para generar 2000kcals. Los otros carbohidratos y grasas que
comemos, y no utilizamos en el momento, se almacenan en forma de tejido
adiposo. Incluso si tu cuerpo es delgado, las reservas energéticas en forma de
tejido graso son virtualmente ilimitadas: podrían abastecerte de energía
durante días y días en ayunas.
Así pues, considerando que, si bien el glucógeno que
llevamos encima no da mucho de sí, pero el potencial energético de nuestro
tejido graso es enorme, en principio, no habría necesidad de comer y beber
durante la carrera y, mucho menos, tres veces por hora. Para entender por qué
sí conviene comer, hay que añadir otro factor a la ecuación: la intensidad de
la actividad. Las reservas de grasa, hemos dicho ya, son virtualmente
infinitas, pero su conversión en energía para los músculos es lenta. Cuando el
esfuerzo es intenso, es decir, cuando la demanda energética es grande y
urgente, la vía oxidativa (el mecanismo por el que aprovechamos las grasas) es
incapaz de satisfacerla. Aquí entra en juego la vía glucolítica, la vía que
explota la glucosa. Esta otra vía es menos eficiente, porque obtiene menos energía
por unidad de sustrato que la oxidativa, y, sobre todo, es muy limitada, porque
se basa en las exiguas reservas de glucógeno. A cambio, eso sí, es instantánea:
te da un fogonazo de energía, muy corto, pero muy fuerte. Por eso solemos decir
que contamos con dos motores: el motor diésel de la vía oxidativa, que aporta
energía lenta, pero duradera (que nos sirve para sostener esfuerzos prolongados
de baja intensidad, ese correr “al trán-trán”); y contamos también con el motor
turbo de la vía glucolítica, que aporta energía instantánea, pero fugaz (y que
nos sirve para realizar esfuerzos intensos puntuales, como adelantamientos,
repechos y sprint final).
Una vez más, si asumimos que hay dos motores, uno que vamos
a usar el 90% del tiempo y otro reservado a momentos puntuales, que van a
representar en conjunto apenas el 10% de la carrera, sigue sin quedar claro por
qué hay que meter carbohidratos. La respuesta es que, siendo precisos, las vías
metabólicas no son dicotómicas: no usamos una u otra en exclusiva, sino que
siempre trabajan a la vez, sólo que en proporciones distintas. Es decir, a
intensidades bajas, la oxidativa es predominante, pero hay también cierta
implicación glucolítica. Y lo contario: a intensidades altas, la glucolítica
manda, pero la oxidativa está contribuyendo también. Lo que ocurre en carrera
es que llevamos intensidad media-alta (Z3, en un modelo de cinco zonas) donde
entonces hay una contribución grande de la vía oxidativa, pero un papel muy
relevante también de la glucolítica. De hecho, la Z3 se conoce también como
“race pace”, “ritmo de carrera”. Incluso si estás corriendo larga distancia a
ritmo Z2, clavado como un reloj, con el paso de las horas, el nivel de esfuerzo
se convertirá en Z3 para mantener el mismo ritmo. Piénsalo: no cuesta lo mismo
correr en llano a 5’30/km durante una hora, que hacerlo durante 24. Un ritmo,
en principio, poco “intimidante”, puede convertirse en un verdadero desafío a
tu capacidad de resistencia, según se van acumulando las horas.
En fin, que, en carrera, puesto que llevamos “ritmo de
carrera” (que es un ritmo fuerte, en distancia corta, o es un ritmo fácil, pero
que se vuelve duro, en larga distancia) el aporte energético proviene de los
dos motores: el oxidativo o diésel y el glucolítico o turbo. En consecuencia,
como las reservas de glucógeno son muy limitadas, de unos 500g en total, va a
hacer falta meter carbohidrato desde fuera: comer geles y beber drink mixes. De
hecho, la evidencia es clara a favor de los carbohidratos exógenos: comer geles
y beber drink mixes mejora el rendimiento. Una revisión de estudios de 2021,
que consideró 142 experimentos, encontró que la ingesta de carbohidrato durante
pruebas de bici, ski o correr de entre 1 y 4h potencia el rendimiento respecto
del placebo. Otra revisión de 2022 encontró que, a mayor ingesta de carbos
durante maratones y ultras de montaña, menor percepción de fatiga y menor daño
muscular. Hay, pues, que rellenar el tanque periódicamente, si quieres dar un
plus en carrera.
