Episodio 70. La verdad sobre las “Super-shoes”. ¿Son tan “mágicas”? ¿Podrán serlo también en trail?
Autor: Héctor García Rodicio https://www.instagram.com/correrporsenderos/
6 de mayo de 2017. Región de Lombardía, al norte de Italia.
Circuito de automovilismo de Monza. 5 de la mañana. Los maratonistas, Lelisa Desisa,
Zersenay Tadese y Eliud Kipchoge, se disponen a realizar un intento de
Breaking2: bajar de las dos horas en maratón. Sólo Kipchoge se acercó, quedando
a 26” de la ansiada marca 1:59:59. Pero no fue ese resultado lo que pasó a
formar parte de la Historia y, sobre todo, no fue ese resultado el acontecimiento
que lo cambió todo, el acontecimiento que marcó un antes y un después en el
atletismo. Ese día, los tres maratonistas iban equipados con las Nike Vaporfly,
las primeras zapatillas con mediasuela reactiva y placa rígida de fibra de
carbono en su interior; las zapatillas llamadas a cambiar las reglas del juego.
Adiós a las clásicas zapatillas voladoras, ultra espartanas, y bienvenidas las
amortiguaciones de hasta 39mm y con elementos rígidos en su interior; adiós a
los compuestos de EVA y TPU, pesados y poco reactivos, y bienvenido el PEBA
(polieter bloque amida). Y, sobre todo, con estas nuevas cartas en la mesa,
adiós para siempre a las barreras de las 2h 02 y las 2h 14 en maratón de
asfalto masculino y femenino, respectivamente. Según escribo esto, las nuevas
barreras a derribar son las 2h 00 35 del atleta de Nike, Kelvin Kiptum, y las
2h 11 53 de la atleta de Adidas, Tigist Assefa. Sí, has oído bien, atleta de Adidas.
Y es que la casa alemana ha dado un nuevo golpe sobre la mesa, añadiendo un
parámetro más a la ecuación: zapatillas con mediasuela reactiva, elementos
rígidos en su interior y, algo que todavía no he logrado asimilar, en un
conjunto que se queda en unos apretadísimos 138g para la talla 42. WTF? Lo ha
conseguido con su compuesto Lightstrike, hecho de TPU, que de algún modo
extraño han logrado aligerar al máximo, manteniendo la capacidad responsiva.
En el episodio de hoy exploraremos varias cuestiones. La
primera es si de verdad estas súper-shoes son tal cosa. Ya he ido dando pistas
de que efectivamente lo son y, a estas alturas de la película, también sabrás
de sus maravillas. Pero habrá que acudir a los datos, los números contantes y
sonantes, para demostrar que estas zapas mejoran los tiempos en carrera. Una
segunda cuestión, una vez aclarado que las super-shoes funcionan, es por qué,
qué beneficios concretos proporcionan y a través de qué mecanismos, si es la
placa, la espuma, el peso, la geometría o una combinación de todo. Por último,
una cuestión de más interés para la audiencia de este podcast: ¿puede esa magia
de las super-shoes trasladarse a los senderos y la montaña? Lo cierto es que
marcas de trail, como Hoka, The North Face, Adidas Terrex, Asics o Brooks, ya
han implementado placas de carbono en sus modelos y, a juzgar por los
resultados en UTMB 2023, en todas las distancias, parece que funcionan o,
cuando menos, no perjudican.
Para contestar esas cuestiones, nos apoyaremos en la ciencia
más reciente, como es costumbre en este podcast. En concreto, nos basaremos en
los hallazgos de dos grupos de investigación, el grupo de Wouter Hoogkamer, en
la Universidad de Massachusets, y el grupo de Fernando González-Mohíno y Víctor
Rodrigo-Carranza, en la Universidad de Castilla La-Mancha. Wouter Hoogkamer,
por si a nadie le suena ese nombre, es quien firmó el estudio de donde salió el
famoso apellido de las Vaporfly: Nike Vaporfly “4%”; ese “four percent” (ó
cuatro por ciento) es el ahorro en economía de carrera que proporcionaron las
Vaporfly v1.
