Episodio 72. Aprender a aprender. Cuatro estrategias para optimizar tu estudio.

Autor: Héctor García Rodicio https://www.instagram.com/correrporsenderos/

Si sigues este podcast es que, como a mí, te gusta aprender. De otro modo no podría entender que te tragues, cada miércoles, mis monólogos de 20 minutos o más, donde explico en profundidad cómo funciona nuestro cuerpo y nuestra mente, cuando corremos, o analizo en detalle los números de carreras y atletas. Aquí hemos hablado de metabolismo oxidativo, de glucólisis, de gramos de carbohidrato, de kilocalorías y de kilojulios. De mililitros de O2 por kg por minuto, de milimoles de lactato, de miligramos de sodio y de cafeína. De ritmos de carrera, de umbrales ventilatorios, de kilómetros, de desnivel. De cosas muy frikis, en una palabra. Aquí nos hemos puesto muchas veces “el sombrero de pensar”, como dicen los anglosajones, y hemos abordado cuestiones con enjundia, como, por ejemplo, los sistemas complejos (nada menos). Hasta nos hemos atrevido con temas polémicos como el dopaje, el veganismo, el cambio climático, la invisibilidad de la mujer en el deporte, los TCAs o la amenorrea. En fin, este podcast no es precisamente una charla de barra de bar (que también tienen su lugar, que conste). Como digo, aquí nos gusta aprender y disfrutar aprendiendo.

Por consiguiente, creo que te va a interesar el contenido de hoy, tanto si eres estudiante por afición (es decir, si te gusta aprender por aprender), como si eres estudiante por obligación (es decir, estudias para sacar un título de FP, grado o posgrado o una oposición). Y es que hoy vamos a hablar de cómo mejorar nuestro aprendizaje, cómo hacer que la lectura de un artículo, un libro o un temario o la escucha de un podcast cundan de veras. Y no estoy vendiendo humo: como es preceptivo en este podcast, cada propuesta estará basada en la ciencia; en concreto, en experimentos de psicología del aprendizaje (que, por cierto, es mi especialidad).

Hoy descubriremos que, para aprender de verdad, hay que hacer algo más que escuchar e incluso que re-escuchar un podcast o que abarrotar de subrayados de distintos colores la página de un libro. Para aprender de verdad, como veremos, hay que aplicar una o varias de “las cuatro E’s”: espaciar, evocar, elaborar, explicar. Ahora, probablemente, estas cuatro palabras te suenan vacías como los depósitos de glucógeno tras una maratón sin geles. Tranqui, en unos minutos vas a entender a qué se refieren exactamente y, de ese modo, te vas a equipar con cuatro sencillas estrategias, de eficacia probada en experimentos (algunos, que hice yo mismo para mi tesis doctoral), y que van a permitirte optimizar tus horas de estudio.

Como decía hace un momento, el tema de hoy te interesa, si quieres sacar más partido de lo que lees y escuchas y, más todavía, si estás estudiando un FP, grado o posgrado o preparando una oposición. ¿He creado hype suficiente? Venga, sin más dilación, vamos al turrón.

Escúchalo en iVoox: https://go.ivoox.com/sq/1589660

Escúchalo en Spotify: https://open.spotify.com/show/55BRVcsLuTk23vrznk4Svb 

Escúchalo en Apple Podcast: https://podcasts.apple.com/us/podcast/correrporsenderos/id1633871674

Escúchalo en YouTube: https://www.youtube.com/channel/UCHxjhh-GjnQ3QU_zB2NYTnw

¿QUÉ ES APRENDER Y CÓMO APRENDEMOS?