¿CUÁNTO CARBOHIDRATO PUEDO METER?
Esta pregunta tiene dos respuestas posibles: la visión
clásica, que fija el techo en los 90g de carbohidrato /hora, y la visión
futurista de gente como Aitor Viribay (nutricionista del equipo ciclista Ineos
o de Kilian Jornet en su proyecto Phantasm) quien experimenta con los 120g/h y
ni siquiera les pone techo… Veamos primero la visión clásica, bien asentada en
la ciencia y la experiencia. Luego podremos especular un poco…
A principios de los años 2000, se hicieron experimentos en
los que se ponía a los participantes a hacer ejercicio a una intensidad media y
se les iban aportando distintas cantidades de carbohidrato, según la condición
experimental. Técnicas especiales permitían medir cuánto de ese carbohidrato
estaba siendo realmente utilizado para producir energía. De ese modo, se pudo
comprobar que el cuerpo no puede aprovechar más de 1g/minuto de glucosa o
polímeros de glucosa. Esto equivale a 60g/hora. En los grupos donde se
administraban dosis mayores de glucosa no se observaba mayor producción energética
y sí problemas gastrointestinales. En fin, ya puedes meter y meter glucosa,
que, más allá de los 60g/hora, sólo servirá para causar molestias, en forma de
pesadez, eructos, flatulencias o diarrea.
En esa misma serie de experimentos se pudo comprobar que hay
una manera de aumentar el umbral y es usando otra forma de azúcar: la fructosa.
Resulta que glucosa y fructosa siguen rutas diferentes, de manera que puedes
abastecer una y otra independientemente. Vaya, que, metiendo a la fructosa en
el ajo, ganamos una vía metabólica extra. Y es que glucosa y fructosa tienen
transportadores distintos, es decir, proteínas que los sacan del intestino
delgado y los llevan al torrente sanguíneo. La glucosa es transportada por la
proteína SGLT-1 hacia el torrente sanguíneo, de donde irá directa a los
músculos. La fructosa es transportada por GLUT-5, que la lleva al hígado, quien
convertirá la fructosa en glucosa, que eventualmente viajará al músculo
también, para alimentar la actividad de éste. Así pues, la glucosa es un
sustrato de rápido aprovechamiento por el músculo y la fructosa, uno también
aprovechable, pero después de dar un rodeo. Más concretamente, se vio que el
mecanismo de aprovechamiento de la fructosa funciona a un ritmo máximo de
0,5g/minuto, esto es, 30g/hora. Como la vía de la glucosa, que sabemos que
trabaja a un ritmo máximo de 60g/hora, y la vía de la fructosa, que ya hemos
dicho que trabaja a ritmo máximo de 30, son independientes, combinándolas
obtenemos el famoso umbral de 90g de carbohidrato/ hora.
Desde entonces, miles de deportistas han replicado en
persona lo que se encontró en el laboratorio. Por tanto, el umbral 90g/hora
tiene fundamento científico y empírico. Sí, se pueden meter 90g de carbohidrato
a la hora.
Conviene aclarar, eso sí, que, si bien es una frontera
factible, no significa que la puedas alcanzar a la primera de cambio. Hace
falta entrenar el sistema digestivo, algo de lo que vamos a hablar en un
momento. No esperes comprar ración doble de geles e ingerir 90g/hora de
carbohidrato en tu carrera de este domingo y volar como un misil supersónico.
(Sin el citado entrenamiento digestivo, vas a volar, sí, pero de camino al
retrete para echar allí hasta tu primera papilla.)