Venga, vamos acelerando, que el tema de hoy son precisamente
las zapatillas para volar. Hechas las menciones de rigor, sin más dilación,
vamos al turrón.
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¿SON DE VERDAD LAS “SUPER-SHOES” TAN “SÚPER”?
Para contestar a esta pregunta podemos hacer dos cosas.
Podemos analizar casos individuales, como el de Kipchoge, para ver qué tiempos
hacía antes y después de Cristo (quiero decir, antes y después de la invención
de las primeras super-shoes, las Vaporfly). Por otra parte, podemos hacer
análisis a más gran escala, para ver tendencias generales. Pues bien, vamos a
hacer las dos cosas: primero, nos detendremos a observar algunos casos
individuales y, luego, por si eso no resulta convincente, iremos a los estudios
donde se consideran decenas y hasta cientos de casos.
El mejor tiempo en maratón oficial que tenía Eliud Kipchoge,
antes de las super-shoes, era 2h 03 05 en Londres 2016. No está nada mal,
entonces el récord masculino estaba en 2h 02 57, marca que fijara Dennis Kimetto
en Berlín 2014. En su primera maratón oficial, Berlín 2018, ya con las
super-shoes en sus pies, Kipchoge marcó 2h 01 39, lo que se convirtió en récord
mundial, batiendo el de Kimetto. O sea, con su método de entrenamiento y con
todos sus años de experiencia, primero en el medio fondo y el cross, y luego en
el maratón, Kipchoge tenía 2h 03 05. Sin cambiar nada de lo anterior, teniendo mismo
sistema de entrenamiento y, prácticamente, misma experiencia, pasó a tener 2h
01 39, lo que supone un recorte de minuto y medio. Algo parecido cabe observar
en Tigist Assefa, que viene del medio fondo. En Berlín 2022 se estrenó en la
distancia maratón, haciendo un tiempo de 2h 15 37, que es un tiempazo para un
debut y, además, considerando que el récord femenino, entonces, estaba en 2h 14
04 por Brigid Kosgei en Chicago 2019. En Berlín 2023, Assefa volvió a la carga,
esta vez calzando las flamantes Adidas Adizero Adios Pro Evo1, para marcarse un
tiempo de 2h 11 53 y récord del mundo. Fue un mordisco de (redoble de tambor)
2’ 11” al anterior récord; no es habitual ver saltos tan grandes. Y supuso un
recorte de (agárrate) tres minutos y medio a su mejor marca anterior. Quizás
por eso se quitó las zapatillas en meta y les dio un beso (una imagen, ya,
histórica). Para acabar con el análisis de casos individuales, Amanal Petros,
atleta de Adidas de origen eritreo y nacionalizado alemán desde 2015, hizo
mejor marca y récord nacional también en Berlín 2023 y también con unas Evo1 en
sus pies. Hizo 2h 04 58, rebajando en un minuto y medio su mejor marca
anterior, que era de 2h 06 27 en Valencia 2021. En resumen, sin cambiar ningún
otro factor relevante, aparte de las zapatillas, Kipchoge y Petros rebajaron
sus mejores marcas en maratón oficial en minuto y medio; Assefa, en tres minutos
y medio.
Como declaró Assefa tras su récord mundial, “las zapatillas
no corren solas”. Por supuesto, nadie lo pone en duda: correr a ritmo de 3’ 7”
el km durante 42K y 195m no lo logra cualquiera. De hecho, no está muy lejos
del mínimo para acceder a los JJOO París 2024 en (atención) categoría
masculina, que exige correr una maratón a ritmo de 3’ 2” para clasificar. Y lo
mismo cabe decir de las marcas de Kipchoge y Petros, conseguidas a ritmo de 2’
53” y 2’ 57” por km, respectivamente. Detrás de esas cifras alucinantes hay
talento y hay trabajo constante de más de una década, sí; pero, dados ese
talento y ese trabajo, bajar minuto y medio o tres minutos y medio una marca,
sin cambiar otra cosa, es razonable achacarlo a la tecnología en los pies: las
Vaporfly de Nike, por un lado, las Evo1 de Adidas, por el otro.