Aprender es, ni más ni menos, adquirir conocimientos. Y esos conocimientos son de distintos tipos. Básicamente, tres: podemos aprender datos, habilidades y conceptos. Un dato es, por ejemplo, que el récord actual (año 2023) en maratón de asfalto está en 2h 00 35, para los chicos, y 2h 11 53, para las chicas. Ejemplos de habilidades son: saber atarse los cordones de las zapatillas, saber abrir e ingerir un gel mientras corres o saber correr cuesta abajo por terreno técnico. Y conceptos son, por ejemplo, metabolismo, fisiología, psicología, entrenamiento polarizado, periodización, intensidad del ejercicio o zapatillas supershoes.

Los datos, por tanto, son hechos, informaciones simples: el cielo es azul, la semana tiene siete días, el día, 24h. Por su parte, las habilidades son procedimientos, secuencias de acción más o menos cerradas. Atarse las zapatillas es un ejemplo de procedimiento cerrado: lo hacemos exactamente igual, con independencia de las condiciones. La técnica de bajada es un procedimiento abierto, porque debes adaptarlo a las condiciones cambiantes: mayor o menor inclinación, presencia de barro, piedra suelta o raíces, etc. Por último, los conceptos son redes de ideas interconectadas. Y es esa conexión, entre unas y otras ideas de la red, la que hace que el conjunto tenga sentido, que el conjunto tenga significado. Bien, y ¿qué es exactamente una idea? Una idea es cualquier tipo de representación mental. Por ejemplo, ante el concepto “zapatilla”, en mi mente se pueden activar representaciones como: el nombre y la imagen de la última zapatilla que he comprado, el drop y amortiguación que tiene, la sensación de mi pie al calzarse la zapatilla, la sensación del impacto de la zapatilla contra un suelo pedregoso, el sonido de la zapatilla cuando impacta sobre gravilla, la sensación de peso ligero que tengo cuando sostengo la zapatilla en la mano o cosas más abstractas como la idea de “rendimiento” o ”velocidad”. Cuando escucho o pienso en el concepto “zapatilla”, por tanto, a mi mente acuden todas esas representaciones o ideas y, de su activación conjunta, emerge el significado. Sé lo que es el concepto “zapatilla” porque lo tengo asociado a un montón de datos, experiencias y otros conceptos. El concepto “zapatilla” resuena en mi mente.

Desde el punto de vista físico, cada una de esas ideas o representaciones corresponde con un puñado de neuronas que se activa en mi cerebro. Y, cuando esa pequeña red se activa, la activación se va propagando de puñado en puñado de neuronas, componiendo un patrón global de activación particular. De este modo, si pudiéramos ver la actividad cerebral con un escáner de altísima resolución (que todavía no existe), observaríamos cierto patrón de lucecitas encendidas (o neuronas disparándose) ante el concepto “zapatilla”, otro distinto ante el concepto “entrenamiento”, otro ante el concepto “carrera”, otro para el concepto “podcast”, etc. Los patrones correspondientes a los conceptos “entrenamiento”, “carrera” y “zapatilla”, seguramente, compartan ciertas neuronas, igual que caminar y correr comparten la activación de ciertas fibras musculares, aunque involucran también músculos y fibras específicos. Esas lucecitas encendidas bajo el escáner son, en verdad, neuronas recibiendo flujo de sangre y consumiendo glucosa e intercambiando neurotransmisores.

Hasta aquí, hemos visto que podemos aprender hechos (que son datos aislados), procedimientos (que son secuencias de acción) y conceptos (que son redes de ideas interconectadas). Ahora hay que aclarar que, si ha habido que distinguir tipos de conocimientos (hechos, habilidades, conceptos) es porque cada tipo de conocimiento lo Vamos a adquirir de una forma particular. No se aprenden igual hechos que habilidades que conceptos. Para optimizar el aprendizaje de cada uno de esos tipos de conocimiento, por tanto, habrá que saber qué procesos son necesarios en cada caso. Bien, ¿cómo adquirimos hechos, habilidades, conceptos?