Es, precisamente, con ese entrenamiento del sistema
digestivo como algunos y algunas deportistas, asesorados por gente como Aitor
Viribay, están alcanzando esos increíbles 120g/hora. Esa gasolina 98 octanos en
cantidades industriales puede, casi casi, llegar a considerarse dopaje, tal
como yo sugerí en un episodio anterior… Sea como fuere, si la frontera de los
90g ya es todo un reto para los y las populares, que va a requerir
entrenamiento específico, la de los 120g queda reservada únicamente a la élite.
¿CÓMO SE ENTRENA EL SISTEMA DIGESTIVO?
Aunque nuestro objetivo no sean los escandalosos 120g/hora
sino, más bien, los 90, no son en absoluto una meta modesta. También van a
requerir entrenamiento. Y ¿cómo se entrena el sistema digestivo?
Hay que entender cómo funciona éste, pues, conociendo sus
componentes, podremos trabajarlos uno a uno específicamente. Lo que comemos o
bebemos pasa por nuestra boca y esófago y llega al estómago. Allí se va
acumulando hasta que se produce el vaciamiento gástrico: el bolo alimenticio
sale del estómago y recala en el intestino delgado, donde será absorbido. En el
caso de la glucosa y los polímeros de glucosa, serán absorbidos por el
mencionado transportador SGLT-1. En el caso de la fructosa, el transportador
será GLUT-5.
Para mejorar el vaciamiento gástrico, lo que hay que hacer
es acostumbrarnos a correr con el estómago lleno. Así de simple. Meterte una
buena comilona de carbos, esperar media horita y salir a correr con ese
mogollón encima. Además, has de beber todo lo que puedas durante el entreno;
mínimo, 500ml/hora. El vaciado gástrico se estimula con el volumen, cuando el
estómago está muy lleno, por eso has de llenarlo hasta arriba. Aparte, así
también te acostumbrarás a las sensaciones mecánicas de correr como una
embarazada de ocho meses. Por supuesto, esa comida previa ha de eliminar grasa,
proteína y fibra, que ralentizan la digestión.
Para mejorar la absorción intestinal del carbohidrato, hay
que comer mucho carbohidrato. Así de simple. Y hacerlo peri-entreno, pero
también en tu dieta general. Se ha visto que, si aumentas tu ingesta de
carbohidratos tanto durante el ejercicio como en tu dieta habitual, se maximiza
la expresión de los transportadores que interesan, el SGLT1 y el GLUT-5. O sea,
que, si metes más y más azúcares, el cuerpo se ve obligado a adaptarse a este
nuevo patrón dietético y acelerar los procesos de absorción, mediante el
incremento de las proteínas transportadoras.
Por último, hay que tener en cuenta dos factores
adicionales: las diferencias individuales y los diferentes deportes. Respecto a
lo primero, pues, como todo en la vida, cada persona es un mundo. Igual que yo
nunca podré correr un 10k a 2’45/km o Sierre-Zinal en 2h 29, como sí hacía
Jonathan Wyatt, auténtica leyenda de las carreras por montaña y expresidente de
la WMRA, tampoco nunca podré meter 120g/hora de carbos y ni tan siquiera 90. No
soporto correr con el estómago lleno ni llevar sabores dulces permanentemente
en la boca... Quizás tú estás en el otro lado del espectro y tienes el
potencial para llegar a tragar y absorber cantidades ingentes de carbos. Lo
dicho: cada persona es un mundo. Respecto a los diferentes deportes, está claro
que ingerir y digerir sobre una bici es más fácil que corriendo. En bici puedes
usar las manos para ingerir mientras sigues pedaleando; es más difícil hacerlo
mientras corres, pues los brazos intervienen en el gesto de carrera. Sobre la
bici, el torso apenas se mueve, de modo que el estómago tampoco; pero, en la
carrera a pie, el estómago va saltando arriba y abajo y de lado a lado
constantemente, sometiendo a un verdadero centrifugado a todo lo que lleves ahí
dentro. Por último, corriendo hay más implicación muscular, que entonces
sustraerá más sangre del proceso digestivo.