Tras escuchar lo anterior, puedes pensar que son casos muy
puntuales o que los he elegido a posta, para demostrar las bondades de las
super-shoes. No te preocupes, también hay datos a mayor escala. En el estudio
de 2022, “Impact of advanced footwear technology on elite men’s road
performance”, se consideraron los tiempos en 10K, media maratón y maratón de
los 100 mejores hombres, entre los años 2015 y 2019, es decir, los años
anteriores al boom de las Vaporfly y los años inmediatamente posteriores. Se
vio que, quienes usaban super-shoes, rendían aproximadamente un 1% mejor, tanto
en 10K, como media maratón y maratón, respecto de quienes usaban zapas de
competición convencionales.
En el
estudio de 2023, “Influence of shoe longitudinal bending stiffness on
performance of trained and national level runners”, se analizaron a 27
corredores. 13 de ellos corrían el 10K entre 38 y 45 minutos. 14 lo
corrían entre 29 y 33 minutos. O sea, hubo gente de nivel popular
razonablemente bueno y atletas de nivel nacional, que pueden perfectamente
ganar la San Silvestre de su pueblo o su ciudad. En el estudio, corrieron un
3000 dos veces con el mismo modelo de zapatilla, sólo que, en una de las veces,
tenía placa en el interior de la mediasuela, y en la otra, iba sin placa.
Populares y nacionales hicieron el 3000 cinco segundos más rápido con placa que
sin placa, lo que supone un 1% de mejora, calcando lo encontrado en el estudio
que analizaba los 100 mejores performances en 10K, media maratón y maratón.
¿POR QUÉ LAS “SUPER-SHOES” SON “SÚPER”?
A través de casos particulares, como los de Kipchoge, Petros
o Assefa, que bajaron minuto y medio o hasta tres minutos y medio sus marcas
personales en maratón, o a través de estudios de más larga escala, como el que
consideró los mejores 100 tiempos masculinos de los últimos años en asfalto y
en el que se vio que con super-shoes las marcas son un 1% mejores, sabemos que
las super-shoes son súper. La pregunta, ahora, es obvia: ¿cómo exactamente
funcionan las super-shoes para lograr esas mejoras en el rendimiento? Para
responder a la cuestión hay que atender a dos cosas, (1) los parámetros
fisiológicos y biomecánicos que se ven alterados con las super-shoes y (2) los
elementos de las super-shoes responsables de tales cambios.
Economía de carrera,
biomecánica y protección muscular
Una primera cosa que produce el uso de super-shoes es una
mejor economía de carrera: que puedas hacer lo mismo con menos coste
energético, con menos esfuerzo. El estudio de 2018 “A comparison of the
energetic cost of running in marathon racing shoes” fue el origen del famoso
apellido de las Nike Vaporfly “four percent”. En dicho estudio, 18 atletas de buen
nivel (con vo2max entre 66 y 81mL/kg/min) hicieron bloques de 5 minutos
corriendo a 4’15/k, 5 minutos a 3’45 y 5 minutos a 3’20. Hicieron los bloques
tres veces, usando tres modelos de zapatillas cada vez: las Nike Vaporfly y las
zapatillas para maratón más punteras del momento, Nike Zoom Streak y las Adidas
Adizero Adios BOOST. Los tres modelos habían sido retocados para pesar
exactamente los mismos gramos. Lo que se vio es que, con las Vaporfly, el coste
energético, para llevar un mismo ritmo, era menor. Concretamente, un 4% menor.