Los hechos se aprenden por repetición: “el récord de Assefa es 2h 11 en Berlín 2023, el récord de Assefa es 2h 11 en Berlín 2023, el récord de Assefa es 2h 11 en Berlín 2023…” Las habilidades se aprenden con práctica, hacer lo mismo una y otra vez. La técnica de bajada se aprende subiendo una cuesta y tirándose para abajo, volviendo a remontar la cuesta para tirarse de nuevo y repetir el ciclo otra vez y otra y otra más. Cabría complementar eso con observación y con feedback, es decir, ver cómo lo hace otra gente y/o recibir correcciones de alguien experto que te observa; pero, a la postre, las habilidades se aprenden haciendo.

Y ¿cómo se aprenden los conceptos? Bien, ése es el contenido principal de hoy: cómo estudiar para optimizar tu aprendizaje de conceptos, qué hacer después de leer una publicación o escuchar un podcast, para asimilar todos los conceptos que expone ese material. Lo vemos.

¿QUÉ CUATRO ESTRATEGIAS MEJORAN MI APRENDIZAJE DE CONCEPTOS?

Lo adelanté en la intro, son cuatro estrategias o principios: espaciar, evocar, elaborar, explicar. Venga, definamos cada una y veamos qué evidencia tienen de su eficacia, a través de experimentos clásicos de psicología del aprendizaje (la cual es, por cierto, mi especialidad).

Espaciar

Según este principio, es mejor hacer sesiones de estudio cortas y frecuentes que una o dos “maratones” de estudio. Quizás no sea así para un examen, que quieras aprobar a toda costa, y donde no te importe “vomitar” las respuestas y olvidarte según sales por la puerta; pero, si quieres aprender cierta materia de verdad, es mejor hacer un poco cada día que unas pocas sesiones extenuantes. Piénsalo, si haces sesiones cortas, las afrontas todas con la mente fresca; pero, de poco sirve machacarse, si pasados 40’ la mente no da ya más de sí.

Veamos un estudio donde se ve la eficacia de espaciar o, dicho en términos técnicos, del estudio distribuido versus estudio concentrado. En cierto experimento participaron estudiantes universitarios. Se les hizo estudiar un texto de Historia (sobre la Guerra de Crimea) para hacer un examen posteriormente. En una condición, leyeron el texto una vez. En otra, lo leyeron dos veces seguidas. En otra más, lo leyeron dos veces, pero con dos días de separación entre una lectura y la siguiente. El examen se hizo tanto inmediatamente, al terminar la tarea de estudio, como varios días después. ¿Resultado? En el examen inmediato, las condiciones donde se había releído el texto, tanto dos veces seguidas como dos veces espaciadas, fueron mejor que la condición donde se leyó el texto una sola vez. Pero (y esto es lo interesante), en el examen demorado, días después del estudio, quienes habían leído el texto dos veces espaciadas lo hicieron mucho mejor que quienes leyeron dos veces seguidas, que apenas superaron a quienes hicieron una sola lectura. En conclusión, es mejor estudiar un poco un día y otro poco otro día, que hacer la misma cantidad de trabajo en una única sesión. Otros muchos estudios, semejantes al que he descrito, encuentran idéntico resultado.

Evocar

Según este principio, es mejor decirte lo que has leído o escuchado que re-leer o re-escuchar. O sea, terminada la lectura/ escucha, es mejor apartar el material (guardar el libro en el cajón, apagar el podcast) y contarte en voz alta o baja lo que acabas de leer/ escuchar. Y es que, de ese modo, creas rutas adicionales de recuerdo. Cada evocación conlleva conformar y confirmar nuevas conexiones neuronales. En cambio, de poco sirve pasar y repasar el subrayador por las mismas frases del texto una y otra vez; no supone apenas estímulo. Tu cerebro trabaja más, cuando le fuerzas a evocar lo leído. Y ese esfuerzo tiene recompensa: un mejor aprendizaje.