¿QUÉ CARBOHIDRATOS SON MEJORES?
Bien, ya sabemos que el “race pace”, el ritmo de carrera,
nos reclama trabajo oxidativo y glucolítico para producir la energía que
sostiene dicho ritmo, y que la glucólisis se basa en un sustrato limitado en su
forma endógena y que, por ende, debemos suplementar de forma exógena. Para
rendir a tope, hay que meter carbohidratos a ritmo de 60g/hora y hasta 90.
Tendremos, además, que combinar glucosa o polímeros de glucosa con fructosa
para aprovechar los distintos sistemas de transporte, el que va del intestino
al músculo y el que hace lo mismo, pero pasando antes por el hígado. Bien,
¿cuáles son esos polímeros de glucosa?
Los polímeros de glucosa son las distintas formas en que
podemos encontrar la glucosa, según el número y organización de moléculas de
glucosa que contienen. Quizás los tres polímeros más importantes son:
maltodextrina, amilopectina y ciclodextrina. La maltodextrina tiene menos
moléculas de glucosa que la amilopectina y ésta, menos que la ciclodextrina.
Aparte, en la maltodextrina las moléculas están unidas linealmente; en la
amilopectina, en una estructura ramificada; y en la ciclodextrina, en una
estructura circular. Ambas características, peso molecular y estructura,
determinan la manera como nuestro cuerpo las digiere. La ciclodextrina tendría
un vaciado gástrico más rápido y generaría un pico insulínico menor, evitando
la hipoglucemia reactiva consiguiente. La maltodextrina tendría un vaciado más
lento y un pico insulínico mayor. La amilopectina estaría a medio camino de los
otros polímeros en ambos parámetros, vaciado y pico. Por estas razones, la ciclodextrina
es la forma de glucosa más cara; la maltodextrina, la más barata; y la
amilopectina, de precio intermedio. El jarabe de glucosa y el azúcar, por su
peso y estructura molecular, serían los peores en términos de molestias
gastrointestinales, pero, claro, los más baratos.
Por otro lado, vamos a encontrar esos glucosa, polímeros de
glucosa y fructosa en dos presentaciones: gel y drink mix. O sea, crema, que
puedes tragar fácilmente, y polvos mezclados con agua, que puedes tragar aún
más fácilmente, al tiempo que te rehidratas. Interesa combinar las dos
presentaciones por dos razones: (1) maximizamos la ingesta de carbohidratos y
(2) de una forma más tolerable, que sólo comiendo o sólo bebiendo.
En resumen, lo mejor es combinar geles y drink mixes, combinar
glucosa y fructosa, si aspiras a meter más de 60g/hora de carbos, y optar por
ciclodextrina o, en su defecto, amilopectina, mejor que maltodextrina, si
puedes pagarlo.
¿POR QUÉ MAURTEN SON LOS MEJORES?
Hay una tercera presentación que son los hidrogeles. Y aquí
es donde Maurten se lleva la palma. Éste es el gran desarrollo de la casa
sueca. A pesar de que utilizan fructosa con maltodextrina, el polímero de
glucosa más barato y menos sofisticado, la clave para conseguir niveles
estrella de digestibilidad ha sido su fórmula de hidrogel. A partir de
espesantes procedentes de algas y vegetales, como alginato o pectinas, han
conseguido crear una especie de esponja, dentro de la cual se aloja el
carbohidrato. De este modo, el carbohidrato viaja suavemente por el tracto
digestivo hasta el intestino. Como, además, prescinden de saborizantes,
colorantes o conservantes, la experiencia al tomar productos Maurten es mágica:
“es como beber un agua que desaparece”, tal como la describieron los y las
atletas etíopes allá por el año 2015, cuando Maurten estaba en plena fase I+D.
Los geles Maurten vienen directamente en formato hidrogel.