Y, de ahí, el famoso “four percent”. Publicaciones posteriores, incluyendo una
revisión de 2022, donde se analizan 12 estudios y titulada “The effects of
footwear midsole longitudinal bending stiffness on running economy and ground
contact biomechanics”, vienen a confirmar ese beneficio en la economía de
carrera. En la mencionada revisión se encuentra un beneficio global del 2.22%
en economía de carrera con las super-shoes, que puede ser mayor o menor
dependiendo de ciertas variables, como el tipo de placa, si es curvada o plana
y si es más o menos rígida. Las placas curvadas son las que de verdad mejoran
economía de carrera, en un 3.45%, respecto de las planas, que apenas producen
mejoras. Lo mismo con la rigidez: las de rigidez moderada son las que mejoran
economía de carrera, respecto de las más rígidas, que no suponen beneficio.
Por si alguien piensa que los beneficios sólo sirven a la
élite o, en general, a quienes pueden llevar ritmos altos, en torno a 3’/k o
menos, existen estudios con runners populares. Por ejemplo, en un estudio de
2023 se vieron mejoras en economía de carrera, corriendo a 4’35 el 1000, que no
es nada estratosférico.
Otro parámetro que se altera con el uso de super-shoes es la
biomecánica. La revisión de estudios de 2022, antes citada, encuentra que hay
dos cosas que cambian en nuestra forma de correr, cuando calzamos super-shoes,
respecto de cuando calzamos zapas normales. Por un lado, aumenta el tiempo de
contacto del pie con el suelo y, por otro lado, nuestra zancada es más larga.
Zancadas más largas con la misma cadencia dan como resultado más velocidad.
Por último, una tercera cosa que cambia, cuando usamos
super-shoes, es que podemos acumular más volumen de trabajo de intensidad. El
estudio de 2023 titulado “Effects of the Nike Vaporfly on long-interval
training” lo demuestra elocuentemente. Corredores entrenados hicieron una
sesión de intensidad, consistente en 5 series de 1000m con 90” de recuperación
entre series. Hicieron dicha sesión con unas Nike Vaporfly o bien con unas menos
rimbombantes Nike Zoom Pegasus. Se encontró que, pese a hacer las series con
ritmos más altos, con las Vaporfly (1) el índice de fatiga entre series era
menor y (2) las molestias musculares post-entreno eran menores. Esto significa
que, calzando super-shoes también en los entrenos de intensidad y no sólo en
competición, puedes acumular más tiempo de calidad, sin acabar fundido y
preservando las patas para la siguiente sesión de intensidad.
En fin, al analizar los tiempos en carrera, vimos que las
zapatillas con mediasuela reactiva y placa de carbono, las super-shoes, mejoran
el rendimiento a populares y élite. Ahora hemos entendido que lo hacen a través
de tres mecanismos: primero, mejoran economía de carrera hasta un 4%, es decir,
nos permiten llevar un ritmo X con menos coste energético; segundo, alargan la
zancada, haciendo que, a igualdad de cadencia, avancemos más; tercero, permiten
hacer los entrenos de intensidad de manera consistente y acabando más frescos,
pudiendo acumular más volumen de calidad. Bien, y ¿qué cosa mágica de las
super-shoes consigue todo eso? Ya hemos dado alguna pista, como las propiedades
de la placa de carbono, pero profundicemos un poco más.
Componentes de las
super-shoes
Las dos propiedades clave de una zapatilla, para convertirse
en super-shoe, son: por una parte, la responsividad (o, en inglés,
“longitudinal bending stiffness”) y, por otra, el peso. Mayor responsividad es
lo que produce ese ahorro en coste energético y esa zancada larga, con los que
podemos correr más rápido. A su vez, esa responsividad es resultado de la placa
de carbono y de la espuma de la mediasuela. Aún no está claro qué configuración
precisa de la placa y la mediasuela son las idóneas. Sí sabemos lo que dije
antes: que es mejor placa curvada que plana y que es mejor placa rígida que
ultra-rígida. Pero, cuestiones como la contribución exacta de la mediasuela, son
aún un tanto misteriosas. En un osado estudio, titulado “LBS does not affect RE
in Nike Vaporfly shoes”, se atrevieron a cortar la placa de carbono en seis
pedazos, anulando su efecto, pero conservando el resto de elementos de la
zapatilla, lo que incluye, en particular, el Zoom X de la mediasuela. Con la
placa anulada, la economía de carrera apenas se vio modificada. Sólo empeoró un
0.5%, que no fue estadísticamente significativo. Esto sugiere que la mediasuela,
y no tanto la placa, tiene mucho que decir sobre esa responsividad que, a la
postre, es la causante de la mejora en el rendimiento.