¿La prueba? En un experimento, con estudiantes universitarios, se les pidió que leyeran un texto de Ciencias (sobre la nutria marina). En una condición se les permitió leerlo cuatro veces. En otra condición lo leyeron una vez, se retiró el texto y tuvieron que escribir todo lo que recordaban del mismo, se les entregó el texto otra vez para una nueva lectura, se retiró y, como en el ciclo anterior, tuvieron entonces que escribir todo lo que recordasen. El tiempo total de trabajo fue el mismo en ambas condiciones. Posteriormente a esa fase de estudio, se les hizo un examen, que incluía preguntas de recordar lo leído y preguntas de aplicar lo leído. El resultado fue que, quienes tuvieron que leer y evocar, lo hicieron significativamente mejor que quienes releyeron, y fue así tanto en las preguntas de recordar como en las de aplicar. En conclusión, conviene más apartar el libro y contarte lo que has leído, que leer y releer y releer; mismo tiempo de trabajo, mejor asimilación. Como éste, hay un buen puñado de estudios con mismo resultado, que conste.

Elaborar

Según este principio, es más potente parar la lectura o el podcast, cada equis tiempo, y relacionar lo que acaba de decir con lo que tú ya sabes que leerlo/ escucharlo varias veces. Relacionar las nuevas ideas con lo que ya sabes, lo que se conoce como elaborar, es incluso más potente que evocar. Y es que, aquí, no sólo te cuentas lo que has leído o escuchado, como al evocar; al elaborar te auto-explicas lo que el texto o podcast va diciendo. Auto-explicarte la nueva información conlleva vincularla con todo lo que ya sabes, componiendo esa red de ideas interconectada que es, precisamente, un concepto. Crear esas conexiones tiene dos efectos: por un lado, fijas fuertemente la información en tu memoria; por otro lado, enriqueces esa información, porque, al conectarla con lo que ya sabes, se derivan implicaciones de esa información.

Veámoslo con un ejemplo: si te dicen “la vuelta a la calma, al final del entrenamiento, no ha demostrado tener beneficios frente a no hacerla”, tú entonces puedes preguntarte: “¿qué sé yo de esto?” Yo sé que, en cualquier sesión de entrenamiento o clase dirigida en gimnasio, suelen dedicarse unos minutos finales al movimiento suave. Sé también que, se supone, ese final suave contribuye a una mejor asimilación de la sesión. Sé también que, en running, suele ser un km o un par de kms de carrera muy suave, terminado el bloque principal del entreno, que toman 5 ó 10 minutos. Ahora me están diciendo que esa vuelta a la calma no sirve. Por consiguiente, podría obviarla y ganar así 5-10 minutos que ocupar en otra cosa útil, como, por ejemplo, revisar los datos del entreno en Strava. Como se aprecia en el ejemplo, si hacemos ese ejercicio de relacionar la nueva información con lo que ya sabíamos, lo nuevo se integra con lo ya sabido y se enriquece. Se enriquece porque del “hacer vuelta a la calma no tiene evidencia”, hemos pasado al “voy a obviar los 5-10 minutos finales de cool-down para ocuparlos en cosas útiles”, que no formaba parte de la información inicial.

Aparte de este ejemplito, ¿qué evidencias hay de que elaborar funciona? Igual que con los dos principios anteriores, vamos a examinar un estudio, pero su resultado se ha replicado consistentemente en muchos otros. En un experimento, con alumnado universitario, se les pidió que leyeran un texto de Neurociencia (sobre el fenómeno del dolor fantasma) para realizar un examen posteriormente. En una condición, pudieron leer el texto dos veces. En otra condición, el texto contenía preguntas tras cada párrafo, que solicitaban elaborar lo leído en el párrafo. Preguntas como “¿qué quiere decir esto?” o “¿cómo se explica esto?” El resultado fue que, quienes tuvieron que elaborar cada párrafo, rindieron mejor en el examen que quienes, simplemente, releyeron el texto; y ocurrió así tanto en preguntas de recordar lo leído, como en preguntas de aplicar lo leído.

