Episodio 85. Dieta low-carb, dieta high-carb. ¿Qué pros y contras tienen en mi rendimiento y mi salud?
Autor: Héctor García Rodicio https://www.instagram.com/correrporsenderos/
Ya hemos hablado sobre nutrición en otros episodios. Uno fue
el 78, donde dimos todos los detalles para configurar una dieta como deportista
de endurance, tengas más o menos dedicación al deporte. Entonces, pudimos
comprobar que el macronutriente estrella para deportes de resistencia es el
carbohidrato (CH).
Según el panel de expertos (liderado por la catedrática en
nutrición deportiva, y asesora en múltiples comités, Louise Burke) no es que el
CH sea la base de la pirámide de alimentación, en deporte endurance, es que es
prácticamente la pirámide entera; exceptuando la punta, donde están ubicadas
las proteínas y, en menor medida, las grasas. Esto es así en la dieta regular,
y no digamos ya, en la dieta alrededor de entrenos y competición.
Y es que, en efecto, la evidencia y la experiencia, a favor
del uso de altas ingestas de CH, es condundente. El CH potencia el rendimiento,
porque retrasa la fatiga. Y potencia la recuperación, porque, si lo metes pre- e
intra-actividad, ya estás aportando los ladrillos, que servirán luego para
reparar los tejidos.
Pero, los CHs, y esas altas ingestas peri-entreno y peri-competición,
tienen también su lado oscuro; que es de lo que vamos a hablar hoy. Advierto ya
de que, ni soy extremista “keto” en contra de los CHs, ni soy extremista “real-fooder”
en contra de todo procesamiento de los alimentos, por mínimo que sea. Sin
embargo, sí tengo preocupación por ese lado oscuro del uso a cascoporro de CHs
de rápida absorción…
De hecho, tras la publicación del mencionado episodio 78, me
quedé con el runrún… Una parte de mí pensaba: “¿habré cometido una temeridad,
fomentando el consumo masivo de azúcares simples?” (Consumo, además, que yo no
practico.) Otra parte replicaba: “bueno, yo sólo he divulgado la declaración de
consenso de un panel de expertos de reconocido prestigio; ni soy yo el autor de
las recomendaciones, ni hay duda de que quienes las hacen tienen amplísima
experiencia investigando, en el lab, y trabajando, en el campo, con deportistas
y su nutrición.”
En el presente episodio, vamos a abordar el debate “dietas
low-carb versus dietas high-carb”. Es decir, qué tienen de bueno y de malo las
dietas bajas en CH y las dietas con alta presencia de CH; tanto en el
rendimiento como en la salud.
En cuanto al rendimiento, analizaremos tres estudios
recientes. Uno de 2020, en
deportistas élite de marcha atlética: “Impairment of exercise economy and
performance in elite race walkers by ketogenic LCHF diet”. Uno de 2023, en
runners amateur: “Low and high carbohydrate isocaloric diets on performance,
fat oxidation, glucose and cardiometabolic health in middle age males”. Otro
más, de 2024, en ciclistas profesionales: “A Five-Week Periodized Carbohydrate
Diet Does Not Improve MLSS Exercise Capacity and Substrate Oxidation in
Well-Trained Cyclists compared to a High-Carbohydrate Diet”.
En cuanto a la salud, la fuente principal será el artículo
de 2024: “What if gastrointestinal complications in endurance athletes were gut
injuries in response to a high consumption of ultra‑processed
foods?”; que firma Jesús Álvarez-Herms, a quien vimos hacer la asistencia a
Kilian Jornet en UTMB22 (¿os acordáis de ese hombre que le tomaba lactatos?).
Hechas las menciones de rigor, sin más dilación, vamos al
turrón.
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¿QUÉ ES UNA DIETA LOW-CARB Y UNA HIGH-CARB?
Antes de nada, no sé si hace falta aclarar qué son los CHs.
