Episodio 89. Steve House, Kilian Jornet, trail running y genética: descubriendo al “hombre montaña”

Autor: Héctor García Rodicio https://www.instagram.com/correrporsenderos/


No es ningún secreto que admiro a Kilian Jornet. No sólo por sus logros deportivos y montañeros, que también, sino por su sensibilidad, su sabiduría, su inteligencia, su honestidad, su generosidad y su humildad. Tan enormes son sus logros, que ha conseguido trascender el pequeñito mundo del trail running, del esquí de montaña o del alpinismo y aparecer en medios generalistas. Es -cabría decir- una “celebrity”.

Esto tiene su lado bueno, porque esa visibilidad puede inspirar a la gente a hacer actividad outdoor. Pero tiene su lado malo también: y es que reduzcamos la persona a un puñado de números…

Sí, Kilian puede correr un 10K en menos de 30’. Puede hacer un KV en menos de 30’ también. Es más, puede hacer ese 10K sub 30, tras haberse metido un KV entre pecho y espalda (de hecho, ése es el entrenamiento clave que hace para preparar Sierre-Zinal, carrera -dicho sea de paso- de la cual tiene el récord, en 2h25, y que -intuyo- seguirá vigente por mucho tiempo).

Sí, Kilian puede subir y bajar del Everest sin O2 suplementario y en un solo push. Puede hacer el único descenso conocido del Troll Wall en steep skiing, una bajada de 1700m a una inclinación media de 50 grados. O puede hacer una travesía por el Pirineo, combinando correr, pedalear y escalar, y sin apenas dormir; para acabar hollando 177 tresmiles y habiendo acumulado casi 500K y 43mil metros de desnivel positivo en ocho días.

Números, números, números… Todos de infarto. Pero que no hacen justicia a todo lo que Kilian es.

Para saber un poco más sobre Kilian, se me ha ocurrido lo siguiente. Primero, tomar la entrevista que le hicieron recientemente en la revista “Possessed”, de la marca de textil para running “Satisfy”. Segundo, tomar la entrevista que le hicieron en esa misma revista a Steve House, preguntándole sobre Kilian. Tercero, tomar un post reciente de Kilian en IG, donde identifica los pilares del entrenamiento. Cuarto, transcribir, traducir y adaptar todo ese contenido.

Vas a escuchar a Kilian hablar sobre su visión de la vida, del deporte, del entrenamiento y la competición. Y vas a escuchar a Steve House hablar sobre quién es Kilian y qué cualidades hace falta desarrollar para rendir en la montaña como -hasta la fecha- sólo Kilian rinde.

Dos aclaraciones, antes de ir a la chicha. Para quien no lo conozca, Steve House es uno de los montañeros, en estilo alpino, más influyentes de la historia. Es famoso por abrir vías de escalada, en estilo rápido y ligero, en grandes montañas, incluyendo los Himalayas. De hecho, fue Piolet de Oro en 2006. También es entrenador de atletas de montaña en la empresa “Uphill Athlete”, junto con Scott Johnston. Los tres, Kilian, Steve y Scott, publicaron el libro “Entrenamiento para atletas de montaña”; una obra de referencia en skimo y trail running.

Otra aclaración. En la primera parte del episodio, mi voz en grave será el entrevistador, mi voz normal será Kilian. En la segunda, mi voz grave será el entrevistador, mi voz normal será Steve.

Hechas las aclaraciones pertinentes, sin más dilación, vamos al turrón.

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¿QUIÉN ES KILIAN JORNET SEGÚN KILIAN JORNET?

Esta entrevista a Kilian se hizo en diferido: le mandamos las preguntas, él nos las devolvió con las respuestas. Lo hicimos así por dos razones. Primeramente, porque así le dimos tiempo para componer las respuestas. De ese modo, pudieron ser -como verás- más concienzudas.

La otra razón es que Kilian es un tipo muy ocupado. Además de su demandante entrenamiento, es un padre y marido dedicado; por no mencionar que ha fundado y conduce una fundación para la preservación de los entornos de montaña. Y, finalmente, está la compañía que ha lanzado con Camper: la marca de zapatillas y textil NNormal.

Eso es mucho para un solo tío. (Incluso uno que tiene la capacidad aeróbica de dos tíos.)

Mandamos las preguntas hasta Noruega. Esto es lo que nos mandó de vuelta.