Su drink mix viene en polvo, como todos los del mercado, pero tiene la
capacidad también mágica de convertirse en hidrogel en contacto con los ácidos
del estómago. Así han logrado que sus drink mixes contengan una concentración
de carbohidrato del 14%, el doble de lo que se creía posible.
¿QUÉ RATIO GLUCOSA-FRUCTOSA ES MEJOR?
Cuando expliqué la necesidad de introducir glucosa en
combinación con fructosa para emplear un doble sistema de transporte y alcanzar
el techo de los 90g/hora, ya hice referencia a la tasa de aprovechamiento de
uno y otro azúcares. Asimilamos glucosa a ritmo de 1g/minuto y fructosa, a
ritmo de 0,5g/minuto. Es decir, nuestra capacidad para convertir glucosa en
energía es dos veces la que tenemos para hacer lo mismo con la fructosa. Eso
explica que, por lo general, los productos energéticos sigan la ratio 2:1 en
sus recetas, o sea, que añadan el doble de glucosa que de fructosa a su gel o
drink mix.
Como dije en su momento, estos números provienen de las
investigaciones originales en la materia, que luego se han refrendado
consistentemente en el campo real. No obstante, hay cierto equipo de
investigación y hay cierto equipo ciclista que han experimentado con otras
ratios. En concreto, con ratios en torno a 1:0’8, lo que supone incrementar la
proporción de fructosa y, aparte, incrementar la carga total de carbohidrato,
acercándonos a los ya mencionados 120g/hora. Lo cierto es que los resultados de
ese laboratorio no se han replicado en otros laboratorios, además de no ser
resultados muy boyantes a favor de la ratio 1:0’8 sobre la ratio 2:1. En cuanto
al equipo ciclista, es uno donde se sigue un riguroso entrenamiento del sistema
digestivo, de forma que tiene sentido que puedan tolerar otras cargas de carbos
y, en particular, de fructosa, pues ya han seguido las pautas para lograr
maximizar el vaciado gástrico y la expresión del transportador GLUT-5.
En todo caso, esa otra ratio 1:0’8 tendría sentido sólo para
cargas totales de carbos muy altas, que, a su vez, tienen sentido solamente en
actividades de ultra-resistencia, por encima de las 3h. ¿Por qué? Porque, si
sabemos que los límites normales de absorción están en 60g/hora para la glucosa
y 30g/hora para la fructosa, que nos dan un total de 90g/hora de carbos, lo que
ya es el copón, ¿para qué buscar otras ratios que violan las tolerancias
naturales de los sistemas transportadores? Por debajo de una carga total de 60g
de carbos por hora, hablar de ratios glucosa-fructosa es una tontería, porque
solamente con glucosa ya puedes alcanzar ese umbral. Y hasta 90g/hora juntando
glucosa y fructosa, tampoco hace falta recurrir a ratios distintos del 2:1, que
ya sabemos que es coherente con el sistema transportador.
Hay que decir también que la fructosa es mucho más
endulzante que la glucosa. En consecuencia, aumentar la carga de fructosa puede
empeorar la palatabilidad y, por tanto, hacer la ingesta más difícil.
En fin, por todas estas razones, creo que (1) la ratio, sea
una u otra, es irrelevante hasta los 60g/hora de carbos, (2) hasta 90g/hora la
2:1 es la ratio coherente con nuestro sistema natural de transportadores y
capacidad de asimilación y (3) la ratio 1:0’8 puede valer en condiciones muy
particulares, que son actividades de muy larga duración y niveles totales de
carbohidrato enormes, en torno a los 120g/hora.
¿CUÁNTA CAFEÍNA DEBO TOMAR PRE E INTRA-CARRERA?
Muchos geles contienen dosis de cafeína, conviene saber qué
te estás metiendo. Por un episodio anterior sabemos que la cafeína es un
estimulante que funciona. Un estudio de revisión de 2022 demostró que mejora el
tiempo hasta el agotamiento o tus marcas en distancias estándar, como un 5k.