Por si acaso, lo haré brevemente. Los CHs, como las proteínas y las grasas, son
un macronutriente. Es decir, son uno de los nutrientes que podemos encontrar en
los alimentos. Y es “macro” porque lo consumimos en mayor cantidad que los
micronutrientes (vitaminas y minerales).
Encontramos CH, en gran cantidad, en tubérculos, cereales,
legumbres, frutas y miel. Hay una cantidad menor en lácteos y hortalizas (como lechuga,
espinaca, coliflor, pimiento, cebolla…). Aparte, los productos de nutrición
deportiva están hechos de CH: glucosa, fructosa y polímeros de glucosa, como
maltodextrina o amilopectina.
¿Qué es una dieta alta en CH? Según Burke y compañía,
quienes hacen 1h/ día de deporte endurance, deberían meter 5 a 7 g por kg de
peso corporal y día. Si pesas 60kg, eso son unos 300-400g/ día de CH. Quienes
hacen 3h/ día de actividad endurance, deberían apuntar a 8g/ día por kg de peso
corporal. Si pesas 60kg, eso equivale a unos 500g/ día de CH.
Por otro lado, en entrenos duros y competición, el mismo
panel experto recomienda hacer carga previa de CH y, además, consumirlos
durante y después. ¿Carga? Para carreras de 1h y media, meteríamos 7 a 10g por
kg de peso, el día antes de la prueba. Para carreras de 2-3h y para arriba,
10-12g por kg de peso, el día antes de la prueba y el anterior a éste.
¿Durante? En actividades de entre 1h y 2h30, 30 a 60g/ hora de CH. En
actividades de 3h y para arriba, 90g/ hora de CH. ¿Recovery? 1g por kg de peso,
en la ventana de 4h posteriores a la actividad.
¿Qué es una dieta baja en CH? El panel liderado por Burke
considera que, 3 a 5 g/ día por kg de peso, es lo que ha de meter una persona
físicamente activa. Por tanto, cabría entender que, todo lo que baje de ese
rango, es low-carb. Concretamente, 1-2g de carbos/ día por kg de peso, sería
low-carb. Si pesas 60kg, 80-100g de CH/ día sería un nivel bajo. Para llegar a
ser dieta cetogénica, no podría pasar de 40-50g/ día -peses lo que peses.
En términos más “bajados a tierra”, una dieta alta en CH es
la que incluye cosas como pan, mermelada, avena, zumos, arroz, patata, pasta,
maíz, crema de cacahuete, fruta… en todas las comidas (desayuno, almuerzo,
merienda, cena). Una dieta baja en CH sería la que incluye verduras (lechuga,
espinaca, coliflor, brócoli, pimiento, berenjena, calabacín…), lácteos, alguna
fruta, pero que modera mucho o excluye tubérculos, cereales y legumbres. Para
igualar la cantidad de kcals, lógicamente, la dieta low-carb ha de elevar la
ingesta de grasa, en forma de huevos, quesos, frutos secos, carnes y pescados
de aguas frías, como atún, caballa o salmón.
Por último, la dieta high-carb recurre a productos de
nutrición deportiva para entrenos y competición. Cuantos más carbs, mejor. Si
puedes tolerar cargas pre-carrera de 10g por kg de peso, adelante. Si puedes
tolerar ingestas en carrera de 90 o 100g/h, adelante. Quienes sigan una dieta
low-carb, en este punto, tienen la opción de recurrir también a esos productos
de forma estratégica (es decir, sólo para entrenos y competiciones claves).
Tienen, también, la opción de ir -digamos- “a contracorriente” y entrenar y
competir “bajos” (luego veremos qué consecuencias puede tener esto).
¿QUÉ POSIBLES RIESGOS PARA LA SALUD TIENE LA ALTA INGESTA DE
CH?
Ya sabemos, aproximadamente, qué cabría entender por dieta
alta y baja en CH. Ahora toca preguntarse por qué querríamos optar por una u
otra. En principio (y aunque vamos a matizar esto en el apartado siguiente),
conviene optar por dieta high-carb, si practicas deporte endurance: como señalé
en la intro, los CHs potencian rendimiento y recuperación.