Respecto a la construcción de la mediasuela, también es un
aspecto un tanto misterioso. El compuesto de EVA es barato, pero con malas
prestaciones. Los compuestos “top” son el TPU y el PEBA. El TPU fue
desarrollado hace años y patentado por Adidas, bajo el nombre Boost. El TPU
daría más responsividad y ligereza que el EVA. El PEBA, de desarrollo más
reciente, daría aún más responsividad y más ligereza. PEBA está detrás del Zoom
X de Nike (o de las Kalenji Kiprun KD900 del Decathlon de 119€, que funcionan
de maravilla; doy fe). Parte del éxito de las Vaporfly, por tanto, sería el
innovador compuesto PEBA de la mediasuela. No obstante, las flamantes Adizero
Adios Pro Evo1 de Adidas, responsables del recorte en tres minutos y medio a su
marca personal y récord mundial de Tigist Assefa, que ya comentamos, contienen
TPU en la mediasuela; demostrando que, tal vez, no era un compuesto tan
desfasado…
Otra propiedad decisiva de una zapatilla es su peso. En el
estudio “Influence of shoe mass on performance and running economy”, chicos y
chicas runners de buen nivel tuvieron que hacer bloques de carrera intensa bajo
tres condiciones: zapatilla normal, zapatilla trucada con 50g extra, zapatilla
trucada con 100g extra. Los bloques de carrera consistían en un Tiempo Hasta la
Extenuación a intensidad del vo2max (previamente establecida en una fase
inicial del estudio). Es decir, tras un calentamiento, te subes a la cinta a
velocidad máxima y se cronometra cuánto tiempo puedes aguantar corriendo así.
En promedio, con la zapa normal, los participantes aguantaron unos tres
minutos; con la zapa 100g más pesada, unos dos minutos y medio. Es decir, con
100 gramos extra, el rendimiento se ve perjudicado un 22%. Extrapolando el
dato, alguien que corra el maratón en 2h 20, lo acabaría en (cuidado que vienen
curvas) 2h 50, si tuviera que llevar zapas 100g más pesadas.
Las Vaporfly, las Adios Pro y el resto de las actuales
super-shoes están en torno a los 200g. Las clásicas voladoras, con las que
antiguamente se corría la maratón, antes de toda esta revolución de las
super-shoes, estaban más bien rondando los 150g. Las super-shoes, como venimos
razonando, nos dan responsividad y su consiguiente ahorro energético. Pero lo
hacen a costa de aumentar el peso, respecto de las tradicionales voladoras. O
sea, nos dan beneficio por un lado, nos lo quitan por el otro. De hecho, en la
revisión de estudios de 2023 a la que he hecho referencia varias veces,
encontró que, cuando la super-shoe era 35g más pesada que la zapa voladora que
servía de control, el ahorro energético se quedaba en 1.76%, bastante alejado
de ese 3-4% que estábamos asumiendo. Lo ideal, pues, sería lograr mantener la
responsividad de la placa y la mediasuela, pero manteniendo un peso volador.
Eso es precisamente lo que ha logrado Adidas con las Evo1, que marcan unos
raquíticos 138g sobre la balanza. Y eso podría explicar la rebaja de Assefa, no
de minuto y medio, sino de tres minutos y medio a su anterior registro en
maratón.