P. ¿Cuál es tu primer recuerdo en la montaña?

K. No tengo recuerdo de mi primera vez en el monte, porque nací en un refugio de montaña en los Pirineos: para mí, la montaña era el entorno natural.

En cambio, sí me acuerdo de mi primera vez en la ciudad, en la playa o la primera vez que vi un televisor, que fue a los cinco años de edad. Fui dado vueltas alrededor de él, para encontrar dónde estaba esa gente, que se veía dentro de aquella caja…

El día que escalé el Aneto, a la edad de cinco años, lo único que recuerdo es que, cuando bajamos de nuevo al pueblo, le quité los ruedines a mi bicicleta. En fin, estar en las montañas era, simplemente, “lo normal”.

P. ¿Ser padre te ha hecho ser más precavido?

K. Siempre he sido muy meticuloso en cuanto a evaluación de riesgos. No diría que el tomar más o menos riesgos ha cambiado como resultado de la paternidad; ha cambiado como resultado de mi experiencia en el monte, de entender cada vez mejor cómo se comporta la montaña y cuáles son mis capacidades y mis límites.

Sí que la paternidad ha cambiado la prevención de riesgos en otros ámbitos. De más joven, hacía viajes muy largos en coche, sin parar a descansar y sin dormir. Ahora no lo haría. Y trato, también, de minimizar mi exposición a contaminación o de cuidar lo que como.

P. ¿Cómo conjugas entrenar y trabajar con ser pareja y padre?

K. Es cosa de estructurar bien la agenda del día. Ahora que las dos niñas van al kindergarten, es más fácil. Emelie y yo podemos entrenar de lunes a viernes, mientras las niñas están allí. Yo, además, suelo hacer una segunda sesión, en la tarde-noche, cuando ya están durmiendo.

Y, los fines de semana, priorizamos la actividad en familia. Normalmente, hacemos un entreno muy corto, para luego ya estar todos juntos.

P. Tus logros deportivos “te vuelan la cabeza” de lo impresionantes que son. ¿Qué te motiva?

K. La principal motivación que siempre me ha movido es, como decimos en catalán, “Fer muntanya”. Se traduce como “hacer montaña” y se refiere, más o menos, a hacer actividad en la montaña, sea trekking, correr, escalada, ski, bicicleta, parapente, o una mezcla de todas. Es, además, sentirte parte de ese entorno donde estás haciendo actividad.

Aparte, hay otras fuentes de motivación secundarias, que han ido evolucionando con el tiempo. En mis comienzos en el deporte, la motivación era ser mejor, ganar ciertas carreras, alcanzar ciertos logros. Más adelante, el objetivo ha sido explorar qué es y qué no posible, ver dónde están mis límites físicos, técnicos o psicológicos.

P. ¿Cuál es tu carrera favorita y por qué?

K. Siempre he dicho, y lo siento así, que mi carrera favorita es la que voy a hacer mañana. La actividad que está por hacer es la que más ilusiona y me impulsa.

Pero, si tengo que escoger carreras de trail, seguramente diría, en distancia larga, HR100 (por los paisajes y por el sentimiento de comunidad de la gente que la organiza y que la corre) y, en distancia corta, Zegama y Sierre-Zinal (por la competición y por el ambiente). He participado tantas veces en estas dos, que siento a la organización como una segunda familia.

P. ¿Tienes algún consejo para lograr dormir la noche antes de una carrera?

K. En mi experiencia, eso se va llevando mejor según compites más y más. De joven, me ponía súper nervioso pre-carrera. Con la experiencia de tener carreras cada fin de semana, me di cuenta de que es como un día más. Debes concentrarte en hacerlo lo mejor que puedas y punto; el resto escapa a tu control.

Si entrenaste bien, no hay nada de qué preocuparse. Y, si no entrenaste bien, no hay nada de qué preocuparse, porque ya no lo puedes a arreglar.

P. ¿Qué pasa por tu cabeza los minutos justo antes de empezar una carrera que puede tomar 20h? ¿Hay una voz interna que te dice “Kilian, vete a casa y trágate entera una serie de Netflix del tirón”?

K. La salida, en una carrera de larga distancia, realmente es muy relajada. Al fin y al cabo, vas a tener mucho tiempo para sopesar la estrategia, adaptarla a las condiciones del terreno, a rivales, etc.

Yo diría que, cuando tienes experiencia haciendo ultras, y ya conoces las miles de cosas que pueden pasar y pasan en esas 20h, lo cierto es que te sientes muy bien en la salida. Es muy diferente en distancia corta: ahí sí hay ansiedad en la salida, porque cualquier mínimo error es determinante en el resultado.

