Episodio 82. Masajes, pistolas, foam rollers. ¿Terapéuticos o placebos?
Autor: Héctor García Rodicio https://www.instagram.com/correrporsenderos/
Ese momento cuando cruzas meta y descubres que la
organización de carrera no ha escatimado un ápice en el cuidado a los
participantes y cuentas con avituallamiento de calidad, duchas calientes y, de
remate, carpas con camillas y todo un equipo de fisios dispuesto a darte un
masaje “premium”. Qué gustazo… Es verdad que, cuando aprietan sobre puntos
gatillo, duele, pero luego te quedas relajado, como si flotaras sobre el mar
Muerto en Jordania… Otras veces, en cambio, la organización no es tan generosa
y toca pagar de tu bolsillo sesión con el fisio, el día siguiente a la carrera.
Bueno, pagar ésa y también la sesión de masaje de descarga, que solemos hacer
dos o tres días antes de la carrera. Por supuesto, hay, también, quienes no
pueden permitirse esos servicios y se tienen que apañar con una pistola de
masaje o, más modesto todavía, con un sencillo foam roller. Masajes, pistolas,
foam rollers. Forman parte de nuestro arsenal habitual. Tampoco es raro que
conceptos, como masaje de descarga, contractura muscular o puntos gatillo,
formen parte de nuestro vocabulario. En fin, que, ya sea contratando los
servicios de un o una fisioterapeuta o mediante pistola o foam roller que nos
auto-aplicamos, es muy común que masajeemos esos supuestos puntos gatillo, para
lograr deshacer esa supuesta contractura muscular y, así, notarnos supuestamente
más descargados.
Y he dicho “supuestamente” de forma deliberada, porque,
aunque sobre el papel tenga todo el sentido, no es la primera vez que algo que
parece razonable, no se cumple en la realidad. Por ejemplo, tiene sentido que,
si el metabolismo oxidativo alcanza su pico al 65% de tu intensidad máxima,
debemos entrenarnos justo en ese 65% para optimizar su funcionamiento; peeero,
la ciencia y la experiencia han demostrado que también producimos biogénesis
mitocondrial, angiogénesis y aumento de las enzimas oxidativas a base de HIIT
(high intensity interval training). También tiene sentido que, si el mencionado
metabolismo se basa en la oxidación de grasas, reducir los carbohidratos de la
dieta y aumentar las grasas, debería incrementar nuestro FatMax; peeero, la
ciencia y la experiencia han demostrado que la mejor forma de aumentar la masa
y función mitocondrial y su capacidad oxidativa es a través, no de dieta, sino
de ejercicio, tanto alto volumen a baja intensidad como bajo volumen y a alta
intensidad.
Entonces, volviendo a los masajes de marras, ¿son de verdad
terapéuticos? ¿Aceleran la recuperación? O ¿conseguiríamos lo mismo,
simplemente, con buena hidratación, nutrición, descanso y movimiento ligero,
como caminar? Porque, si lográramos lo mismo con esas sencillas pautas, nos
podríamos ahorrar dinero y, más todavía, tiempo; pues el tiempo es lo que verdaderamente
importa. Vaya por delante que no es mi intención decirle a nadie si debe ir a o
no al fisio a hacerse masajes ni, mucho menos, decirles a los y las fisios si
tienen o no que hacerlos o cómo. En absoluto. Lo que voy a hacer aquí, como
siempre, es ni más ni menos que repasar la evidencia científica respecto de los
susodichos masajes. Luego, ya cada quien decidirá qué hacer con su musculatura,
su fascia, su dinero y su tiempo.
Vale, y ¿cuál es esa ciencia que vamos a repasar? Principalmente,
tres publicaciones: la revisión de estudios de 2023 “Effectiveness of Recovery Strategies
after Training and Competition in Endurance Athletes”, la revisión de estudios,
también de 2023, “The Effects of Massage Therapy on Sport and Exercise
Performance” y la revisión de estudios, otra vez de 2023, “The Effects of
Massage Guns on Performance and Recovery”.
Presentadas las referencias, sin más dilación, vamos al
turrón.
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¿QUÉ SON LOS MASAJES?