Sabiendo que la cafeína funciona y que cabe tomarla a través de los geles,
¿cuánto y cómo debo distribuir su ingesta? Antes de nada, es necesario aclarar
que las diferencias individuales son grandes respecto a la metabolización del
café: para algunas personas será un boost muy bienvenido y, para otras, una
bomba que dispare la activación simpática y les convierta en un manojo de
nervios. Imagino que, a estas alturas, ya sabrás cómo te sientan el café, el
RedBull o la Coca-Cola y, por tanto, si eres de quienes metabolizan bien o mal
la cafeína.
Aclarado eso, repasemos las pautas generales. Se ha visto
que con la horquilla 200-400mg o 3-6mg/kilo de peso se consiguen los citados
efectos ergogénicos. En términos de cafés, podría equivaler a dos-cuatro
expressos. Como el efecto se observa a los 45-60min tras la toma, habría que
meter esos 200-400mg de cafeína una hora antes de la carrera. Como el efecto
dura 4-5h, si tu prueba es inferior a dicho umbral, no haría falta seguir
tomando cafeína durante la carrera. Si tu prueba es superior a las 5h, cabe
volver a meter 200-400mg que durarían otras 4-5h, que tomarías en torno a la
hora cuatro, para empezar a notar el efecto en la hora cinco. Otra opción es
distribuir los 200-400mg en tomas más pequeñas, pero, más allá del efecto
psicológico de sentir que te estás metiendo un boost o que seas muy sensible a
dosis altas, no le veo interés a esta práctica.
¿QUÉ DEBO MIRAR AL COMPRAR UN PRODUCTO DE FUELING?
Sabiendo ya bastante sobre
gramos, ratios, tipos de carbohidrato y presentaciones, en forma de gel, drink
mix e hidrogel, ¿cómo proceder a la hora de elegir producto de fueling? He aquí
el protocolo que propongo. (1) Establece cuántos gramos totales de carbos/hora
quieres tomar. Esto dependerá de la duración de la prueba y de tu entrenamiento
digestivo. Cuanta mayor duración y entrenamiento, podrás apuntar a niveles más
altos. (2) Si son 60g/hora o menos, la ratio glucosa-fructosa te da igual.
Podrías incluso tomar glucosa en exclusiva. Si apuntas a 90g/hora, busca ratio
2:1 glucosa-fructosa. (3) Mira cuántos gramos de carbohidrato trae el gel por
gramo de peso o el drink mix, por sobre. Cuantos más carbos por gramo, mejor.
Aparte, está la calidad del carbohidrato: de mayor a menor, ciclodextrina,
amilopectina, maltodextrina, glucosa. (4) Establece cómo distribuirás el aporte
de carbos vía geles y vía polvos disueltos en agua. Por ejemplo, si tu drink
mix trae 45g de carbos y lo disuelves en 500ml, que consumes a lo largo de una
hora, podrías tomar dos geles de 20g en esa hora, haciendo un total de 85g/hora
de carbohidrato. (5) Por supuesto, prueba gramos, ratios, marcas, sabores y
sistemas de envasado antes de la competición. Con independencia de lo que dice
la ciencia y la experiencia de otras personas, tú eres individual, como ya
hemos dicho antes, respecto a la capacidad digestiva. Es posible que, aunque la
ciclodextrina es mejor sobre el papel, a ti la maltodextrina te vaya bien, por
ejemplo. También habrá diferencias entre quienes buscan sabores y quienes
prefieren algo neutro, como lo que hace Maurten. Y, aunque es rara, existe la
intolerancia a la fructosa, por déficits en el GLUT-5.
Con estos principios, podemos jugar a comparar algunas marcas
líderes de ventas, como SantaMadre, Maurten, 226ers o Enervit (sí, la del
Mercadona). En cuanto a geles, salen ganando Maurten y 226ers, porque te dan 25
y 22g de carbos por geles de 3’30 y 3’20€ la unidad, respectivamente.