P. ¿Cómo manejas los pensamientos negativos en carrera, cuando las cosas no van bien?

K. Pues… ¡sabiendo que van a venir! En una carrera, va a haber sí o sí momentos de duda y momentos de querer abandonar. Y puede ser interesante engañarte a ti mismo, diciéndote: “cuando llegue al próximo avituallamiento, me paro allí” -sabiendo que no lo vas a hacer.

Otra cosa útil es establecer pequeños objetivos. Otra más es recordarme que estoy haciéndolo porque he querido y porque es algo que disfruto (aunque en ese instante preciso no me esté sintiendo bien).

P. ¿Qué haces en los periodos de recovery tras una carrera o actividad muy exigente?

K. Sigo saliendo a la montaña, pero sin seguir ningún plan estructurado. Hago más escalada, o también correr o esquiar, pero tan largo y lento, como me pida el cuerpo. No hay ningún objetivo concreto con la sesión, más allá de hacer lo que -siento- me permite recargar pilas.

Luego, ya en casa, hago lo de siempre: jugar con las niñas, hacer las tareas domésticas y trabajar en distintos frentes (NNormal, la fundación y leer ciencia del deporte).

P. ¿Puedes darnos un par de tips básicos para orientar correctamente el entrenamiento?

K. Os daré cuatro. El primero es tener claro tu objetivo. ¿Qué buscas con el deporte? ¿Quieres ganar carreras, ganar un campeonato mundial, o quieres simplemente mejorar tu rendimiento o mejorar tu salud? Porque, si tu objetivo es ser competitivo, entonces sí te interesan ese puñado de cosas súper sofisticadas, que te dan ganancias marginales; pero irrelevantes fuera de la élite.

El segundo tip, que vale tanto si tu objetivo es sólo mejorar tus marcas, como si tienes afán competitivo, es construir una buena base. Y la base es (1) hacer todo el volumen que puedas y (2) tocar diferentes intensidades, para dar distintos estímulos y producir más adaptaciones.

El tercer tip es cuidar de la salud. Y, para eso, hay que primero que estimar cuánta carga de entrenamiento puedes soportar, teniendo en cuenta el resto de estresores de tu vida. Si tienes un trabajo o unas tareas familiares o domésticas muy demandantes, debes ajustar la carga de entrenamiento proporcionalmente.

Para la salud también es importante descansar, dormir y comer, tanto como hayas gastado. Ah, y no hace falta recurrir a todos esos gadgets y protocolos de recovery enrevesados (tipo electro-estimulación, botas de compresión, crio-terapias y demás).

Por último, disfruta. La idea es seguir corriendo toda la vida. Así pues, disfruta de la naturaleza, disfruta de los entrenos, disfruta de las carreras. No te tomes demasiado en serio los números, los ritmos, las posiciones. Rallarte mucho con eso no es sostenible.

P. ¿Cuál ha sido el periodo más largo que has pasado sin correr y por qué fue?

K. Hasta hace un par de años, antes pasaba los inviernos enteros sin correr. Antes, de noviembre a abril, sólo esquiaba.

Pero, si te refieres a no hacer actividad en la montaña, los periodos más largos fueron por lesión: la rótula en 2006, el peroné en 2018. Eso supuso como un mes entero parado.

Si no estoy lesionado, no me gusta estar sin hacer montaña. En cierta ocasión, cuando Emelie y yo fuimos a correr la Diagonale des Fous, planeamos quedarnos después una semana tirados en la playa sin hacer nada. Al segundo día, nos miramos y nos dijimos “cambiemos los billetes de avión para poder esquiar mañana”.

P. ¿Cuál es la lección más importante que te ha enseñado el correr?

K. A ser paciente. Aquí no valen los momentos de “subidón total” o esas contadas veces cuando revientas el crono. Esto va de trabajo silencioso y consistente durante años y años.

P. Cuando alguien te quita un récord (como es el caso del Kilimanjaro y Karl Egloff), ¿estás tentado a volver e intentar recuperarlo?

K. En absoluto. De hecho, soy feliz si, compartiendo mi experiencia o mi conocimiento, puedo ayudar a otra gente en sus proyectos o contribuir al progreso del deporte; porque yo también me he apoyado en el trabajo de otros.