En fin, sabemos que las super-shoes mejoran el rendimiento y
sabemos que lo hacen a base de reducir el coste energético de correr a un ritmo
X. Ahora, respecto a qué parámetro de la zapatilla es responsable de ese
ahorro, no está claro cuánto exactamente es por la placa o cuánto por el compuesto
de la mediasuela, pero lo que sí parece demostrado es que los dos ingredientes
ayudan. Un tercer elemento en la ecuación es el peso del conjunto; en esto sí
hay una regla indiscutible: cuanto menos peso, mejor.
¿PUEDEN LAS “SUPER-SHOES” FUNCIONAR TAMBIÉN EN TRAIL RUNNING?
Llegamos a la chicha, al meollo. Ésta es la pregunta con
enjundia: la placa en el trail… Sin haber escuchado los datos detallados que he
ido exponiendo en el episodio, creo que ya todo el mundo sabíamos que, en
asfalto, las super-shoes, nacidas en 2017, han permitido pulverizar los tiempos
récord en todas las distancias de la ruta, desde el 5K hasta el maratón. Pero,
¿tendrán el mismo efecto en el trail running? Y es que hay razones para dudar
de que el combo mediasuela voluminosa y placa rígida puedan implementarse en el
terreno silvestre de la carrera por montaña, caracterizado por (1) planos
diversos (subida, bajada, llano) y (2) pisos diversos (roca, grava, hierba,
tierra, arena, nieve). Esos planos y pisos variables plantean problemas a la
aplicabilidad del dúo mediasuela voluminosa y placa rígida.
Respecto a los planos variables, en subidas con pendiente de
más del 20% no creo que podamos obtener ahorro en el coste energético. ¿Por
qué? Como ya vimos en el episodio sobre cuestas (episodio 22), a partir del
20%, el gasto energético se incrementa exponencialmente: es ya un gesto
distinto de correr, donde el mecanismo de energía elástica potencial del combo
arco plantar y tendón de Aquiles no funciona ya. Subir es cuestión de vo2max y
fuerza de patas. Por otro lado, bajar es también un patrón biomecánico distinto
de la carrera en llano: no hay demanda metabólica sino muscular. Bajar es
cuestión de tener unos cuádriceps gordos como los de un culturista. Si las
super-shoes no ayudan a subir ni a bajar y si, haciendo un cálculo grueso, dos
tercios de una carrera de montaña son subidas y bajadas, el potencial beneficio
de las super-shoes quedará restringido al tercio del recorrido que transcurre
por el llano.
Respecto al suelo que pisamos en trail, aquí la super-shoe
tampoco es una ventaja y puede, incluso, resultar una desventaja. La super-shoe
no podrá hacer su efecto (llamémoslo) “trampolín” (aunque no sea del todo
preciso) si el suelo es blando, como cuando pisas, grava, arena o nieve. Y la
altura al suelo de una super-shoe podrá, incluso, ser un problema en un terreno
muy irregular, como tramos rocosos o con raíces, porque te restan sensibilidad
y te exponen a una mala pisada con su consiguiente torcedura y/o caída. De
nuevo, podemos hacer un cálculo grueso y estimar que dos tercios del recorrido
en una carrera de montaña son blandos e irregulares. Asumiendo esa proporción,
una vez más, el potencial beneficio de las super-shoes queda limitado al tercio
del recorrido donde podamos disfrutar de piso compacto.