Pero hay algunos potenciales riesgos en una dieta high-carb,
al menos si esos CHs son mayoritariamente “limpios”. Con “limpios” me refiero a
pan blanco, cereales de desayuno, pasta, mermelada, zumos y, claro está,
productos de nutrición deportiva, tipo geles. Y digo “limpios” porque estos
alimentos y productos son casi exclusivamente CH; sin fibra, sin grasa y sin
micronutrientes. Y, si se suele optar por carbs “limpios”, es porque sabemos
que grasa y fibra retrasan la digestión y absorción del CH, lo que da origen a
buena parte de las temidas molestias GI durante la actividad de endurance. ¿Qué
problemas hay con esos CHs “limpios”?
Problema #1. Déficit de nutrientes
Un primer riesgo de una dieta así es la baja densidad
nutricional. Me explico. Esos CHs “limpios” nos dan energía, en forma de kcals.
Una sencilla rebanada de pan blanco ya contiene 75kcals. Si la rellenas con una
cucharada de mermelada de melocotón (25g), esa -en apariencia- “inofensiva”
tostada tiene ya 130kcals. Un desayuno, nada disparatado en una dieta
high-carb, puede consistir en esa tostada, más un bol de cereales con leche de
avena y un vaso de zumo de naranja. Ese bol nos dará 250kcals más y, el zumo,
100. Total: 480kcals.
Si pesas 60kg, ese desayuno de CH “limpio” te estaría dando
unos 2g de carbs por kg de peso corporal. Sí, es una buena carga para afrontar
un día duro de series o una tirada larga. Pero, ¿cuántas vitaminas, minerales,
ácidos grasos esenciales, aminoácidos esenciales o fibra has metido? Nada.
Ninguno. Cero patatero.
Alimentarse a base de alimentos con alta densidad
energética, pero baja densidad nutricional, nos pone en riesgo de desarrollar
niveles sub-óptimos, o incluso déficits, de compuestos vitales. Y es que esas
vitaminas, minerales, fibras, grasas y aminoácidos esenciales son la base para
la síntesis de hormonas y neurotransmisores y para el correcto funcionamiento
de nuestra fisiología.
El magnesio regula la función muscular y nerviosa. El hierro
participa en el transporte de O2 a músculos y órganos. La vitamina D participa
en la fijación del calcio en los huesos y en la modulación del sistema
inmunitario. Los ácidos grasos omega-3 son responsables de la salud cerebral y
cognitiva. El colesterol es la base de las hormonas esteroideas, implicadas en
la reparación y regeneración de tejidos. Los aminoácidos participan también en
la construcción de huesos, músculos, piel, en la función cognitiva y el estado
de ánimo. Y podría seguir. Sodio, potasio, calcio, zinc, vitaminas A y B, arginina,
glicina, lisina…
Problema #2. Déficit de fibra
Aparte de vitaminas y minerales, la fibra merece un apartado
especial. Y es que, entre otras cosas, la fibra sirve como alimento a nuestra
microbiota intestinal. Y, nuestra microbiota intestinal, (1) obtiene energía de
esas fibras que no podemos digerir, formando ácidos grasos de cadena corta, (2)
sintetiza vitaminas, aminoácidos y neurotransmisores, a partir de esas fibras,
y (3) colabora con el sistema inmunitario en la identificación y control de
patógenos.
Si dejamos sin alimento a estas bacterias “amigas”, se va a producir una disbiosis. Es decir, los microbios malos que habitan el intestino, que también los hay, prosperarán en detrimento de los microbios buenos. Menos microbios buenos, igual a menor capacidad para realizar las funciones antes citadas: producir energía, sintetizar vitaminas y neurotransmisores, colaborar con el sistema inmunitario. Más microbios malos, igual a… lo vemos en el siguiente punto.
