Episodio 64. Lo de Courtney Dauwalter… ¿El gap hombre-mujer se estrecha en la larga distancia?
Autor: Héctor García Rodicio https://www.instagram.com/correrporsenderos/
Si estás en el mundillo del trail running, no importa que te
guste más la larga distancia o la corta, apuesto a que has oído hablar de lo de
Courtney… E, incluso si no estás en el mundillo trail, es muy posible que hayas
oído hablar de este caso tan sorprendente, pues Mrs Courtney Dauwalter (/mí-ses
cóhr-ni du-wal-ter/) ha aparecido en medios generalistas, como The New York
Times, y en prestigiosos podcasts, como Rich Roll Podcast o, casi nada, The Joe
Rogan Experience. No es para menos, Courtney atesora un palmarés y unas cifras
estratosféricas, que pocas personas pueden igualar, sea en ultra-running o en
cualquier otro deporte o disciplina. De las 53 carreras que figuran en su UTMB
index (según escribo esto en julio de 2023), ha hecho primer puesto en 33 de
esas carreras y top3 en 43 de esas carreras. O sea, gana dos de cada tres
carreras que corre y hace podio en el 80%. Es más, en los últimos cinco años,
desde 2018 hasta hoy, ha ganado el 90% de las carreras que ha disputado. Por no
hablar de los tiempazos que hace, muchas veces de récord, y de los márgenes con
que gana a la segunda clasificada… Para rematar, es fácil verla meterse en el
top10 absoluto, por delante de una parte considerable del pelotón masculino. No
doy más cifras para no marearte.
Ante este fenómeno alucinante, hay varias preguntas que
vienen enseguida a la mente. Una, muy obvia, es ¿cómo se explica el éxito
arrollador de Courtney? Yendo un poco más allá, también cabe preguntarse ¿es
posible que la brecha hombre-mujer en rendimiento atlético se estreche en
distancias largas y que, por tanto, las mujeres estén mejor dotadas para el
ultra-running? Y, de ser así, la tercera cuestión también salta a los ojos:
¿por qué a las mujeres se les da mejor que a los hombres la ultra-distancia?
Bien, pues, así como quien no quiere la cosa, acabo de
componer el guion del episodio de hoy. Se vienen tres apartados. Primero, qué
es el fenómeno Courtney Dauwalter y cómo se explica. Segundo, ¿es verdad que, a
mayor distancia en trail-running, menor gap hombre-mujer? Tercero, ¿por qué las
mujeres podrían estar mejor dotadas para la ultra-distancia? Para contestar las
dos últimas cuestiones, nos apoyaremos en un elegante y reciente estudio
titulado: “Running Endurance in Women Compared to Men: Retrospective Analysis
of Matched Real‑World Big Data”.
Sin más dilación, vamos al turrón.
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¿QUÉ ES LO DE COURTNEY?
Courtney Dauwalter es ultra-runner profesional en el equipo
Salomon, desde 2017. Entonces tenía 32 años. Anteriormente, fue profesora de
ciencias en secundaria. En sus años de escuela, practicó atletismo de pista y
cross-country y esquí de fondo. En el instituto, se centró en el esquí, cosa
que le permitió conseguir una beca para estudiar en la universidad seguidamente.
Al terminar la universidad, y mientras trabajaba como profesora de ciencias, regresó
al atletismo, llegando a correr su primera maratón de asfalto. Entonces no
sabía si lograría completar los 42,195 kilómetros o, en el sistema métrico
americano, las 26.2 millas. Como lo logró, como corrió esas 26 millas acabando
entera, se preguntó si habría algo más largo y desafiante que intentar. Probó
un trail de 50k y también salió. Lo que la enamoró del trail fue que, a
diferencia del running de asfalto, donde el crono lo es todo, en el trail la
gente se ayudan unos a otros y, en los avituallamientos, se charla
tranquilamente con los voluntarios, mientras rellenas los bolsillos de
gominolas. Lo siguiente fueron las 50M y, de ahí, el paso lógico fueron las
100, que es la distancia donde hoy Courtney se mueve como pez en el agua. Cosa
que no quita para que haya probado con las 200M, las del lago Tahoe o el
desierto Moab, y hasta con las 500 (aunque esto último no salió bien: una
bronquitis le impidió alcanzar el FKT en el Colorado Trail, un sendero que, a
lo largo de 788k y 27mil metros positivos, atraviesa las Montañas Rocosas,
desde Durango y hasta Denver).