SantaMadre te da un poco más, 30g, pero por 4’90€, que es una pasada. Enervit
te da unos escasos 18g de carbos por 1’20€ y con ingredientes de pésima calidad
(jarabes de glucosa y fructosa) y ratio no especificada. En cuanto a drink
mixes, Maurten está galaxias por encima del resto, aportando 80g de carbos por
sobre (a disolver en 500ml) y a un precio de 2’20€ la unidad. SantaMadre y
226ers están a precios similares, pero ofreciendo nada más 45g de carbos.
Enervit no saldría a cuenta, pues te da solamente 28g por 0'90€ el par de
sobres que has de disolver en 500ml.
¿CUÁL ES LA CURIOSA HISTORIA DE MAURTEN?
Así como, cuando hablé de las bondades de las zapatillas
Evadict del Decathlon, quise dejar claro que no me patrocina nadie, reitero
aquí que no tengo nada que ver con Maurten. Ni me paga ni me regala productos
ni tan siquiera sabe que hay un friki en el norte de España, que escucha
entrevistas a Olof Sköld, CEO de la casa sueca, o Joshua Rowe, bioquímico en el
departamento de desarrollo, y que lo divulga en su podcast de los miércoles…
Hechas las advertencias pertinentes, cuento un par de anécdotas sobre la marca
en cuestión.
Primero: la idea nació cuando uno de los fundadores estaba
en el dentista tratándose unas caries. Es triatleta de larga distancia y tomaba
muchos productos energéticos con azúcar, que le habían machacado los dientes.
Se dijo: tengo que arreglar esto. Llamó a su colega Olof y lanzaron la empresa.
Por cierto, el triatleta fundador se llama Maurten y de ahí el nombre de la
empresa. Segunda curiosidad: desarrollaron sus productos en Etiopía, ayudando a
los corredores que trataban de bajar de las 2h en maratón oficial, como parte
de un proyecto breaking2 pionero, anterior a los de Kipchoge, liderado por el
investigador del alto rendimiento Yannis Pitsiladis. Tercera curiosidad: sus
productos son tan famosos y eficaces, que han traspasado las fronteras del
deporte de resistencia, energizando incluso a pilotos o futbolistas. Ahora
bien, en Maurten tienen claro que lo que les interesa es tener embajadores
entre los deportistas de resistencia, porque quienes siguen la maratón, el
triatlón o el trail-running, son también practicantes; no así en F1 o fútbol,
que quienes lo siguen lo hacen desde la barra del bar o en el sofá y son gente
sedentaria. Entre sus embajadores están Bekele, Kipchoge, Kilian, Jim Walmsley
o la bestia sueca del skimo y las carreras de orientación Tove Alexandersson.
Si queremos imprimir intensidad, debemos quemar glucosa. Y,
como la que tenemos almacenada en forma de glucógeno es limitada, hay que
meterla desde fuera. Hay que tomarla en forma de geles y polvos mezclados en
agua (porque en carrera no puedes sentarte a una mesa a comerte tranquilamente
una fuente de macarrones). Y hay que tomarla a ritmo de 60g/hora, 90g/hora o
120g/hora, según si la actividad es menos o más larga y según si tienes un
sistema digestivo normal o fuerte como el vinagre. Esos gramos suponen un
número nada desdeñable de geles y sobres de drink mix por hora y por entreno y
por carrera, de modo que pequeñas diferencias de precio por la unidad, pueden
convertirse en una ruina para tu modesta economía. Aquí te he intentado
explicar lo que hay que saber sobre gramos, ratios, umbrales, polímeros de
glucosa y formatos para que elijas productos de fueling de manera informada y
obtengas gasolina 98 octanos para tu trailrunning.
Corresendas, espero que
hayas disfrutado y aprendido a partes iguales. Si fue así, agradezco mucho que
te suscribas, valores, comentes y/o compartas y que me sigas en Instagram, en
la cuenta CorrerPorSenderos, todo junto.
Nos encontramos aquí
en siete días, si no antes por el monte. Hala, a pisar sendas! (Sea en ayunas o
hasta arriba de carbos para dar tu máxima potencia.)
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