En los experimentos que hice para mi tesis doctoral encontré el mismo resultado en alumnado universitario y, además, en alumnado de secundaria. En mi caso, eso sí, el texto era de Ciencias y, más en concreto, sobre cómo se forman las montañas.

En conclusión, lo ideal, incluso mejor que evocar lo leído o escuchado, es parar la lectura o el podcast, cada vez que se haya expuesto una idea, y tratar de auto-explicarnos qué significa eso, qué tiene que ver con lo que ya sabemos. De ese modo, no sólo se graba a fuego en la memoria; aparte, el contenido se enriquece, porque se generan implicaciones de lo dicho.

Explicar

Según este principio, explicar lo que has leído o escuchado a otras personas, completamente legas o novatas en la materia, es más potente aún que evocar o elaborar. Lo es porque, para lograr hacer entender esos conceptos a una audiencia profana, has de evocar, elaborar, parafrasear y traducir a los términos más sencillos y gráficos posibles. Como digo, se trata aquí de volver digerible lo que, a priori, es denso y está plagado de términos técnicos. Eso te fuerza a entender a fondo, sin ninguna fisura, todo lo que vas a explicar. Piensa que, esa audiencia potencial, no tiene ni idea del tema o concepto que vas a explicar y, se supone, ha de terminar comprendiéndolo tras tu explicación. Le tienes que dar todas las piezas, una a una, bien claras y en el orden correcto, para que esa persona o personas reconstruyan el todo desde las partes. Richard Feynman, físico teórico, premio Nobel, participante en el proyecto Manhattan y profesor universitario, conocido como “el gran explicador” por su gran capacidad didáctica, dijo: “si no puedes explicar algo en términos simples, es que no lo has entendido”.

Bien, y esto que suena tan razonable en la teoría, ¿se cumple en la realidad? Sí, también hay un buen puñado de experimentos confirmándolo (incluyendo una tesis que yo dirigí). Cuento un experimento de 2013 como ejemplo. En él, alumnado universitario tuvo que estudiar un tema de Ciencias, en concreto, el efecto Doppler. En una condición, se les entregó la lección, sacada de un libro de texto de física, y se les concedieron unos minutos de estudio, avisándoles de que harían un examen posteriormente. En otra condición, se les dieron los mismos materiales y minutos para estudiar, pero, esta vez, avisándoles de que posteriormente tendrían que grabar en vídeo la explicación del tema. En efecto, terminada la fase de estudio, los participantes en esta condición grabaron su explicación en vídeo, para lo que contaron con pizarra y rotulador. Posteriormente a la fase de estudio y, en esta segunda condición experimental, a la fase de explicación, la gente de una y otra condición hizo un examen sobre el tema. El resultado fue que quienes lo tuvieron que explicar, además de estudiar, rindieron mucho mejor en el examen, frente a quienes sólo estudiaron: 8 sobre 10 frente a 5.5. En fin, si tienes que explicarle lo estudiado a una audiencia, eso te fuerza a entender el tema a fondo y sin fisuras, de modo que explicar es el método ideal para aprender de verdad conceptos. Quizás oíste eso de que “cuando 1 enseña, 2 aprenden”. La ciencia lo respalda.

¿QUÉ TIPS ÚTILES PUEDO EXTRAER DEL EPISODIO DE HOY?

Ya está claro, para un aprendizaje de conceptos eficaz, hay cuatro principios a seguir: espaciar, evocar, elaborar, explicar. “Las cuatro E’s”. Pero, para que quede aún más claro cómo aplicar eso en tu día a día, propongo cuatro trucos o tips, los cuales utilizo yo también de manera rutinaria.