La prueba de que Courtney, en efecto, “se mueve como pez en
el agua en las 100M” es su inabarcable palmarés en esta distancia, del que ya
dimos algunos datos en la introducción. Ha ganado las 100M de UTMB, las de Hard
Rock, las de Western States, las de Diagonale Des Fous, las del monte Fuji y
las de Run Rabbit, algunas de ellas en repetidas ocasiones. Aparte, ha ganado
también los 127 KA de Transgrancanaria, los 115 KA de Isla Madeira, los 113 KA
de Maxi Race o los 97 KA de Javelina Jundred, entre otras ultras de prestigio
internacional. Incluso, ha corrido y ganado las 200M del lago Tahoe y las 238
de Moab, en estas últimas, haciendo primer puesto absoluto. Tiene récords
femeninos en UTMB, HR100, WSER, DDF, TGC y MIUT, que haya contabilizado yo
(seguro que alguno más me he dejado fuera). Y, ya para que se te vuele la
cabeza, en 28 de las 53 carreras que figuran, ahora mismo (julio de 2023), en
su UTMB index, hizo top10 absoluto, compartiendo primeros puestos con los
hombres, y con ventajas abismales respecto a la segunda mujer. En fin, Courtney
es de otro planeta. Se ha discutido si es o no “the GOAT”, “the greatest of all
time”. Y, a la luz de estos números apabullantes, yo diría que sí.
Por si fuera poco, todo esto lo hace con un súper estilo y
un súper buen rollo, que son las señas de identidad de Courtney. Respecto al
estilo, lo primero que llama la atención es su atuendo: pantalones anchos de jugadora
de baloncesto, calcetines altos, camiseta holgada y gafas de sol. Lo de ese
atuendo tan particular no es postureo, es, sencillamente, que Courtney apuesta
por la comodidad (no olvidemos que Courtney es especialista en pruebas que
toman alrededor de 24h; eso son muchas horas, en las que, una posible prenda
que roza o que aprieta, sería una tortura insoportable, que hasta podría
devenir en DNF). Lo de las gafas de sol se debe a que Courtney tiene ojos
azules y muy claros, en los que la luz solar resulta muy cegadora (los ojos
claros tienen menos melanina en el iris y, generalmente, también en la retina
y, por consiguiente, menor capacidad para absorber la luz). No es raro que
Courtney use algún tipo de gafas también por la noche, como medida de
protección para evitar ceguera transitoria, algo que ya le pasó en una 100M una
vez, teniendo que correr el tramo final, literalmente, guiada por las
instrucciones verbales de su pacer, quien le fue cantando los giros y los
obstáculos.
Otra cosa menos evidente del estilo de Courtney es su
parsimonia: emplea la mínima energía necesaria para desplazarse. En el llano,
va trotando, con zancada corta; en las subidas, va caminando, con zancada
larga, y bastoneando. Desde fuera, no parece que vaya muy rápido y, quizás, es
cierto: su ritmo es más de tractor que de Ferrari; pero es que ése es el ritmo
que hay que llevar en ultras de 100M por montaña, pues vas a tener que sostenerlo
durante 20, 23 o 26 horas. Una prueba de que es un buen ritmo para ultras, es
la escena, que se hizo viral, y que se dio en TGC 2023: Pau Capell en medio de
una fuerte subida mira un momento para atrás para ver a sus perseguidores, ve a
uno con camiseta blanca y pregunta al camera runner, “ese de blanco corriendo
¿quién es?”, el camera runner responde que es Courtney, a lo que Pau responde,
“su puta madre, pero ¿cómo sube así?”.
Por último, para concluir con la manera de correr de
Courtney, hay que hacer mención a su súper buen rollo contagioso. Pase lo que
pase en su fuero interno, Courtney lleva siempre una sonrisa. Y, por jodida
(con perdón) que esté, nunca deja de chocar la mano a un niño que anima a un
lado del sendero o de dar las gracias a todos y cada uno de los voluntarios,
incluso en idioma castellano, como hizo en la citada TGC 2023. Tampoco tiene
problema en felicitar y animar a chicas y chicos rivales, cuando la adelantan
(las veces que esto ocurre).