En cuanto al crono, a los tiempos, una cosa son las carreras, donde mola competir contra otros. O, en casa, donde hago tests que me sirven para conocer mi estado de forma.

Pero, en proyectos, no me motiva repetir y repetir para rascar unos minutos. Los proyectos son para descubrir. Mejor que repetir, prefiero intentar hacer cosas nuevas.

P. ¿Hay alguna carrera que hayas ganado, o récord que hayas fijado, del que inmediatamente después hayas pensado “wow, no me puedo creer que yo haya hecho eso”?

K. Cuando gané por vez primera una carrera de skimo en la categoría absoluta, siendo yo junior, en Grindelwald en 2007, no me lo podía creer. Desde aquello, ganar una carrera siempre es una satisfacción. Pero no diría que es una “sorpresa”, puesto que es algo para lo que has trabajado duro y que, a la vista de los progresos que vas viendo en el entrenamiento, consideras factible.

P. Si no fueras Kilian Jornet, el deportista, ¿qué crees que estarías haciendo?

K. De pequeño, cuando me preguntaban qué quería ser de mayor, yo siempre decía “contador de lagos”. Eso, creía yo entonces, era lo que hacían los guardas de los parques naturales. Así que, yo diría que, de no ser deportista, habría trabajado para un parque natural, como guía de montaña o como guarda de un refugio.

P. Última pregunta. Si Dios existe, cuando llegues a las puertas del cielo, ¿qué te gustaría que dijese de ti?

K. No soy una persona que piense demasiado en el futuro lejano ni en lo que los demás piensen de mí. Por el contrario, me enfoco en hacer, cada día, lo que creo que es bueno.

¿QUIÉN ES KILIAN JORNET SEGÚN STEVE HOUSE?

Steve House es considerado, por muchos, uno de los mayores escaladores de todos los tiempos. Sin embargo, no notarás eso hablando con él: parece simplemente “un tío normal.” Y es lo que es, un tío normal, pero también un revolucionario en su deporte. Por no mencionar que fue ganador de un premio Piolet de Oro (premio que no se otorga así como así, que conste). Steve es también autor de varios libros de montañismo de referencia y coach en la empresa “Uphill Athlete” (con clientes world-class como David Goettler, Tom Evans o Ruth Croft).

Para esta entrevista, no obstante, lo único que debes saber es que Steve es un viejo y apreciado amigo de Mr. Kilian Jornet. No en vano, Kilian, Steve y su compañero de cordada, Scott Johnston, co-escribieron el libro “Training for the Uphill Athlete”. Le hicimos una llamada a Steve para averiguar cómo podemos ser tan rápidos -o más- como Kilian ahí arriba por las montañas.

P. Steve, eres el co-fundador de Uphill Athlete, que es una empresa que ofrece entrenamiento. ¿Es correcto?

S. Es correcto, sí. Nuestra misión es inspirar y enseñar a la gente a hacer actividad de montaña. Eso incluye desde trail running hasta alpinismo de altura, pasando por el esquí en todas sus variantes, como skimo o esquí cross-country.

P. Guay. ¿Cómo conociste a Kilian?

S. Pues, ahora no sé bien cuándo fue la primera vez que coincidimos…

P. Claro, es que ha pasado bastante tiempo…

S. Sí. Sé que fue compartiendo información sobre una montaña concreta. Yo creo que me escribió preguntando por alguna ruta en el Himalaya y entonces comenzamos a hablar. Más adelante ya pudimos quedar y escalar juntos.

P. Así que le conoces bien, lo que me lleva a mi siguiente pregunta. ¿Cómo podría yo correr arriba y abajo de una montaña más rápido que Kilian?

S. A ver… lo primero es elegir muy bien a tu padre y a tu madre.

P. Jajaja. Okay. Lo pillo.

S. Vale, eso era lo primero. La segunda cosa es empezar a entrenar a los nueve años o a la edad que fuera cuando él empezó a entrenar.

P. Uhum. Fácil también.

S. Lo que no debes hacer, eso sí, es entrenar como Kilian entrena ahora. No debes intentar eso porque Kilian puede mantener la carga gigantesca de entrenamiento que lleva, gracias a todos esos años de construcción de la base. Él empezó desde súper joven, y no hay manera de reemplazar ese volumen temprano de entrenamiento. Y es que tu cuerpo se va a ir moldeando, durante los años de adolescencia, y, cuando alcances la adultez, ya está hecho: no hay vuelta atrás.