Problema #3. Permeabilidad e inflamación
Como decía, la microbiota tiene de todo. No sólo hay bacterias,
también otros micro-organismos. Y, entre las bacterias, las hay de todos los
colores. En particular, hay unas, un tanto oportunistas, que se alimentan de
azúcares presentes en la propia barrera intestinal, en la mucosa. Son las “mucina-degradadoras”.
Un poco de eso no está mal: de hecho, hay un ciclo de
degradación y reconstrucción. Pero, mucho de eso conduce a que la mucosa sea
cada vez más delgadita y, eventualmente, a que la barrera intestinal pierda su
capacidad impermeable. Si la barrera tiene poros, agentes patógenos pueden
entrar en el torrente sanguíneo, causando una respuesta inmune.
Entonces, si hay falta de fibras en la dieta, las bacterias
buenas disminuyen en favor de las malas. Pero, es que, además, se ha encontrado
asociación entre los emulsionantes y otros aditivos de la comida
ultra-procesada (donde están también los productos de nutrición deportiva) y
aumento de las poblaciones de bacterias malas. Pero, es que aún hay más: se ha
encontrado asociación, también, entre el consumo de maltodextrina y el aumento
de las bacterias malas, que la prefieren como alimento, por ser un azúcar de
fácil consumo.
Así pues, tenemos que las bacterias malas, las que
perjudican la integridad de la barrera intestinal, están proliferando, por
culpa de los malos CHs. Y una barrera comprometida da lugar a permeabilidad
intestinal (o “leaky gut”) y, eventualmente, a inflamación.
No en vano, esta disbiosis, por la cual hay menos bacterias
buenas y más bacterias malas, está asociada a la enfermedad inflamatoria
intestinal, que incluye Crohn y colitis ulcerosa. Dos de las patologías
intestinales más comunes.
Para rematar el desaguisado, la propia actividad física
también supone un gran estrés para el sistema digestivo. Primero, como la
sangre está en los músculos, que están haciendo trabajo mecánico, y en la piel,
para termorregular, hay menos riego sanguíneo hacia el intestino. Segundo, el
aumento de la temperatura corporal por el ejercicio también dificulta su
función.
A esas condiciones difíciles, para una buena digestión, hay
que añadir (1) que estamos metiendo cantidades ingentes de CH (del orden de
90g/ hora) y (2) que nuestro intestino está comprometido, porque, como vimos, debido
a una dieta pobre en fibra y alta en aditivos, hay pocas bacterias buenas, hay
muchas bacterias malas y hay una barrera permeable.
Recapitulación
Los CHs son la gasolina, para el deporte endurance, y para
una rápida recuperación, tras practicar el mismo. Para digerirlos y absorberlos
rápido, y que sean más efectivos y no nos causen molestias GI, hace falta que
sean “limpios”; esto es, sin grasa, sin fibra, sin nada más que moléculas de
glucosa. Sin embargo, (1) necesitamos vitaminas, minerales y aminoácidos y AG
esenciales, (2) necesitamos fibras, para alimentar las bacterias buenas y
contener a las malas, y (3) no necesitamos favorecer a estas malas, a través de
MDX y emulsionantes.
En el medio plazo, la consecuencia de abusar de los CHs
“limpios” es, paradójicamente, sufrir las temidas molestias GI, porque (1)
estamos metiéndolos mientras corremos, que de por sí es una situación muy
hostil para una buena absorción de nutrientes, (2) estamos metiendo cantidades “obscenas”
de carbos y (3) tenemos un intestino “cogido con pinzas”.
En el largo plazo, podemos desarrollar permeabilidad e
inflamación, además de patologías intestinales. Esa inflamación y/o esas
patologías van a mermar nuestra capacidad de recuperación de entrenos y
competiciones. En fin, un escenario feo feo…
¿CÓMO IMPACTAN EN EL RENDIMIENTO LAS DIETAS LOW- Y
HIGH-CARB?