Bien, ya sabemos que Courtney es mucha Courtney, que es la
reina de la ultra-distancia, por lo que logra, que no tiene parangón, y por
cómo lo logra, que es con una parsimonia y una deportividad, también excepcionales.
Ahora, la pregunta cae por su propio peso: ¿cómo narices consigue esto esta
mujer? ¿Cómo se explica el fenómeno Mrs Courtney Dauwalter? En mi opinión, hay
tres factores clave: talento, volumen de entrenamiento, mentalidad.
Talento
Creo que Courtney tiene una dotación natural para el correr.
¿En qué me baso para afirmar esto? En dos hechos. Uno es que Courtney rinde a
un altísimo nivel, pese a seguir un entrenamiento poco o nada sistemático. No
recibe orientación de un entrenador, no sigue una planificación, no mira
pulsaciones ni ritmos, no trabaja la fuerza, no reconoce el terreno antes de la
carrera, no prevé unos tiempos de paso, no hace periodización nutricional.
Courtney, literalmente, decide lo que va a hacer ese día, mientras toma su café
a primera hora. ¿Que el cuerpo le pide chispa? Pues elige una ruta que incluye
un par de subidas, donde puede apretarse. ¿Que el cuerpo le pide correr largo?
Pues elige las rutas de mayor kilometraje. ¿Que el cuerpo le pide descanso?
Pues día de sofá. En carrera, sencillamente, se guía por sensaciones; no mira
ritmo, tiempos, pulso, no estudia los tiempos de sus rivales en ediciones
anteriores. Y, en cuanto a la nutrición, Courtney es amante declarada de los
nachos y la cerveza. Durante su TGC 2023 se avitualló a base de tortitas,
donuts y hasta hamburguesas del McDonald’s. Un régimen tan anárquico y tan poco
cuidadoso de entrenamiento, nutrición y descanso sólo puede funcionar si tienes
talento.
Otro hecho que me hace pensar que Courtney cuenta con una
dotación natural excepcional es su ratio 2d-4d, concepto que ya tratamos en el
episodio 18. Lo explico rápidamente, por si no lo escuchaste o no lo recuerdas.
Cuando estás en la barriga de tu mamá, en plena gestación, recibes mayor o
menor exposición a testosterona. La cantidad de testosterona depende de las
circunstancias de la madre gestante, como su propio nivel de testosterona,
estrés emocional o exposición a químicos sintéticos, y del sexo del feto,
porque, claro está, los fetos masculinos producen más testosterona, lo que
resulta en más testosterona neta circulando en el útero. La cosa es que esa
testosterona fetal produce una serie de características en el bebé en
gestación, que, atención a esto, permanecen de por vida. Esas características
tienen que ver con la estructura ósea, la estructura cerebral y la sensibilidad
a la testosterona. Más testosterona se asocia a mayor densidad ósea, hombros
más anchos que las caderas, más masa muscular, fuerza y potencia, más ambición
y espíritu competitivo y menores habilidades comunicativas. Y un indicador
indirecto o “proxy” del nivel de testosterona fetal es la ratio 2d-4d, es
decir, la relación entre el tamaño de tu segundo dedo de la mano, el índice, y
el cuarto dedo, el anular. Un dedo índice más corto que el dedo anular es
reflejo de haber estado más expuesto a testosterona fetal. Te invito a buscar
fotos de la mano de Courtney, por ejemplo, la de meta en la HR100 de 2023,
donde se lleva la mano a la frente. Verás esa ratio 2d-4d, a la que hago
referencia, clarísimamente.
Volumen
Que Courtney no siga un plan estructurado de entrenamiento
no significa que no acumule horas, kilómetros y desnivel, como para parar un
tren. Su “sweetspot”, esto es, el kilometraje semanal con que se siente a gusto,
que le sirve para mantenerse en forma y sin lesión o burnout, es la horquilla
120-150M, entre 200 y 240k/ semana. Eso es mucho volumen, que además mantiene
ininterrumpidamente desde hace años. Hay que decir, aparte, que es volumen en
altitud. Courtney vive y entrena en Golden, Colorado, a una altura de 1700msnm
y rodeada de montañas de 2000 a 2500msnm. Durante el invierno, cuando esas
montañas están cubiertas por completo de nieve, Courtney practica esquí de
fondo, que, recordemos, fue su deporte durante la secundaria y la universidad.