Por ejemplo, una cosa que no puedes cambiar es el volumen sistólico (el volumen de sangre que el ventrículo izquierdo bombea con cada latido). Tu corazón tendrá siempre el tamaño que tenía cuando terminaste de madurar. Así pues, alguien que pasó 10 años en su juventud, pidiendo a su corazón que bombease un gran volumen de sangre, tendrá una musculatura cardíaca muy distinta de alguien que pasó esos años mirando televisión.

P. Así que estás diciendo que nunca seré más rápido que Kilian.

S. Yup. Me temo que no.

P. O sea, ése es el secreto de Kilian: se crió haciendo lo que hace. Es una cabra montesa. Es -literalmente- “el hombre montaña”.

S. Sí… Creo sinceramente que ésa es su arma secreta. A ver, por supuesto hay también un componente genético. De hecho, no es un tío muy grande, ¿verdad? Y también he visto (y lo que voy a decir es especulación, basada en mi experiencia) que, en altitud (subir por encima de los 8000m), quienes aclimatan mejor no son tipos muy grandes.

Y tiene sentido, porque vas por ahí cargando con mucho tejido que ha de ser oxigenado constantemente. Estoy seguro de que hay una relación idónea, entre el tamaño del cuerpo y el de corazón y pulmones, para el deporte endurance. Mira la morfología de los mejores corredores de larga distancia: no verás cantidades ingentes de músculo y tejido a oxigenar.

P. ¿Cuánto mide? ¿1’70, 1’75?

S. Tendrías que preguntarle… Pero yo diría que 1’70; no más.

P. Vale, mide 1’70. Pero tiene un corazón enorme como el de un caballo.

S. Y tiene una complexión delgada. No es un tío corpulento, tipo “armario”.

P. O sea, diríamos que es un tío más bien pequeño. Pero con el corazón y los pulmones de un tío mucho más grande.

S. Sí… Es como un coche con un motor gigante, pero un chasis pequeñito.

P. Relación peso-potencia. Interesante. Me estoy acordando de aquel nadador olímpico con pies gigantes…

S. Michael Phelps.

P. Eso. Pies enormes…

S. Y manos grandes, brazos largos.

P. Y ésa era su arma “no-tan-secreta”…

S. Mira, una cosa que me parece súper interesante es que yo creo que el correr por montaña está muy lejos aún de un deporte como la natación. Me refiero a que la natación tiene mucha más historia y, para que llegue alguien y revolucione todas las marcas, ha de ser un auténtico unicornio, como es Phelps.

El trail running o las carreras de montaña no han alcanzado ese nivel. Vaya por delante que Kilian es un máquina, por supuesto. Pero creo (y creo que Kilian diría lo mismo) que va a venir gente que va a ser mucho, mucho más rápida. Es obvio que Kilian tiene talento, pero todavía falta masa de participantes…

P. Quieres decir que el deporte todavía no ha reunido gente suficiente aún, como para saber cuán lejos se puede llegar. ¿Es eso?

S. Exacto. El propio Kilian y yo hemos bromeado mucho con que “todo son risas y diversión hasta que los kenianos se pongan a correr el UTMB”.

P. Jajaja. Ahí le has dado.

S. Sí, sí, tal cual. Y, para que eso ocurra, la clave es dónde está el dinero ahora mismo. Y el dinero ahora mismo está en bajar de 2h en maratón de asfalto. Ese dinero motiva a la gente y, de ese modo, hay una mucho mayor masa de gente intentándolo.

P. Okay. Ya hemos aclarado que nunca escalaré una montaña tan rápido como Kilian. Pero, ¿cuáles son las cosas que necesitaría para convertirme en un, no profesional, pero sí buen trail runner amateur? (Sabiendo que vivo y he vivido siempre a nivel del mar.)

S. Lo primero que necesitas es construir una buena base aeróbica. Hay muchas maneras de lograr esto, pero creo que el método más común y más probado es hacer alto volumen a intensidad zona 2. Y acumular así todas las horas o kilómetros que puedas.

Aparte, has de tener en cuenta que a un adulto le toma 10 años desarrollar su potencial genético, como deportista de endurance.

P. Ya, pero me estás hablando de años (en plural)…

S. Sí. No quiero que la gente piense que esto es algo que puedas conseguir en 12 semanas. Para la mayoría de personas, y si empiezas cuando tienes en torno a 20 años de edad, te va a tomar entre uno y tres años acumular volumen suficiente como para tolerar, consistentemente, semanas de 100 a 130K. Tienes que ir haciendo una progresión hasta alcanzar ese punto; ve más rápido, y te lesionarás.