Si no te he convencido de que una dieta low-carb podría ser conveniente,
al menos, sí te he hecho considerarlo. Pero, claro, entonces has pensado en el
rendimiento…
¿Puedo rendir igual sin mi carga de hidratos, a razón de 10g
de carbos/ kg de peso, el día previo a la carrera? ¿Puedo rendir sin meterme
2g/ kg de carbos, en el desayuno? ¿Puedo rendir igual sin mi isotónico y mis
geles, a razón de 60, 70, 90g/ hora? Vamos a ver tres estudios: uno donde
recortar CH supone un perjuicio, dos donde no. Luego, tú juzgas.
“Impairment
of exercise performance in elite race walkers by ketogenic LCHF diet”
En este estudio participaron 26 deportistas élite (chicos y
chicas), practicantes de marcha atlética. Durante 25 días, un tercio siguió su
dieta habitual, alta en CH (de aproximadamente 8.6g de carbos por kg de peso y
día). Otro tercio adoptó una dieta cetogénica, muy baja en CH: menos de 50g/
día. Otro tercio periodizó los CHs: los días de entreno suave, bajó la carga.
Simultáneamente, los tres grupos siguieron su programa de entrenamiento normal.
Por otro lado, se había registrado su tiempo en una prueba
oficial de 10K, previo a la intervención. Y realizaron un nuevo 10K, al
finalizar la dieta. ¿Resultado?
Se vio que (1) los tres grupos mejoraron vo2max, (2) quienes
hicieron dieta high-carb o periodizada mejoraron su tiempo en 10K, (3) quienes
hicieron dieta keto empeoraron su tiempo, pero, eso sí, (4) incrementaron su
tasa de oxidación de grasas durante el ejercicio.
En fin,
high-carb 1, low-carb 0.
“Low and
high carbohydrate isocaloric diets on performance and cardiometabolic health”
Aquí, 10 runners aficionados, con vo2max de entre 55 y 65 y
tiempo en 10K de en torno a 40’, hacen dos bloques de 31 días de dieta. En un
bloque siguen dieta low-carb; en otro, high-carb. La dieta low-carb es 75-80%
grasa y, por tanto, muy baja en CH: menos de 50g/ día. La dieta high-carb es la
opuesta: 60-65% CH, esto es, unos 5g de CH por kg de peso y por día. Simultáneamente,
siguen sus programas de entrenamiento habituales. También se les mide glucosa
en sangre con un monitor continuo.
Aparte, antes y después de las dietas, hicieron tests de
rendimiento. Hicieron un test de una milla: cuatro vueltas a la pista de
atletismo. Hicieron también un entreno de alta intensidad: un 6x 3’ (con 3’
recuperación entre series). ¿Resultado?
Se vio que (1) rindieron igual en la milla, bajo ambas
dietas, (2) rindieron igual en el 6x 3’, bajo ambas dietas, (3) mostraron
niveles altísimos de oxidación de grasa, durante las pruebas, y (4) sus niveles
de glucosa en sangre fueron más bajos y más estables, durante la dieta keto.
Así pues,
high-carb 1, low-carb 1.
“A
Five-Week Periodized CH Diet Does Not Improve MLSS compared to a High-CH Diet”
Aquí, 17 ciclistas sub23 de nivel (vo2max de 71 y entrenando
15-20h/ wk) hicieron una de dos dietas, durante 5 semanas. La mitad siguió su
dieta habitual, high carb: 7-8g de CH por kg de peso y día y entre 75 y 100g/
hora en entrenos, según si son más o menos largos o intensos. La otra mitad
siguió una dieta periodizada de CHs: los días de entreno largo o intenso, hacen
lo anterior; los días de rodaje, bajan a 4-5g de CH/ kg y día y a 30g/ hora
durante el rodaje.
Aparte, ambos grupos hicieron tests en laboratorio antes y
después de las semanas de dieta. Uno sirvió para determinar su potencia umbral;
otro, para ver su tiempo-hasta-la-extenuación a dicha potencia. ¿Resultado?