Tip 1. Mezcla asignaturas. Una forma muy cómoda de aplicar el principio de espaciar es combinar materias en una sola sesión. O sea, puedes estudiar 30’ el tema equis, luego estudiar 30’ una materia diferente, luego estudiar otros 30’ una materia distinta a las anteriores y así sucesivamente. Suma un total de cuatro o cinco bloques de estudio. Introduce pequeños descansos entre bloques. Añade algo de movimiento en esos bloques para oxigenar el cerebro. De esta manera, en cosa de dos-tres horas habrás avanzado en varias asignaturas o temáticas distintas. Aunque la sesión, vista globalmente, parece intensiva (pues son 3h hincando los codos), considerando temática por temática, los bloques de estudio dedicados a cada una son livianos. Eso permite que, cada uno de esos bloques, sea 100% productivo, porque afrontas con frescura cada uno. Como lo estás haciendo, en paralelo, en varias temáticas diferentes, eso permite que vayas preparando, consistentemente, sin prisa pero sin pausa, los distintos exámenes de una convocatoria, las distintas temáticas de una oposición o las distintas áreas donde quieres saber más.

Tip 2. Ameniza tus rodajes. Esos días en que toca rodaje suave (especialmente si es por ciudad o pista forestal, donde no hay que mirar mucho dónde pisas), ve evocando lo leído o escuchado anteriormente en el día. Es decir, si, por ejemplo, has escuchado un podcast de camino a casa desde el trabajo y tienes entreno suave al final del día. En ese entreno, en lugar de ponerte otro podcast, cuéntate mentalmente el podcast que escuchaste de camino a casa desde el trabajo. Me declaro fan a tope de este tip. Escucho podcasts paseando a los perretes y, luego, cuando salgo a correr, me voy contando todo lo que recuerdo. (Por supuesto, como indiqué, esto sirve para tiradas suaves; si tocan series en cuesta, a ver quién es capaz de mantener la atención en cosas tan sesudas… )

Tip 3. Comenta con otra gente un mismo contenido consumido. Con esto me refiero a que, cuando te juntas con gente que consume blogs, videoblogs, podcasts, cuentas divulgativas en Instagram, etc. que tú también consumes, es muy interesante compartir impresiones. ¿Qué he entendido yo de tal o cual contenido? ¿Qué has entendido tú? “Para mí, lo que significa este contenido es bla bla bla.” “Qué interesante, yo lo veo distinto: para mí, la clave es bla bla bla.” Debo confesar que este tip es el que menos pongo en práctica. Y es que, no sé si os pasa también, pero me cuesta encontrar gente tan friki como yo… Un ejemplo. Cuando acaba una carrera de nivel internacional, la gente suele preguntar: ¿quién ha ganado? O, quizás, ¿cómo quedó el podio? Yo no me conformo con eso, necesito saber las distancias en tiempo entre las cinco primeras posiciones; o sea, no sólo cómo queda el podio, sino cuán disputado ha estado. Otro ejemplo. En los chats de los streamings de carreras, leo con frecuencia a fans preguntar qué zapatilla lleva tal o cual deportista; para mí, las cuestiones interesantes son ¿de qué deporte viene esta persona?, ¿del atletismo, de deportes de equipo?, ¿cuánto tiempo lleva en trail?, ¿quién le entrena?, ¿qué tiempo tiene en 10K?… (En fin, un friki sin remedio.)

Tip 4. Crea contenido. De las cuatro estrategias de aprendizaje, vimos que la más potente seguramente es explicar a otras personas lo que has leído, escuchado o estudiado. Bien, pues, para eso, para explicar cosas a otra gente, no hace falta sacar el Grado en Educación Primaria o el Máster para el Profesorado de Secundaria. Con las nuevas y avanzadas tecnologías que llevamos en bolsillo, a día de hoy, cualquier persona de un país medianamente desarrollado, puede lanzar un blog, un podcast, un canal YouTube o una cuenta de Instagram donde postear infografías. Toda persona, con un mínimo de tecnología y un mínimo manejo de aplicaciones de edición de imagen, vídeo o audio, podemos crear contenido y divulgar de lo que queramos: Historia, Prehistoria, Arte Rupestre, Física Cuántica, Fitness, Baloncesto o Trail Running. A este respecto, aprovecho para confesar algo. Lo cierto es que ése fue el motivo por el que yo lancé este podcast que, como sabes, no me da dinero ni patrocinios; hago este podcast, ni más ni menos, para divulgar lo que aprendo sobre un tema que me apasiona, porque tener que explicarlo me fuerza a entender a la perfección lo que digo y así aprenderlo mejor.