P. Vale, ya tenemos un primer punto cubierto.

S. Okay. Pues, ya cuando tengas esa base, esa capacidad para tolerar semanas de más de 100K de forma regular, lo siguiente es ir al monte. Vamos a empezar a correr cuesta arriba y cuesta abajo. Una cosa que hemos aprendido, con años entrenando atletas de montaña, es que has de construir la base aeróbica, primero, para luego añadir resistencia muscular. Eso es lo que vamos a trabajar, corriendo cuesta arriba y cuesta abajo.

Y, sí, si vas al IG de Kilian lo verás todo el día subiendo y bajando montañas, tanto corriendo como esquiando. Pero es que él tiene ya una base aeróbica descomunal.

Y, ojo, él también debe seguir haciendo volúmenes grandes de trabajo a baja intensidad, para mantener la base. Pero, con esa base, es como luego puede ir incorporando trabajos de alta intensidad. Y eso incluye esfuerzos de muy alta intensidad y muy cortos, como sprints en rampa. Esto sirve como entrenamiento de fuerza: las fibras musculares aprenden a activarse conjuntamente, para producir potencia.

Y luego está ese trabajo más clásico de umbral (zona 4 en un modelo de 5+2 zonas). Subidas a buen ritmo sostenido, por 30’; y luego bajar al trote para recuperar. Para alguien tan en forma como Kilian, esos intervalos pueden ser incluso de 1h o más.

Y ésa es la razón por la que vive en Noruega. Necesita toda esa verticalidad. Una sesión, donde no acumule 1000 o 2000m+, no va a suponer un estímulo para él.

P. Wow, me va quedando claro. Y ¿qué hay de la altitud?

S. Pues yo diría que el componente altitud no es tan importante porque, todo lo que he mencionado, te va a hacer fuerte para tolerar la altitud. Para entenderlo, suelo decirle a la gente que piense en una situación donde las moléculas de O2 escasean; bien, pero, con el trabajo de base aeróbica, hemos conseguido que todo tu sistema sea más eficiente en la captación, transporte y uso del O2 para, eventualmente, producir energía. En fin, la capacidad para captar O2 y transformarlo en movimiento se entrena a cualquier altitud.

P. Y ¿qué hay de la aclimatación?

S. Eso se consigue relativamente rápido, pasando unas semanas a grandes alturas. No es algo que tome años. Es diferente a la base aeróbica. Es como una especie de afinamiento.

P. Y ¿qué me puedes decir del gesto de correr en la montaña, de la coordinación que requiere?

S. Bien, el correr arriba y abajo de una montaña es, posiblemente, el mayor factor limitante. Digamos que, si no tienes interiorizado el gesto de correr arriba y abajo del monte, eso va a ser determinante. A ver, desde el punto de vista cardio-metabólico, en una carrera te vas a exprimir (porque es el “efecto dorsal”, que sentimos en las carreras); pero, si tienes miedo en las bajadas, eso te va a frenar mucho.

P. O sea, el miedo a caer te frena más que el caerte mismo. Vale. Aparte de eso y del mal de altura, ¿qué otras cosas hay que saber para iniciarse en el correr por montaña?

S. A ver, el riesgo de caer existe. Mira la historia de Hillary Allen. Estaba corriendo la Stromso Skyrace, en Noruega, y se resbaló, cuando corría sobre una cresta. Cayó 45m, rebotando contra la roca. Se rompió los brazos, varias costillas, un ligamento, se hizo cortes… Piensa que, ahí arriba, esa gente va poco más que en ropa interior… Como digo, es un riesgo real.

P. Steve, tengo que preguntártelo: ¿por qué subir montañas? ¿Por qué Kilian y tú queréis hacer el loco por ahí arriba? Da más miedo que el infierno…

S. Sí, sí, entiendo lo que dices. Pero, precisamente por el riesgo, vas 100% concentrado y enfocado en lo que estás haciendo. Nunca me he permitido un despiste, e imagino que Kilian es igual. Puedes tener un resbalón, pero ahí están tus manos reaccionando a tiempo.

Y, respecto a la altitud, realmente no es un peligro, si pasas ahí el mínimo tiempo posible. Se trata de subir y bajar lo más rápido posible. Sí, te notarás algo mareado al llegar abajo. Bebes agua, duermes, y todo está en orden.