Eso le permite mantener su régimen de altísimo volumen en altitud durante todo
el año.
Mentalidad
Hay varios aspectos de la mentalidad de Courtney que
contribuyen al fenómeno: cero estrés, ambición y optimismo. Con “cero estrés”
me refiero a que Courtney no se agobia con los números. Ya lo he dicho antes,
no mira ritmo, tiempo o pulsaciones, ni en entrenos ni en carrera, no estudia a
sus rivales, no establece unos tiempos de paso, no mide calorías o
macro-nutrientes en su dieta, no se priva de ningún alimento o bebida, por muy
procesada y poco saludable que sea… Ella misma admite que no es el régimen de
entrenamiento más ideal, pero, a la vez, entiende que, de hacerlo todo
perfecto, se agobiaría demasiado y dejaría de disfrutar y, a la postre, de rendir.
Respecto a su ambición, no es, para nada, de ganar a sus rivales e, incluso, no
es tanto de ganar carreras y batir récords, como de explorar; explorar nuevos
territorios y terrenos, nuevas distancias y explorar hasta dónde puede llegar
su cuerpo y su cabeza. Prueba de esta inquietud es que ha hecho carreras de
100, 200 y hasta 238M y en terrenos tan dispares como la isla de Madeira, la
isla de Gran Canaria, los Alpes, el desierto de Moab o la isla de Australia; y
carreras con formatos tan dispares como la Zegama-Aizkorri, donde se va a tope
durante 4h (Courtney la corrió en 2022, el año del récord de Nienke, acabando
décima), UTMB, donde debes regular muy bien la intensidad, o la Backyard ultra,
donde el factor determinante es el mental. Y, por lo que se refiere al
optimismo de Courtney, sólo hay que ver cómo afronta los momentos de dolor y
los fracasos en las carreras. Ya sabes lo que dicen, “en deportes de
resistencia, el sufrimiento es opcional, el dolor es obligatorio”. Vamos, que,
antes o después, va a llegar el discomfort y tú decides cómo capearlo. Para
Courtney, ese punto de la carrera es “la cueva del dolor” y, cuando entra en la
cueva del dolor, no trata de escapar de ella, sino “hacerla más grande”. Acepta
el dolor y hasta lo abraza. Otra prueba del optimismo de Courtney es la rapidez
como se repone de los fracasos. Cuando algo sale mal en carrera, hasta el punto
de tener que abandonar, está afectada unas horas; pero enseguida piensa ya en
cómo se puede solucionar eso de cara a la siguiente. O sea, pasa de página: no
se queda atascada en la pena y el remordimiento y sí se orienta hacia el
futuro.
Recapitulando
Courtney Dauwalter es la reina del ultra-running. Desde 2018
lo gana absolutamente todo en carreras por encima de los 100k, con récords, con
ventajas aplastantes respecto a la segunda clasificada y colándose en el top10
absoluto con facilidad. Y, para lograr ese impresionante palmarés, no es que
siga un sistema súper-científico para preparar las carreras, que ya hemos visto
que todo lo contrario, sus claves, según he razonado, son: (1) talento, un
cuerpo dotado naturalmente para el ultra-running, (2) volúmenes semanales y
anuales gigantescos, en altura y sostenidos durante todo el año y desde hace
muchos años, (3) mentalidad, que la hace querer explorar permanentemente,
nuevas distancias, nuevas rutas, nuevos desafíos, y que la hace afrontar las
vicisitudes con estoicismo.
¿EL GAP HOMBRE-MUJER SE ESTRECHA A MAYOR DISTANCIA?
¿Qué pasa por
encima del maratón? ¿Se mantiene esa diferencia? Por suerte, no tenemos que
especular. Basta acudir al reciente e impecablemente
diseñado estudio titulado: “Running Endurance in Women Compared to Men:
Retrospective Analysis of Matched Real‑World Big Data”. ¿Cómo se hizo este studio y qué encontraron? Te
lo cuento a continuación. Para empezar, los autores acudieron a la base de
datos del circuito UTMB. Recopilaron 4mill de resultados, de aproximadamente
1mill de hombres y 400mil mujeres, logrados en unas 21mil carreras de trail. Lo
primero que hicieron con todos esos datos es identificar valores de referencia.