Más allá de distribuciones de la intensidad, tipos concretos
de sesiones de alta intensidad, esquemas de periodización y demás minucias del
proceso de entrenamiento, sabemos que el factor más determinante del
rendimiento es la consistencia: el entrenar un día sí, otro también, una semana
sí, otra también, y así sucesivamente. En ese contexto, los métodos de
recuperación, son muy pertinentes, porque son los que nos permitirían encadenar
sesión con sesión, semana con semana, de entrenamiento y, así, alcanzar esa
ansiada consistencia. Y uno de los más usados métodos de recuperación, aparte
de los batidos con carbohidrato y proteína, en proporción 2:1, y, quizás,
crioterapia y sauna, son los masajes. Vamos a asumir que un masaje es “una
manipulación mecánica de los tejidos, que se aplica con distintas presiones, en
diferentes direcciones y a diferentes ritmos, al objeto de estimular la
recuperación, preparar para el ejercicio y/o prevenir y rehabilitar lesiones”. Aparte,
dicha manipulación se puede hacer, bien a través de las manos de un o una
fisioterapeuta, o bien de forma auto-aplicada, con ayuda de una pistola de
masaje o un foam roller.
Comúnmente, se entiende que los masajes (1) alivian la
tensión muscular y fascial, (2) incrementan la temperatura, el flujo sanguíneo,
el drenaje linfático y el lavado de metabolitos y otras sustancias, como
lactato, creatina-kinasa y marcadores de inflamación, (3) reducen dolor y
agujetas y amplían rango de movimiento, (4) producen relajación, mediante la
activación de la rama parasimpática y la desactivación de la simpática, y, por
todo ello, favorecen la recuperación. Pero, ¿es todo eso cierto?
¿QUÉ DICE LA CIENCIA SOBRE LOS MASAJES?
Bien, lo anterior era la teoría. Ahora, toca poner los
masajes bajo la lupa de la ciencia. ¿Cómo están construidas y qué resultados
encuentran las revisiones de estudios antes citadas?
Effectiveness of Recovery Strategies after
Training and Competition in Endurance Athletes
Esta revisión de estudios es especial, porque es una
revisión de tipo “paraguas”. Una revisión de estudios convencional lo que hace
es juntar todos los estudios que existen sobre cierta cuestión. Una revisión de
tipo “paraguas” junta todas las revisiones de estudios que existen sobre una
cuestión. En esta revisión paraguas, que estamos considerando, reúnen 22
revisiones de un total de 647 estudios, sobre un total de 9357 deportistas
participantes. Estos deportistas fueron desde nivel recreacional hasta nivel
élite, pasando por nivel competitivo regional. En esos estudios se comparó el
efecto de algún método de recuperación, como inmersión en agua fría, uso de
prendas compresivas o, lo que interesa hoy, masajes, respecto de no hacer nada
tras el ejercicio. Y se miró el efecto de esas estrategias sobre distintos
indicadores de recuperación, como tests de fuerza o pruebas de Tiempo Hasta la
Extenuación, percepción de agujetas o presencia de sustancias de desecho o
inflamación en sangre.
Más concretamente, en esos estudios se hacen tests de
fuerza, como saltos o sprints, y tests de resistencia, como Tiempo Hasta la
Extenuación corriendo en cinta a una velocidad determinada, a las personas
participantes. Los tests se hacen antes y después de una actividad de endurance,
como correr un 3000, tras la cual se aplica bien el método de recuperación
equis o bien la condición control, que es no hacer nada y servirá de punto de
comparación. A las 24h de dicha actividad es cuando se repiten los tests de
fuerza y resistencia, para ver cuánto rendimiento los métodos recuperadores han
conseguido preservar, si es que han logrado preservarlo más que no aplicarlos.
Por otro lado, los estudios también pueden mirar niveles de
percepción de dolor, de lactato en sangre o marcadores inflamatorios en sangre
tras la actividad de endurance, tanto cuando se aplicó el método recuperador,
como cuando no, y compararlos.