P. ¿Qué mitos crees que existen en torno al correr por montaña o al alpinismo?

S. Es una buena pregunta. Supongo que el mayor mito es aquello de “esto no es para mí”. “No se me da bien, no tengo la preparación, no tengo las habilidades”… Ninguno teníamos las habilidades cuando empezamos en esto. Pero es lo bueno de la comunidad montañera: en cada monte, en cada sector de escalada, hay alguien dispuesto a apoyarte y enseñarte. Es también una de las cosas que buscamos con “Uphill Athlete”: acoger y ayudar a gente de todos los niveles.

P. Cómo mola…

S. Y no hay competición entre unos y otros, cosa que me encanta. Por supuesto que, en carreras, pruebas como UTMB, la gente quiere ganar; pero no hay mal rollo ni siquiera entre el top 10 de chicos o chicas. Se apoyan mutuamente y se ayudan a sacar la mejor versión de uno mismo. Saben que es sólo un día: puedes tener problemas digestivos ese día o ampollas, o puedes tener un gran día, y está bien en ambos casos.

Es lo que me gusta de la montaña. Creo que en los EEUU, por influencia del fútbol americano o la NBA, hemos convertido el deporte en religión. Ganar lo es todo. Pero, por cada ganador, hay un millón de perdedores. En la montaña hay un millón de ganadores, porque tenemos la suerte de estar ahí fuera en el monte, haciendo algo que nos llena de alegría, y con gente buena alrededor.

P. Eso es fantástico.

S. Es una maravilla. Es una maravilla la comunidad montañera.

P. Última pregunta. Conoces a Kilian desde hace mucho tiempo. ¿Qué sabes de él que la audiencia se sorprenderá al descubrir? Algo como, no sé, que tiene un tatuaje en la nalga derecha.

S. Veamos. Lo que yo creo que a la gente le sorprende más es cuán afable y humilde es. Puede sonar gracioso, pero es un tío súper entrañable. Es muy amable y cariñoso. La gente lo tiene en un pedestal (por razones obvias), pero, cuando tienen la oportunidad de interactuar con él, se dan cuenta de esto.

Hace poco hicimos una videollamada con Kilian y los deportistas de “Uphill Athlete”. Kilian nos habló de su entrenamiento y respondió preguntas. Seríamos unas 25 personas conectadas. Kilian acababa de llevar a las niñas a dormir y se presentó con el pelo despeinado y ropa de andar por casa. Era uno más.

P. Es “un tío normal”.

S. Un tío normal. Es el mejor.

P. Gracias, Steve.

S. Un placer.

CONCLUSIÓN

Entonces, ¿qué hace falta para ser el GOAT, para ser el “hombre montaña”?

Pues, no poco…

Lo primero es tener buena genética. Nada que hacer ya en este punto.

Lo segundo es una infancia y adolescencia activas. No sé si haciendo bici, escalada o skimo 4h al día, como Kilian; pero, desde luego, no mirando televisión y jugando a la Play Station.

Lo tercero es construir la base aeróbica: dos-tres años de alto volumen semanal, hasta tolerar regímenes de 100K/ semana consistentemente.

Lo cuarto es construir la punta de la pirámide. Esto incluye hacer trabajo de intensidad, como subidas a umbral o series muy cortas en zona roja.

La punta de la pirámide incluye también acostumbrar la musculatura a las subidas: contracciones repetidas por 30, 40, 60 minutos sin descanso.

Y aprender a bajar; lo que implica un componente muscular (por las contracciones excéntricas) y un componente psicomotriz (por la rápida coordinación necesaria para sortear obstáculos).

Si a eso le añades pasión por entrenar, meticulosidad, estudio, experimentación, exploración, a la par que una sencillez, generosidad y humildad sobresalientes, pues tendrás buena parte de los ingredientes detrás de la figura de Kilian.

El “hombre montaña”. Un tío fantástico. “El mejor”, en palabras de Steve House.

Corresendas, espero que hayas aprendido y disfrutado del episodio, tanto como yo preparándolo. Si fue así, por favor, haz alguna de las siguientes cosas para apoyar el podcast. Ya sabes que no me da un céntimo y, sí, me cuesta tiempo, esfuerzo y el pago del hosting.

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Nos encontramos aquí en unos días, si no antes por el monte. Hala, a pisar sendas!

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