Consideraron una distancia corta (pruebas entre 25 y 45k). En esa distancia,
identificaron al hombre cabeza-de-tabla, mitad-de-tabla y final-de-tabla;
también a la mujer cabeza-de-tabla, mitad-de-tabla y final-de-tabla.
Cabeza-de-tabla significa que haces un tiempo no mucho peor a el o la primer
clasificados, final-de-tabla, que haces un tiempo mucho peor, mitad-de-tabla,
que haces un tiempo moderadamente peor. Para ser exactos, los valores de
referencia fueron: retraso del 25% respecto a el o la primer clasificados,
retraso del 50%, retraso del 75%. Para verlo más claro. Si, por ejemplo, en una
maratón de montaña el primer puesto hace 4h, estar en cabeza-de-tabla supondría
tardar en torno a 5h, estar en mitad-de-tabla, en torno a 6h, estar en
final-de-tabla, en torno a 7h. Bien, una vez tienes localizados a esos hombres
y mujeres de referencia en la distancia corta, buscas esas mismas referencias
en 50k, 75k, 100k, 125k, 100M y hasta 150M. Y lo que miras es cuánto va bajando
el ritmo promedio en carrera, a medida que sube la distancia, y lo miras en
hombres y en mujeres. Pongamos por caso que corres un trail de 40k a 7’/k, uno
de 80k quizás lo corras a 8’/k y uno de 120k, a 9’/k, por decir algo. O sea,
cada aumento de la distancia va penalizando tu ritmo: a mayor distancia, ritmo
más lento. La cuestión es si la penalización es igual en hombres y mujeres.
Y, lo que se vio en
el estudio, es que los chicos bajan su ritmo un 4%, por cada 10 kilómetros
extra, mientras que las chicas lo bajan sólo un 3,25%. Dicho de otro modo, a
ambos sexos el aumento de la distancia nos afecta; pero a las mujeres os afecta
menos. Así pues, no es que las mujeres rindan mejor que los hombres en larga
distancia, es que están mejor dotadas para ello. Los hombres, en general,
quedarán por encima de las mujeres en cualquier distancia, pero el gap será
menor cuanto mayor sea la distancia, por esta mejor tolerancia al ultra-running
de las mujeres. Esa mayor tolerancia al aumento de distancia explica por qué,
con cierta frecuencia, una o varias mujeres se metan en el top10 absoluto en
carreras ultra.
¿POR QUÉ LAS MUJERES SON MÁS FUERTES EN LA ULTRA-DISTANCIA?
Factores
fisiológicos: fibras lentas y metabolismo
Por episodios
anteriores, ya conocemos la naturaleza híbrida del motor que nos mueve, nuestro
metabolismo. Sabemos que hay un motor diésel, que es la oxidación de ácidos
grasos, y un motor turbo, la glucólisis. A mayor intensidad del ejercicio,
mayor contribución de la glucólisis en detrimento del metabolismo oxidativo. El
problema del motor turbo es que, aunque puede entregar mucha potencia
rápidamente, también se agota muy rápidamente, dado el tamaño de los depósitos
de glucógeno. Pues bien, ocurre que, a intensidades bajas, la contribución de
la lipólisis es mayor en mujeres que en hombres, en quienes, incluso en esas
intensidades, la glucólisis ya empieza a ser relevante. En palabras llanas: las
chicas tiráis más del motor diésel, que para los chicos es más corto y, al
menor incremento en la intensidad, ponemos el turbo también a funcionar. Las
ultras se corren, precisamente, a intensidades bajas, por lo que un motor
diésel con mayor capacidad supone una ventaja. Por otra parte, en el músculo
tenemos dos tipos de fibras, las lentas y las rápidas. Las lentas se llaman
así, porque se agotan más lentamente, pueden funcionar durante más tiempo. Las
fibras rápidas, igual que el metabolismo glucolítico, entregan mucha energía en
un corto espacio de tiempo, pero se agotan muy rápidamente. Para un o una
sprinter, interesa tener una gran proporción de fibras rápidas. Para un o una
ultra-runner, interesa lo contrario: mayor proporción de fibras lentas, que es
lo que tenéis, en promedio, las mujeres.