Se vio que (1) ambos grupos mejoraron su potencia umbral,
(2) ninguno mejoró su THE y, esto es curioso, (3) no hubo diferencias en la
tasa de oxidación de grasa durante el ejercicio.
Así pues,
high-carb 1, low-carb 1.
Balance
De tres estudios, bien realizados, uno sale en contra de la
dieta low-carb para deporte de resistencia y dos, con resultado neutro. En mi
opinión, hay algunos elementos a destacar, de los estudios, para ayudar a
inclinar la balanza. Son éstos.
En el estudio con atletas de marcha, yo veo dos problemas.
Primero, la asignación a las distintas dietas no se hizo aleatoriamente: cada
quien, eligió la que más le apetecía. Esto, por lo que fuera, dio lugar a que,
quienes cayeron en la condición dieta keto, tenían muy buenos tiempos en 10K
previos a la intervención. Es posible que esos tiempos empeorasen en el segundo
10K, no por la dieta, sino porque eran marcas muy buenas, difíciles de
replicar.
Segundo, quienes hicieron dieta keto perdieron peso. Eso
puede constituir un estrés añadido, que los otros grupos no sufrieron.
En el estudio con corredores amateur, yo veo dos puntos que
añaden valor. Primero, los mismos participantes siguieron las dos dietas. Es
posible que a ciertas personas les sienten mejor o peor ciertas dietas, pero
eso se controla aquí, porque todos pasan por las dos dietas y se mide cómo
funcionan bajo los dos regímenes.
Segundo, los tests fueron workouts de alta intensidad: una
milla a tope, un 6x 3’. Cabría argumentar que una dieta baja en CH vale para
actividades de intensidad moderada o baja, por debajo del primer umbral. Pero,
no para intensidades por encima del segundo umbral, basadas ya en el
metabolismo glucolítico, el que tira de glucosa para producir energía.
El resultado del estudio desafía este supuesto; según se ve,
cabe hacer alta intensidad tirando de grasa. De hecho, los investigadores registraron
las tasas de oxidación de grasas más altas conocidas. De 1.8g/ min.
En el estudio con ciclistas, yo veo una fórmula bastante
interesante. Los autores presentan la dieta periodizada en CH como inefectiva,
puesto que no mejoró el rendimiento más que una dieta homogénea, siempre alta
en CH. Pero yo lo interpreto exactamente al contrario.
El estudio demuestra que se puede bajar la carga de CHs en
los días cuando realmente no hacen falta. Y se puede subir cuando interesa: los
días largos, los días de series. Y el rendimiento no baja por meter esos días
de entreno “low”, con glucógeno bajo.
Es más, en el estudio con atletas de marcha, quienes hicieron keto, hicieron después unos días de carga de CH, previos a una prueba 20K oficial. Y ahí recuperaron sus marcas. Así pues, lo mismo: cabe reservar la gasolina para días clave y bajar el pistón de carbos, el resto.
CONCLUSIÓN
Nos dedicamos al deporte de resistencia. Al correr por el
monte, para más señas. A la mayoría, nos da satisfacción y no dinero; y podemos
invertir 5, 7, quizás 10 horas/ semana, y no 20 o 25.
Sea como sea, nos gusta correr. Y, cuando corremos, nos
gusta rendir. Y, después de correr, nos gusta recuperarnos bien, para poder
correr al día siguiente.
Resulta que, para esas dos cosas, rendir y recuperar, el CH
es el macronutriente rey. Y, para que ese CH vaya directo al músculo, lo más
rápido posible, conviene tomarlo “limpio”. “Limpio” en forma de pan blanco,
mermelada o miel, de cereales de desayuno con bebida vegetal, o de un plato de
espaguetis con salsa de tomate. “Limpio” en forma de isotónico y geles, a base
de maltodextrina y fructosa, en proporción 2:1, y los aditivos
correspondientes.