CONCLUSIÓN

Quienes recalamos por este canal somos corresendas, amantes de la naturaleza, del correr y del correr por la naturaleza. Pero, además, somos amantes del aprender, del entender cómo funcionan las cosas, sean las zonas de entrenamiento, las zapatillas supershoes, la dinámica del lactato o cómo se forman las montañas. Como decía en la intro, de otra manera no entendería que dediques 20’ de tu tiempo semanal a escuchar esta frikada de podcast. Aparte de persona con “curiosidad compulsiva” (como dice Jaime Rodríguez de Santiago en Kaizen), no es improbable que estés estudiando un FP, un grado o un posgrado o preparando una oposición. Sea cual sea el caso, que estudies por afición o por necesidad, te interesa sacar el mayor partido a ese tiempo de estudio. Y aquí es donde tiene pleno sentido el episodio de hoy, donde hemos repasado cuatro estrategias o principios de aprendizaje respaldados por la ciencia de la psicología: “las cuatro E’s”. Espaciar (principio, según el cual, es mejor hacer sesiones de estudio cortas y frecuentes, que esporádicas e intensivas), evocar (principio, según el cual, es mejor contarte lo que has leído o escuchado que releerlo o re-escucharlo), elaborar (principio, según el cual, es mejor parar de leer o de escuchar, cada equis tiempo, y preguntarte qué significa ese fragmento para ti, relacionarlo con tus conocimientos previos, que leer o escuchar del tirón), explicar (principio, según el cual, la mejor manera de estudiar y comprender un tema, a fondo, es tener que explicarlo y volverlo inteligible a una audiencia profana).

Corresendas, espero que hayas disfrutado y aprendido con este episodio. Y, si has aprendido, espero que pongas en práctica “las cuatro E’s” para que tus aprendizajes sean más profundos. Y, si te has llevado ese arsenal de “armas de construcción masiva” y gratis, te pediría que me devuelvas el favor haciendo alguna de estas cosas. Suscríbete al podcast en la plataforma que uses, deja una valoración y las cinco estrellitas en Apple Podcast o Spotify, deja un comentario en Spotify o iVoox, comparte con la tribu corresendas y con quienes estudian un grado o una oposición y sígueme en Instagram, en la cuenta correr por senderos (todo junto), donde publico píldoras sobre trail running a diario en Stories.

Nos encontramos aquí en unos días, si no antes por el monte. Hala, a pisar sendas (y a evocar y elaborar lo que hayas escuchado ese día, mientras pisas sendas).

Comentarios

  1. Excelente Héctor! Tus podcasts son impresionantes, ahora voy a leerlos para estudiarlos como los pedazos de texto académico que son. Un feliz año! Abrazo desde Argentina.

    ResponderEliminar
  2. Todos tus podcasts son geniales, pero este me lo guardé especialmente para poner a prueba a mis estudiantes de biología. Muchísimas gracias! y muchas gracias también por motivarme a correr!! Saludos desde Argentina

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Episodio 77. Zonas de entrenamiento. ¿Cómo fijarlas, cómo utilizarlas y cómo monitorizarlas?

Episodio 81. Trabajo de series. ¿Qué es, por qué hacerlo y cómo hacerlo?

Episodio 73. Trabajo de fuerza para dummies. ¿Qué ejercicios, pesos, volumen, frecuencia usar?