Bien, sabiendo todo esto, ¿qué se vio respecto a los
masajes? Los masajes no mejoraron la recuperación medida a través de tests de
fuerza o pruebas de THE, pero sí la percepción de agujetas. O sea, recibir
masaje tras la actividad no acelera la recuperación de tu capacidad de fuerza o
resistencia, respecto a no hacer nada tras la actividad. Eso sí, sientes menos
agujetas. Respecto a presencia de metabolitos o sustancias inflamatorias en sangre,
con y sin masaje, lo vemos en la siguiente revisión.
The Effects of Massage Therapy on Sport and
Exercise Performance
En esta revisión se juntaron 114 estudios, donde
participaron un total de 2731 deportistas de distintos niveles. En este caso, a
diferencia de la revisión anterior, todos los estudios examinaron
específicamente el efecto del masaje, incluyendo foam roller, pero no otros
métodos de recuperación. Y se analizaron los efectos de masaje y foam roller,
en comparación con la condición control, sobre tres tipos de indicadores:
medidas de fuerza y resistencia, medidas fisiológicas (como lavado del lactato
o flujo sanguíneo), medidas psicológicas (como percepción de fatiga o de
relajación).
Bien, ¿qué se vio aquí? Masaje y foam roller no sirvieron
para recuperar la capacidad de fuerza o resistencia, respecto a la condición
control, ni tampoco alteraron parámetros fisiológicos, como lavado del lactato,
flujo sanguíneo en la musculatura o temperatura del músculo. Eso sí, los
parámetros psicológicos sí se vieron mejorados por el masaje: menor percepción
de agujetas, menor percepción de fatiga, mayor percepción de relajación y de
recuperación, mejor estado de ánimo.
The Effects of Massage Guns on Performance and
Recovery
En esta revisión se consideran 11 estudios, con un total de 281
personas participantes, donde se examinan los efectos de aplicar pistola de
masaje tras la actividad, respecto a una condición control. Y, nuevamente, los
indicadores que se consideran son de rendimiento (cuán bien recuperas tu
capacidad de fuerza o de resistencia), indicadores fisiológicos (en concreto, lavado
de lactato) e indicadores psicológicos (en concreto, percepción de fatiga).
Entonces, ¿hacen algo las pistolas aplicadas tras la
actividad? No tuvieron efecto sobre indicadores de rendimiento. No tuvieron
efecto sobre lactato. Tampoco sobre fatiga.
Resumen de los estudios
Ni masajes ni foam roller aceleran la recuperación, en el
sentido de permitirte recuperar valores de fuerza y endurance previos a la actividad,
en comparación con no hacer nada especial tras dicha actividad. Tampoco parecen
producir cambios fisiológicos, del tipo menor lactato en sangre o mayor flujo
sanguíneo. Ahora bien, los masajes sí mejoran indicadores psicológicos: sientes
menos agujetas, mayor recuperación y, en general, te sientes mejor.
¿POR QUÉ MECANISMO LOS MASAJES REDUCEN EL DOLOR?
Hemos visto que los masajes no son la panacea: no tienen
efecto sobre la recuperación de la fuerza y la resistencia ni alteran
parámetros fisiológicos, como presencia de metabolitos en sangre. Al mismo
tiempo, sí mejoran indicadores psicológicos, como percepción de agujetas o
percepción de recuperación. Vaya, que nos sentimos mejor, tras recibir un
masaje. Pero, si no cambian la fisiología, ¿cómo logran cambiar la psicología?
Intento aclararlo.
Para empezar, hay que decir que sí cambian la fisiología. En
la revisión de estudios “Massage therapy research review”, donde se examina el
papel del masaje en poblaciones especiales, como son bebés prematuros o
personas con síndromes dolorosos (como artritis o fibromialgia), sí he visto
evidencia de que reducen frecuencia cardíaca y presión arterial y elevan los
niveles de ciertos neurotransmisores, como serotonina, al tiempo que reducen
los de cortisol; también alteran la actividad eléctrica cerebral y regulan
áreas cerebrales asociadas a la emoción, como la amígdala. Todo esto indica que
los masajes reducen la activación simpática, en favor de la parasimpática, que
es la rama nerviosa encargada del descanso y la recuperación. O sea, que, sí,
los masajes sí hacen algo en nuestra fisiología. Ahora bien, todo lo anterior
se cumple si y sólo si la presión ejercida con el masaje es moderada y no
fuerte, tal como señala y reitera encarecidamente la autora de la revisión.