Dicho lo anterior, a la vista de los resultados en las
distintas distancias de las finales UTMB 2023, las super-shoes parecen no ser
un limitante y, quizás, sí una ayuda. Revisemos los podios, de la más larga a
la más corta y miremos qué llevaban en sus pies y si eso incluye placa o no. UTMB100M: Courtney Dauwalter
(Salomon S-Lab Ultra sin placa), Katharina Hartmuth (Hoka Speedgoat sin placa),
Blandine L’Hirondel (Kiprun Mt Cushion sin placa). Jim Walsmley (Hoka Tecton X con
placa), Zach Miller (TNF Summit Vectiv con placa), Germain Grangier (TNF
Summit Vectiv con placa). CCC 100K: Yngvild Kaspersen (Adidas Agravic
Speed Ultra con placa), Emily Hawgood (Adidas Agravic Speed Ultra con
placa), Helen Mino Faukner (Hoka Speedgoat sin placa). Jon Albon (TNF Summit
Vectiv con placa), Jia-Sheng Shen (TNF Summit Vectiv con placa),
Dakota Jones (NNormal Kjerak sin placa). OCC 55K: Toni McCann (Adidas Agravic
Speed Ultra con placa), Katie Schide (TNF Summit Vectiv con placa),
Miao Yao (Salomon S-Lab Genesis sin placa). Stian Angermund (Asics Fujispeed con
placa), Puppi (Nike Zegama sin placa), Antonio (Scarpa Ribelle Run sin placa).
ETC 15K: Sara Alonso (Asics Fujispeed con placa), Philipa Williams (Hoka
Zinal sin placa), Júlia Font (Brooks Catamount Agil con placa). Roberto
Delorenzi (Brooks Catamount Agil con placa), Alex García (Brooks
Catamount Agil con placa) y Xavier Chevrier (Asics Fujispeed con
placa).
¿Balance? Cuatro carreras con tres puestos de podio
femeninos y masculinos, cada una. Eso son 24 podios. 15 de ellos logrados con
zapatilla con placa, es decir, el 63%: dos tercios, aproximadamente. Mayoría,
en todo caso. ¿Cabe deducir de esto que las super-shoes son mejores que las
zapas convencionales también en el trail? Una primera conclusión que podemos
extraer, con seguridad, es que, por lo menos, no son un hándicap. Y, aunque
esto es especulativo, cabe entender que sean una ayuda, en esos escasos tramos
llanos y con piso limpio compacto que también tienen las carreras de trail,
especialmente las de los Alpes, con esos senderos tan amables y tan bien
cuidados. ¿La prueba? Esa mayoría de placa en podios.
CONCLUSIÓN
Estaba en la calle, lo decían los titulares de prensa y
medios, lo sospechábamos: las super-shoes, esas Nike Vaporfly, Adidas Adizero
Adios y compañía, mejoran el rendimiento en carreras de asfalto. Lo hacen hasta
recortar un minuto y medio el tiempo en el maratón de la élite; recorte que
puede suponer (y ha supuesto, de hecho) récord nacional o mundial. Persistían,
no obstante, algunas preguntas. Una cuestión era si esa ventaja aplica también
a la masa popular, que corre a ritmos bastante más modestos y mundanos. La
respuesta es que sí. Otra cuestión es cómo logran esa ventaja las super-shoes.
La respuesta, como hemos aprendido, es que mejoran la economía de carrera,
permitiéndonos hacer lo mismo con menos esfuerzo, y alargan la zancada,
permitiéndonos avanzar más con una misma cadencia. Otra pregunta adicional era
a través de qué mecanismo hacen eso las super-shoes. La respuesta, según hemos
visto, es la responsividad, que otorgan la placa rígida y la mediasuela
resiliente, y el peso ligero del conjunto. Y la madre de todas las preguntas
era si esa tecnología tiene traducción al trail running. Esta pregunta también
ha quedado zanjada: las super-shoes no son un hándicap en el trail y, en esos
tramos llanos y con suelo compacto, nos dan un pequeño plus que, tal como se
disputan las carreras de montaña hoy día, puede también marcar la diferencia
entre podio y medalla de chocolate.
Corresendas, espero que hayas aprendido y disfrutado con
este episodio como yo hice mientras lo preparaba. Si fue así, te pido
humildemente que hagas alguna de las siguientes cosas para que este podcast
siga adelante, pues ya sabes que no me da un céntimo y sí me roba tiempo,
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(todo junto), donde publico píldoras sobre trail running a diario, en Stories.
Nos encontramos aquí en unos días, si no antes por el monte.
Hala, a pisar sendas (con super-shoes último modelo o con las zapas de hace
tres temporadas que encontraste de oferta).
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