Bien, pues, según hemos visto hoy, tal vez no se puede tener
todo. No se pueden tener regímenes diarios de 7g por kg de peso, cargas de 10g
por kg, los dos días previos a la carrera, e ingestas, en carrera, del orden de
90g/ hora y, a la vez, conservar la salud intestinal. ¿Qué hacer pues? Propongo
algunas ideas.
Idea #1. Limita los CHs “limpios” y los productos de
nutrición deportiva a entrenos y competiciones clave. En entrenos normales,
incluso sin son de series o tirada larga, busca otras fuentes más saludables.
Idea #2. En tu dieta regular, prioriza los CHs “enteros” y
con alta densidad nutricional. Como las verduras aportan poco carbohidrato,
tendrás que recurrir a tubérculos, fruta, legumbres y cereales.
De entre todos estos, la patata hervida seguramente sea el
más equilibrado: no tiene una alta densidad de CH, tiene vitaminas y minerales
y, muy importante, fibra. Los basados en trigo, especialmente en forma de
harina refinada (como es el caso del plan blanco o la pasta), seguramente sean
los menos recomendables.
Idea #3. Evalúa si, de verdad, necesitas alto rendimiento en
competición y, no digamos ya, en entrenos. Pregunto: ¿de veras queremos meter
tres geles/ hora y 500ml/ hora de isotónico en carreras que hacemos a 9-10
minutos/ kilómetro? ¿Tenemos que ingerir lo mismo que quienes hacen 4h peladas
en Zegama, cuando nosotros hacemos 6 y cuarto?
Idea #4. Evalúa si, de verdad, necesitas comer antes y
durante entrenos y carreras. Hoy hemos visto que el metabolismo oxidativo da
más de sí de lo que se creía.
Por experiencia propia, te digo que se puede hacer trail sin
comer nada en carrera, sin hacer carga pre-carrera y con una dieta regular
bastante baja en CH (por debajo de 3g por kg de peso y por día). Concretamente,
un trail de 15K y 750m+ en 1h39 (véanse las clasificaciones del Trail Riotuerto
2023), uno de 21K y 1000m+ en 2h02 (véanse las clasificaciones del Trail Tejas
Dobra 2023) y uno de 27K y 1600m+ en 3h27 (véanse las clasificaciones de Epic
Trail Villa de Cartes 2024). Y se pueden correr así y ad+ pudiendo salir a
trotar al día siguiente. (No quiero presumir de nada, que conste, es sólo por
aportar un ejemplo. Ya ves que no son marcas siderales.)
Idea #5. Suplementa con probióticos y/o con glutamina. Los
prebióticos son alimentos para la microbiota: las fibras de las que venimos
hablando en este episodio. Los probióticos son alimentos que, directamente,
contienen bacterias. Cabe buscar cosas enrevesadas, pero una fuente muy
accesible son los fermentados, de los que el yogur es mi favorito. (Yogur yogur,
no los que vienen en vasitos de colorines y tienen tropecientos ingredientes.)
Respecto a la glutamina, que es un AA, investigando un poco,
he visto estudios que encuentran beneficios. En concreto, favorecerían el
equilibrio entre bacterias “buenas” y “malas”, ayudarían a la consolidación de
la mucosa y la barrera intestinal y reducirían inflamación. Buscando un poquito
por internet, he visto paquetes que dan para 100 dosis, a 20 céntimos cada una.
No parece súper disparatado.
Hablando de céntimos, corresendas, ya sabes que este podcast
no me da un céntimo, pero, sí, me cuesta tiempo, esfuerzo y el pago del
hosting. O sea, pierdo dinero haciendo esto. Así pues, si has aprendido y
disfrutado de este contenido, te pido que hagas alguna de estas cosas para
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y deporte endurance a diario en Stories.
Nos encontramos aquí en unos días, si no antes por el monte.
Hala, a pisar sendas! (y a comer mucha fibra para cuidar de tu microbiota
intestinal.)
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