Vale, aclarado lo anterior, sigue la cuestión de por cuál
mecanismo los masajes producen relajación. De nuevo, hay elementos fisiológicos
y psicológicos. En cuanto a los fisiológicos, para recibir el masaje nos
tumbamos en una camilla, solemos cerrar los ojos, tenemos contacto piel con
piel con las manos de el o la fisio (cosa que promueve la liberación de la
hormona oxitocina) y el movimiento y presión de esas manos es relajado y no
fuerte. Ese estar tumbados cómodamente sobre una camilla recibiendo una presión
rítmica y suave sobre la piel induce relajación.
Por fin, en cuanto a la psicología, no podemos obviar el
poder de las expectativas. Si crees que una cosa te va a ayudar, te ayuda; y lo
contrario. En un estudio reciente, por ejemplo, se vio que, en una prueba incremental
en bici-ergómetro, tomar bicarbonato de sodio te ayudaba, sólo cuando antes te
habían dicho que era una ayuda ergogénica. Y llegaba a perjudicar, cuando la
presentaban como lo contrario.
CONCLUSIÓN
Masaje, foam roller, pistola. Tres métodos supuestamente
recuperadores y de gran implantación en el mundillo running. Gran implantación,
pero ¿está justificada? Pues, lo que parece haber quedado claro es que hacer
hacer… estos métodos no hacen nada objetivo, es decir, no nos hacen recuperar
fuerza o resistencia más rápido, ni hay indicación de que alteren parámetros
fisiológicos, como flujo sanguíneo, temperatura o lactato. Peeero. Pero, sí
parece igualmente claro que mejoran parámetros psicológicos, empezando por las
agujetas y abarcando también sensación de relajación y de recuperación. Al
menos masaje y foam roller. Y -importante- si la presión es moderada y no fuerte.
Y es que, si miramos un poquito por debajo de la superficie, esa presión moderada
sí parece provocar algunos cambios en nuestra fisiología: menor tensión
arterial y ritmo cardíaco, menor cortisol, mayor liberación de serotonina y
oxitocina y predominio parasimpático sobre la rama simpática. Todo eso, aunque no
se refleje directamente en una recuperación rápida de la fuerza y la
resistencia, muy probablemente contribuye a descansar y dormir mejor y a un
mejor estado de ánimo, lo que indirectamente sí favorece la recuperación, en el
medio plazo.
Así pues, si te sientes mejor tras recibir ese masaje suave
o tras aplicarte el foam roller un poquito por aquí, un poquito por allá, suave,
pues date el gustazo. La inversión de dinero y de tiempo seguramente estará
justificada. Lo estará porque, a la postre, estamos hablando de unos pocos euros
y unos pocos minutos. Y porque la mente es poderosa: si crees que algo te
funciona, seguro que te funciona. Y, si la cabeza está contenta, el cuerpo está
contento.
Matizo un poco lo anterior: si no tienes las cualidades
físicas, técnicas y tácticas, por mucho que quieras correr UTMB en 19h, pues
como que no pasará de ser un sueño loco. Ahora bien, si la cabeza no está de tu
lado, por muchas cualidades físicas, técnicas y tácticas, no llegas ni al
primer avituallamiento. Así que, lo dicho: si, para tu cabeza, te viene bien
ese masaje o ese rato de foam rolling suaves, adelante. En este caso, no tanto
la ciencia, pero sí la experiencia, lo avalan. Personalmente, tras los
entrenos, me hago un hidromasaje, que suena muy rimbombante, pero no es más que
jugar con las posiciones del cabezal de la ducha, que tienen tres presiones
diferentes; primero con agua caliente, después, con fría. ¿Tiene eso evidencia?
Pues, no lo sé y no me importa, la verdad; la cosa es que, al salir, me quedo
más a gusto que un arbusto y más fresco que un cogollo de Tudela recién cosechado.
Corresendas, espero que hayas aprendido y disfrutado, a
partes iguales, tanto como yo al preparar el episodio. Si fue así, haz alguna
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Nos encontramos aquí en unos días, si no antes por el monte.
Hala, a pisar sendas! (y a pasarte un poco el foam roller después, si eso te
hace sentir mejor.)
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