Factores
psicológicos: pacing y resiliencia
Hay estudios que
han analizado el pacing, es decir, la gestión del ritmo en carrera, de hombres
y mujeres. En uno de 2015, que consideró 92mil performances en 14 maratones de
asfalto, se analizó el declive en el ritmo de carrera, según avanzan los
kilómetros. Se distinguieron dos categorías: mantener el ritmo, cuando no se
bajaba más de un 10%, empeorar el ritmo, cuando se bajaba un 30% o más. En
conjunto, los hombres tenían más probabilidad de caer en esa segunda categoría
que las mujeres. Ocurrió así en todos los grupos de edad y de nivel competitivo.
Otro estudio evaluó tanto el daño muscular objetivo, como el dolor percibido,
al finalizar una ultra de montaña y 24h después. Se vio que, a igualdad de daño
objetivo (medido mediante la concentración de creatina kinasa), las mujeres
reportaban sentir menos dolor, tanto en la línea de meta, como al día
siguiente. Vaya, que las mujeres toleráis mejor el dolor.
CONCLUSIÓN
En comparación con las mujeres, los hombres, en promedio,
tenemos (bueno, ya sabes que no es exactamente mi caso) hombros más anchos,
huesos más densos, más masa muscular, menor porcentaje graso, más fuerza y
potencia, mayores vo2max y más hambre competitiva. Eso explica el gap del 10%
en rendimiento atlético, que se observa en todas las distancias convencionales,
desde el sprint de 100m hasta la maratón de asfalto de 42k. Pero, en la
montaña, las distancias clásicas no aplican. En la montaña vamos desde los 4-5k
longitudinales de un KV hasta las 100M de una ultra como WSER o UTMB, pasando
por los 55k o los 100k, como sucede en OCC y CCC, por ejemplo. ¿Aplica ese gap
del 10% a la montaña? Pues no. La brecha se reduce en las distancias largas. Y
es que, en ultra-distancia, cosas como el vo2max o la potencia muscular o el
ímpetu pierden relevancia a favor de otros factores determinantes, como
proporción de fibras lentas, capacidad oxidativa, un pacing sensato y gran
capacidad para resistir el dolor. Cosas, precisamente, de las que las mujeres,
en promedio, hacéis gala. Un ejemplo es el abultado palmarés de Courtney
Dauwalter, que en 100M lo gana todo, bate todos los récords y se mete con
facilidad en tops10 absolutos. Aunque, pensándolo bien, quizás Courtney no sea
el mejor ejemplo de mujer ultra-runner, porque no sé cuántas pueden rendir a
ese nivel sin seguir planificación alguna, sin cuidar la alimentación y sin
monitorizar absolutamente ningún parámetro de entrenamiento, estado de forma o
recuperación… Sea como fuere, lo que sí es cierto es que (1) la ciencia
demuestra que a las mujeres os penaliza menos la larga distancia y, por tanto,
sería fantástico si os animárais más a correrla (pues sabemos que, en trail,
hay menos participación femenina, cuanto mayor es la distancia de la prueba) y
(2) Courtney es una freak de la naturaleza, una devoradora de kilómetros
(además de nachos y cervezas) y tiene una cabeza a prueba de bomba nuclear y un
hambre insaciable de explorar lo desconocido, ya sean nuevos paisajes, nuevos
desafíos o los límites de su capacidad de resistencia.
Eso es lo que aprendimos en el episodio de hoy, corresendas.
No sé si es mucho o poco. En todo caso, me gustaría, eso sí, que el episodio te
haya entretenido el camino al trabajo, la limpieza en casa, el paseo con el
perro, el rodaje suave o la sesión de gimnasio. Si aprendiste y disfrutaste, me
ayudas a seguir adelante con este humilde proyecto, haciendo alguna de estas
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diario en Stories.
Nos encontramos aquí en unos días, si no antes por el monte.
Hala, a pisar sendas (sea por 30’, una hora, dos o 24).
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